En el taller de Clay Cats, la artesana que crea esmaltes propios y organiza fiestas con barro en Jerez

Gloria Aranda Millares celebra un año en su nuevo taller de Jerez, tras una trayectoria de dos décadas trabajando con cerámica y arcilla polimérica que la llevó también a lugares como Nottingham o Amberes

La artesana Gloria Aranda, creadora de la firma Clay Cats, en su taller en la calle Matadero, en Jerez.
La artesana Gloria Aranda, creadora de la firma Clay Cats, en su taller en la calle Matadero, en Jerez. MANU GARCÍA

Adornos navideños, un set de sushi, un sinfín de botes, estanterías, pinceles y tornos. El taller del número 6 de la calle Matadero, en Jerez, acaba de cumplir un año de creaciones artesanales de la mano de una mujer que hace magia en 100 metros cuadrados. Paciencia, cariño, dedicación y talento son los ingredientes de cada pieza que sale del horno de Gloria Aranda Millares, vallisoletana de 41 años afincada en el sur desde los cinco y que vive de la artesanía desde 2003.

En “el local grande”, como ella lo llama, —empezó en una habitación muy pequeña— da clases de cerámica junto a otras compañeras que organizan talleres de acuarela, de jardines eternos o de pantallas para lámparas. Pero también realiza fiestas privadas en las que el barro es el protagonista. “El otro día tuvimos una despedida de soltera y estuvimos toda la tarde haciendo cositas, es una forma diferente de celebrar”, comenta Gloria a lavozdelsur.es.

Desde el taller, cuenta cómo siempre ha estado con las manos manchadas de arcilla. Todo empezó cuando unas amigas de su tío aparecieron con unos pendientes sencillos que habían hecho ellas mismas. “De un día para otro me cambió el chip, busqué por internet y vi la cantidad de técnicas se podían hacer”, que no eran las típicas que se veían en los mercados de aquella época”, recuerda la vallisoletana, que reconoce que “nunca me había interesado la artesanía antes”. Y, de hecho, antes de adentrarse en este mundo, había trabajado en hostelería o en oficinas, pero nunca con el arte.

Gloria utiliza el torno.
Gloria utiliza el torno para crear piezas. MANU GARCÍA

Hace 20 años probó la arcilla polimérica, material del que quedó prendada tras este encuentro fortuito con las joyas de esas amigas de su familia, y desde entonces, descubrió una comunidad “muy interesante” que le llevó a realizar cursos por el mundo. Aprendió en Nottingham durante varios años, ciudad donde asistió a festivales repletos de artistas como Donna Kato, Sarah Shriver o Dan Cormier.

A su vuelta, creó su propia firma, Clay Cats, en honor a sus dos gatos, Simón y Fellini, que “eran como mis hermanos”, y al material con el que trabajaba en inglés. En 2010 decidió abrir una tienda en el extinto zoco de artesanía. “En ese momento internet no iba como ahora y no tenía muchas visitas, así que la cerré al año siguiente”, comenta Gloria, que dio un giro y optó por reenfocar su trabajo artesanal.

En 2013 realizó un grado superior de Cerámica artística en la Escuela de Arte de Jerez y se marchó a Amberes, en Bégica, a hacer prácticas al Atelier Richard. “Allí vi lo que era la vida real de un taller y me encantó”, dice rodeada del material en el que se especializó.

Detalle de tazas y jarrones creados por Gloria.
Detalle de tazas y jarrones creados por Gloria. MANU GARCÍA
La ceramista trabaja en su taller, donde también da clases.
La ceramista trabaja en su taller, donde también da clases. MANU GARCÍA

A su regreso, se aventuró a montar su propio taller y, hace un año, se trasladó a la calle Matadero donde reposan jarrones, lámparas, joyas y vajillas. “También tengo alguna escultura escondida, pero no estoy preparada para enseñarlas todavía”, dice.

En este recoveco, practica, inventa y prueba todo lo que se le ocurre. A Gloria le encanta investigar y crear sus propios esmaltes para darle ese toque distinto a las piezas. Se pueden comprar, pero no es lo mismo. “Siempre van a salir diferentes y le doy un poquito más de personalidad a la pieza”.

Según explica, es “un trabajo duro” porque realiza muchas pruebas previas. Hasta que no salen del horno, no ve realmente cómo ha quedado el tono. “Hay que hacer la pieza, cocerla una vez, diez horas de subida de temperatura y un día y medio hasta que se enfría. Luego se esmaltan y se vuelven a meter otra vez para la cocción”, detalla.

Algunas de las piezas de Clay Cats.
Algunas de las piezas de Clay Cats. MANU GARCÍA

Su trabajo conlleva un proceso largo que aporta una mayor exclusividad al objeto. Se acercan fechas señaladas en las que la artesanía es una opción para regalar. “Hay veces que la gente no es consciente del tiempo que se tarda en hacer una pieza. Aunque quiera hacerla rápido, el barro necesita su tiempo”, comenta la ceramista, que se centra en la cerámica, aunque a veces hace encargos especiales del primer material que descubrió.

Gloria saca adelante con ilusión este taller donde gestiona clases, cursos, redes sociales y fabricación de piezas. Además de contar con una web, Clay Cats, donde pone a la venta todo lo que sale del horno.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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