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Propietarios de comercios tradicionales piden soluciones al Ayuntamiento para no volver a sufrir riadas si se producen nuevas lluvias.

Federico y Josefa, de modas Tejedor, han vivido muchas riadas en la calle Honda. La de anoche fue una más a añadir a esa larga lista. Pasaban las 10 de la mañana de este martes y ambos comerciantes seguían limpiando la tienda, que se ha pasado cerrada toda la mañana. “En Jerez son más importantes los carriles bicis y las comilonas de los políticos que arreglar esto. Cada vez que llueve igual, y lo de anoche no fue para que se inundase toda la calle”, criticaba Josefa, fregona en mano.

Su marido, que no se queda atrás, considera que “aquí los que siempre se fastidian son los pequeños comerciantes. Si se le inundara la tienda a Mango o a Zara esto lo arreglaban en dos días. Y yo entiendo una riada grande, ¿pero por media hora lloviendo fuerte todo esto? ¿Y si se me estropean los trajes quién me arregla esto, el Ayuntamiento?”.

Federico y Josefa explican que la noche del lunes volvieron a la tienda “cuantito nos llegó al móvil el primer vídeo. Estuvimos hasta las 11 y media quitando lo más gordo, y hoy desde temprano”. “Menos mal que algunas prendas estaban en alto, porque aquí ha habido dos dedos de agua”, relata Federico, que recuerda la última riada grande en la calle, en 2011, cuando su mujer  y su hija tenían que empujar la puerta del local ante la fuerza de la corriente. “Nos llegaba el agua a las rodillas”, señala ella.

Para Federico, la solución al problema “es muy fácil. Arreglar el sistema de desagüe desde La Plata y Lealas, que es por donde siempre viene el agua”.

Unos metros más abajo, Lucrecia, empleada de la herboristería Dieten, sigue quitando agua “desde las nueve de la mañana”. Cuando vi el periódico me vine corriendo temprano, pero había tres dedos de agua”. La tienda, que tiene bastante profundidad, se anegó por completo hasta justo detrás del mostrador, donde ya hay unas escaleras que llevan a otras dependencias. “Menos mal que los productos que tengo más bajos están sobre palés, así que no se han mojado”, explica María, propietaria del negocio, que en tres años y medio que lleva instalada en Honda no había visto algo igual.

En Lupita, otra tienda de ropa, su propietaria, Jesica, afirma que la noche del lunes se fue de su tienda a las nueve menos diez y todavía Honda no se había convertido en un río. Eso sí, afirma que estuvo quitando “botellas, hojas y basura de la pocetilla antes de irme”. Finalmente llegó el agua, aunque afortunadamente a su negocio apenas entró medio metro ya que la puerta de acceso no está a ras de acera, sino que cuenta con una pequeña rampa. Eso sí, dos locales anexos a su negocio, que los está arreglando para montar otra tienda, sí se llenaron de agua, explica Jesica.

Otro punto conflictivo fue la calle Ancha. Famoso se ha hecho el vídeo de dos jóvenes circulando con su coche por una vía que llevaba más corriente que el propio Guadalete. El negocio que más sufrió la riada en este punto fue el bar Nuevo Canalejas, que durante la mañana ha permanecido cerrado. En la vecina carnicería Manuel Lara, Ana María Soto tuvo sesión de limpieza a primera hora para retirar todo el fango acumulado. “Cada vez que pasaba un coche se formaban olas, imagínate cómo estaba esto”, relata. María Pérez, vecina del número 20 de Ancha, explica que el bajo de su vivienda también se llenó de agua. “El problema es que cuando abrieron la calle Tarxdirt para arreglarla pusieron tuberías de las grandes, mientras que aquí dejaron las antiguas, que son más pequeñas, y se forma un embudo que impide que el agua corra bien”, considera la vecina.

Cortes de luz

En el cruce de Porvera con Ancha, Ponce y Lealas todavía permanecía abierta la tapa de alcantarilla que anoche tuvieron que abrir los bomberos para que ayudara a tragar todo el agua. Algunos vecinos se afanaban aún en limpiar sus coches, mientras que en la confitería San Sebastián, frente a la Victoria, su propietaria lamenta estar sin luz “desde la una de la mañana”. “Vamos a tener que tirar los pasteles, porque son ya muchas horas sin nevera”.

En calle Ponce, el Bar Shema tampoco tiene luz desde anoche. “Sólo en desayunos he perdido ya unos 130 euros, y teniendo en cuenta que tampoco puedo cocinar, añádele lo que pierdo por las comidas. Ya es un día perdido”, afirma Juan Román, propietario del negocio, que afirma que un martes normal puede hacer unos 350 euros de caja.

El corte de luz que afecta a estos negocios viene de calle Ponce. Por la obra del carril bici una red eléctrica subterránea ha quedado a la vista, y a pesar de taparse anoche, el agua caída la afectó, produciéndose un cortocircuito y una fuerte llamarada que obligó incluso a que acudieran los bomberos, explican los vecinos. Técnicos se afanaban este mediodía en volver a dar luz a las viviendas y negocios afectados.

Aquajerez saca pecho

Curiosamente, apenas cuatro días antes de la riada, Aquajerez anunciaba que, a fecha de 30 de septiembre, había limpiado 68.104 imbornales, señalando que “se ha actuado sobre todos los existentes en el municipio al menos dos veces” y representando esto “un 26’7% más de lo programado en las obligaciones de la empresa”. Además, para el último trimestre del año anuncia que limpiará 17.913 unidades más.

En referencia a los colectores de saneamiento, Aquajerez igualmente anunciaba que ha limpiado 46.574 metros frente a los 37.500 previstos, por lo que también afirma haber superado lo programado en un 24’1%.

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Jorge Miró

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