La Torre de la Atalaya o 'De la Vela', símbolo de Jerez, encara una nueva vida tras siglos de abandono

La alcaldesa visita el BIC y anuncia un plan para poner en valor el monumento gótico-mudéjar, tras una primera fase de consolidación financiada con más de 80.000 euros

Vista de Jerez desde la Torre de la Atalaya.
15 de septiembre de 2025 a las 15:47h

La Torre de la Atalaya, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y adosada a la iglesia de San Dionisio, ha recibido la visita de la alcaldesa María José García-Pelayo, acompañada de varios miembros de su equipo de gobierno, como el primer teniente de alcaldesa y delegado de Presidencia, Agustín Muñoz. Este emblemático monumento civil, construido en el siglo XV y uno de los símbolos del casco histórico de Jerez, fue objeto en el pasado 2023, nada más aterrizar de nuevo en la Alcaldía, de una primera intervención de emergencia gracias a una subvención de 80.195 euros de la Diputación de Cádiz.

Durante la visita, García-Pelayo ha recordado que los trabajos ejecutados se han centrado en la consolidación y reparación de elementos en mal estado, con el objetivo de frenar el deterioro de una construcción que llevaba décadas olvidada. Además, se elaboró un estudio técnico que permitió evaluar en detalle la situación real de la torre y abrir la puerta a nuevas fases de rehabilitación.

Próximos pasos en la restauración

La regidora ha destacado que el siguiente paso del gobierno municipal será diseñar un plan integral de intervención para devolver este icono histórico a la ciudadanía. “La Torre se encontraba muy deteriorada, y con esta primera actuación la estamos conservando y evitando un mayor deterioro; ahora, el siguiente paso será seguir haciendo obras que permitan que los jerezanos y las jerezanas la puedan disfrutar”, ha subrayado.

El proyecto contempla dos fases: una centrada en el interior de la torre, con mejoras de accesos y seguridad, y otra dedicada a la rehabilitación exterior del inmueble. La alcaldesa ha insistido en que este plan se enmarca en la estrategia municipal de recuperación del patrimonio cultural de Jerez, con el objetivo de abrir los edificios históricos a los visitantes y dar a conocer la historia de la ciudad.

Una joya gótico-mudéjar

La Torre de la Atalaya, también conocida como torre de la Vela o torre del Reloj, fue construida en 1447 por el concejo con la colaboración del noble Perafán de Ribera. Su principal función fue albergar el primer reloj municipal, instalado en 1449. Aunque la maquinaria desapareció y su esfera fue retirada en el siglo XX, el edificio sigue siendo considerado el mejor ejemplo del gótico-mudéjar jerezano.

La edificación, de titularidad municipal, se compone de dos volúmenes adosados a la parroquia de San Dionisio. En la planta baja, una bóveda de crucería con capiteles vegetales y mocárabes recuerda su origen medieval, mientras que la parte superior albergaba el reloj y abre un gran hueco hacia la plaza Plateros. Hoy, sin embargo, presenta un grave estado de abandono, con techos cubiertos de vegetación y restos que reflejan años de desidia.

La alcaldesa, durante la visita a la Torre de la Vela en Jerez.

El párroco de San Dionisio, Luis López-Cuervo, lamentaba hace unos años, en un reportaje con lavozdelsur.es, la situación actual de la Torre: "Queremos que se restaure, es una lástima que esté en estas condiciones”. Además, recordaba el origen del nombre de la Vela, vinculado al fuego que en el siglo XVI mantenía en alerta a los jerezanos ante las incursiones berberiscas.

Un futuro atractivo turístico

Su recuperación no solo tendría un valor patrimonial, sino también turístico. Colectivos locales y expertos en historia reclaman desde hace años un plan que permita abrir la torre al público, siguiendo el modelo de otros monumentos recientemente recuperados como la torre de la Catedral. La Atalaya podría convertirse en un reclamo singular para visitantes y en un espacio cultural para la ciudad.

La Torre de la Atalaya fue declarada BIC en 1979 y ya en los años 60 y 70 recibió restauraciones parciales, aunque insuficientes para garantizar su conservación. La intervención de emergencia de hace dos años frenó un posible desprendimiento, pero la ciudad espera ahora un plan ambicioso y definitivo que devuelva el esplendor a esta joya de más de cinco siglos de historia.

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P. S. M.

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