José Antonio Romero no estudió empresariales. Seguramente en su época ni siquiera existía esa carrera, pero ni falta que le hizo a este sanluqueño de mente despierta, criado en El Puerto de Santa María, que supo ver en el marisco un negocio y un modo de vida próspero a través de una empresa que a día de hoy es todo un emblema de su ciudad de adopción.

Estamos en los años 40 del pasado siglo cuando Romero decide repensar el modelo de negocio de su padre, exportador e importador de mariscos. Además de venderlo, ¿por qué no cocerlo para su consumo directo?, piensa. La azotea de la vivienda de sus suegros, en la calle Ganado, se convierte en un improvisado cocedero y empieza a vender el producto al peso para el gran público, una idea esta última surgida de la mente de su esposa.

Gracias a esas ventas y a sus ahorros, José Antonio monta su primer cocedero en el número 1 de la calle Ganado. Era 1952 y por entonces se constituye como tal la empresa Romerijo. El nombre viene casi por casualidad. En aquella época firmaba los telegramas dirigidos a los mercados centrales como Romero García (Hijo), pero el telegrafista, por eso de ahorrar en letras y en el coste del mensaje, fue acortando hasta dejarlo en Romerijo. Poco a poco, su clientela va haciéndose fija y cada vez más amplia. El cocedero de la calle Ganado pasa en 1972 a la avenida del Parque y Vergel del Conde —actualmente Ribera del Marisco, precisamente por el éxito alcanzado por Romerijo— y, justo al lado, tres años después, abre una cervecería que bautizaría con el nombre de una mujer a la que tuvo gran aprecio: Catalina Santos, La Guachi, que se había ganado la vida vendiendo marisco fresco en las playas portuenses en los años 40 y 50.“Mi padre conoció el éxito de Romerijo, afortunadamente, pero nunca fue consciente de la repercusión y notoriedad que iba a alcanzar”, explica Olga Romero, consejera delegada de la empresa. Efectivamente, la compañía se ha convertido con el paso de los años en un emblema de la ciudad que la vio nacer y crecer —todavía se recuerda ese antiguo eslogan de “ven a El Puerto, ven a Romerijo”— hasta el punto de ser un lugar de encuentro sobre todo para los muchos moteros que, cada año, no dejan la oportunidad de vivir el Gran Premio de España de Motociclismo en esta localidad costera.

La empresa da trabajo en verano a unos 130 profesionales y a cerca de un centenar en invierno, casi la mitad que hace diez años, cuando estalló la crisis económica, de la que Romerijo ha escapado no sin dificultades. Su expansión a Madrid y a otras grandes capitales quedó en stand by, además de verse obligada a cerrar su cervecería en Sevilla. Pero los contratiempos nunca han amilanado a la familia Romero, que siempre ha tenido como referencia al fundador de la empresa, tan luchador e innovador para muchas cosas. De hecho, éste introdujo como modo de conservación del marisco el nitrógeno líquido hace nada menos que 35 años, cuando ahora parece algo muy novedoso entre los grandes chefs.Obviamente, la calidad del producto ha sido y es otra de las causas del éxito de Romerijo. Miles de kilos de marisco proveniente del Golfo de Cádiz, de la zona de Levante y del Cantábrico y Galicia, pero también de fuera de nuestras fronteras: Mauritania o Sudáfrica, en África, y Escocia, Irlanda e Inglaterra, en las islas británicas, llegan semanalmente a las modernas instalaciones que tiene Romerijo, en donde incluso mantienen el producto vivo gracias a sus numerosas cetáreas (viveros destinados a los animales marinos).

Ahora, tras pasar los peores años de la crisis, Romerijo ve el futuro con optimismo. A pesar de su cierre en Sevilla capital, la empresa abrió en un centro comercial del Aljarafe sevillano, promovido por El Corte Inglés, un nuevo concepto de restaurante que está teniendo bastante éxito, además de seguir con la mente puesta en la expansión a la capital de España. “Nuestras miras están puestas en hacer las cosas mejor día tras día y a estar atentos a cualquier novedad en cuanto a producto y tecnología. Nunca nos hemos echado a dormir. De hecho, desde 2002 somos pioneros en la venta de marisco online para toda la península y Baleares”, destaca Olga Romero, que también tiene palabras de elogio para sus clientes. “Mi padre nunca olvidó sus orígenes humildes y por eso en nuestras vitrinas hay todo tipo de productos y a todos los precios, para que cualquiera, sea una pareja joven o adulta, pueda encontrar lo que quiera y sentarse a disfrutar en nuestras mesas”.

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Jorge Miró

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