Un brazo roto por una acera en mal estado y una factura de casi 4.000 euros en costas judiciales

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Mari Carmen Corrales, con 60 años de edad y que sufrió una caída en la avenida de Ámsterdam, pierde la denuncia que interpuso contra el Ayuntamiento, al que el juez exime de costear su rehabilitación.

El 20 de mayo del pasado 2012 Mari Carmen Corrales, vecina de La Granja de 60 años de edad, sufrió una caída en la avenida Ámsterdam, en Jerez, que le provocó una rotura de húmero en el brazo derecho y un traumatismo craneoencefálico. "Hoy todavía me duele la cabeza. Estoy harta de decírselo al médico", expresa. La caída no fue fruto de un despiste. Mari Carmen caminó por el único hueco de la acerca que quedaba entra la terraza de un bar y los coches estacionados. Y, con el pavimento repleto de agujeros, tuvo la mala suerte de que el pié se le quedó encallado en uno de los desniveles y se cayó de boca.

"Ella estuvo en quirófano cuatro horas y media, seguidos de siete meses de rehabilitación costeados por la seguridad social y por médico privado", relata el pequeño de sus cuatro hijos, Alberto Santiago, quien se muestra indignado tras conocer a mediados de 2017 que el juez exime al Ayuntamiento de pagar los costes de la rehabilitación de su madre y que su familia tiene que pagar casi 4.000 euros al Ayuntamiento por las costas judiciales. "Yo ya no pensaba en el dinero. Me duele que no hayan tenido en consideración el dolor y la depresión que yo he pasado", explica Mari Carmen. "Es una impotencia..., yo quería que hubiera justicia", agrega. 

Alberto cuenta que cuando su madre tuvo aquel fatídico accidente, denunciaron al Consistorio jerezano porque su caída fue provocada por el mal estado en el que se encontraba el acerado de la avenida Ámsterdam. "Pero la resolución llegó cinco años después con fallo favorable al Ayuntamiento. El juez admitió que todo lo que ocurrió fue verídico, que el pavimento estaba en mal estado y que no hacía falta admitir testigos porque con la acreditación policial era bastante. No obstante, la sentencia exime al Ayuntamiento de costear la rehabilitación de mi madre", informa. "Lo peor son las consecuencias del accidente, el trauma. A ella le ha dolido que la ninguneen, porque gracias a Dios todos tenemos trabajo y estamos bien económicamente hablando", continúa. Seis años después de aquella operación, Mari Carmen tiene movilidad reducida en el brazo derecho, ya que tan solo puede levantarlo unos 40 grados. "Mi madre era de las que se levantaba temprano por la mañana, y se iba a hacer los mandaos. Pero ahora está muy limitada. El simple hecho de peinarse, escribir... Ella tiene que impulsarse para poder mover el brazo", destaca su hijo. "Yo psicológicamente no he quedado bien. Me duele la cabeza y tengo una abolladura en un lado", comparte. "He tenido que aprender a vivir con ese dolor permanente ahí", enlaza. 

El accidente de Mari Carmen, sumado al infarto que sufrió su marido, hizo que el pequeño de sus hijos renunciara a su trabajo en Castellón para llevarla todas las mañanas a rehabilitación y ayudarla en todo lo que necesitara. "Tuve que dedicarme a ellos dos". No obstante, cuando la cosa se puso un poco mejor, Alberto pudo regresar a su mismo puesto de trabajo, como soldador de plantas industriales.

"A una persona le ocurren estas cosas y... ¿Qué haces? Piensas que no eres nadie"

Hoy el traumatólogo le ha recomendado a Mari Carmen una nueva operación, ya que tiene sus tendones "dependen de un hilo". "No he quedado bien de la primera operación", critica la sextagenárea, al tiempo en que comenta que no quiere volver a pasar por quirófano. "Esto son cosas muy dolorosas y yo he pasado mucho dolor". Entre el malestar de Mari Carmen y la resolución judicial, la familia se siente indignada: "A una persona le ocurren estas cosas y... ¿Qué haces? Piensas que no eres nadie", concluye Alberto. 

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