Un jerezano en Escocia: "Viví el corralito griego, finalmente la gente encuentra su camino"

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Daniel Sempere es un joven ingeniero que lleva dos meses en Glasglow: "Dejemos estabilizarse a los mercados y ver cómo se aclara todo".

Daniel lleva apenas un par de meses viviendo en Glasgow, la capital de Escocia, donde los resultados del referéndum celebrado esta semana para decidir el futuro de Reino Unido en la UE dio los resultados más abultados a favor de la permanencia. El 62% de los escoceses quiere seguir perteneciendo a la Unión Europea, aunque el resultado global –51,9% a favor de la salida– vislumbra ahora un escenario impredecible.

“Estamos en un momento de extrema volatilidad alimentado por los medios de comunicación, dejemos estabilizarse a los mercados y ver cómo se aclara todo”, dice Daniel Sempere, un ingeniero civil de 29 años que trabaja en una empresa de aerogeneradores. Él, cuenta, no cree que el Brexit tenga un impacto “a corto ni medio plazo” en la vida de los habitantes de Reino Unido. “Según el tratado de Lisboa ahora se inicia un proceso de aproximadamente dos años para renegociar los tratados”, explica. Aunque, seguramente, se alargará algún año más.

“Desde el punto de vista laboral no creo que suponga ningún problema, los inversores posiblemente se mostrarán reticentes durante unos meses, y ello tendrá algún pequeño impacto en la carga del sector de las renovables; pero debemos tener en cuenta que la UE es básicamente una unión comercial y tanto europeos como británicos tienen claro eso”, añade Sempere, que cree que la de Reino Unido es una economía “lo suficientemente sólida y basada en el sector financiero como para caer en unos pocos meses”.

Él, que ha vivido los días previos al Brexit, asegura que al menos en Escocia el ambiente no ha sido “tan frenético” como vende la prensa española. “La gran mayoría de los autóctonos con los que trabajo apoyan la salida de la UE o al menos una renegociación del status quo de Reino Unido en Europa”, señala, aunque el resultado final en Escocia ha sido muy diferente.

También conoce a otros españoles que viven allí. La mayoría, dice, creen que la salida de la UE es un error. “Desde mi punto de vista el análisis es muy superficial, se centran en la incertidumbre que crea la ausencia de respaldo del mercado de la UE y no focalizan su atención en que es el propio mercado europeo y el sistema político y de reparto de la riqueza europeo el que genera los populismos que alimentan este tipo de situaciones”, señala.

Daniel está ya curado de espanto. Además de en Escocia, también ha residido en Irlanda, Francia, Alemania, Portugal… y Grecia. “Viví el referéndum, la crisis y el corralito griego en su época más álgida”, explica, y añade: “Finalmente la gente encuentra su camino y una manera de sobrellevar el día a día. No estoy preocupado”.

El joven ingeniero lleva viajando desde antes de terminar la carrera. En Newcastle (Inglaterra) terminó el proyecto final y aprendió el idioma, luego estuvo en Alemania buscando trabajo y, tras una breve vuelta a España para estudiar un máster, no para de viajar por su actual puesto. Ahora está en Escocia, mañana no sabe.

De momento tampoco se plantea volver a España. “Prefiero seguir conociendo mundo”, señala. De hecho le gusta viajar de un lado para otro. “Lo que me encanta de mi trabajo es la posibilidad de no estar más de un año en un país y de siempre poder conocer sitios nuevos, no me veo establecido en ningún sitio fijo; síndrome del viajero creo que le llaman”.

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