Una reliquia, más de tres siglos… y muchas preguntas: así es la Sábana Santa de La Merced

Una de las contadas copias del Santo Sudario de Turín se custodia en la basílica mercedaria de Jerez. Investigadores apuntan a que su antigüedad es de unos 350 años, aunque podría sumar algún siglo más

La replica autentificada de la sábana santa de la Merced.
28 de noviembre de 2025 a las 20:35h

La Síndone de Turín, una de las reliquias más veneradas del Cristianismo, continúa siendo objeto de intensos estudios histórico-científicos sobre su autenticidad. Según investigaciones recientes, el sudario podría tener unos 2.000 años, coincidiendo con la época de Jesús.

A lo largo de los siglos, la repercusión de la Síndone ha sido extraordinaria. Tanto es así que en España existe el Centro Español de Sindonología, integrado por expertos e interesados en descubrir la verdad sobre el Santo Sudario y otras reliquias relacionadas con Jesucristo.

Actualmente, se conocen alrededor de medio centenar de copias autenticadas del sudario en todo el mundo. Una de ellas se encuentra en la basílica de La Merced en Jerez. Conservada en un precioso arcón, cerrado con tres llaves y sellado, esta copia —una de las pocas existentes en España— solo se expone en ocasiones excepcionales. La última vez fue en 2018, con motivo del jubileo por los 800 años de la fundación de la Orden Mercedaria. No solo es una copia pintada. Su valor devocional estriba en haber sido tocada con las original, como se certifica en una autenticación manuscrita.

Inscripción en francés en el reverso de la sábana que autentifica la copia.

¿Una copia más antigua de lo que se cree?

La datación de esta réplica es de 1682. Sin embargo, hay indicios que invitan a pensar que podría ser mucho más antigua. Francisco Antonio García Romero, filólogo, miembro del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, que ha estudiado a fondo la pieza, sostiene que “es posible que esta copia se hiciera mucho antes y que viniera entre las reliquias que trajo el padre Inestrosa a la basílica”. Se sabe que llegó a Jerez a finales del siglo XVIII, y que podría haberse realizado en la ciudad francesa de Chambery, donde se custodió la Síndone original.

El cofre en el que se guarda la reliquia.

Incluso hay quienes apuntan al siglo XVI, coincidiendo con el permiso otorgado por el papa Julio II para elaborar copias del Santo Sudario. El historiador destaca un dato clave: la autenticación de la copia por Girolamo Nazzi, custodio de la reliquia original de Turín, cuya firma manuscrita puede verse en una de las esquinas de la pieza. Un detalle fundamental que refuerza su validez y que h estado en contacto con la Síndone turinesa.

Un pequeño fragmento que podría ser de la Síndone original 

Junto a la credencial, hay un detalle que fascina a los investigadores: un pequeño trozo de otro tejido, cosido sobre la copia. “Sin que sepamos muy bien por qué, hay un trocito de otro tejido sujeto encima”, relata García Romero, quien considera posible que se trate de un fragmento del sudario auténtico.

Hasta 1931, los fieles acudían a la basílica no solo para venerar la copia, sino también para tocarla con objetos personales, con la creencia de que transmitía la sacralidad del sudario original. El cofre que la contenía requería tres llaves distintas, en manos de tres personas diferentes para ser abierto.

Aunque se trata de un dibujo, la réplica está cubierta por una especie de pasta protectora. “No sabemos por qué. Quizás para evitar que el roce la deteriorara”, explica el investigador.

La sábana extendida.

La sábana se exponía en días señalados, como el Viernes de Dolores, el Jueves Santo o el 15 de agosto. Testimonios recogidos describen un ritual específico: la pieza se colgaba en dos varales sostenidos por diáconos, mientras los fieles pasaban frente a ella para su veneración.

Para García Romero, todavía quedan aspectos por descubrir. Con al menos 350 años de antigüedad, esta pieza sigue planteando preguntas: ¿cómo llegó a Jerez, por qué se trajo y qué simbolismo encierra? “Está claro que la curiosidad existe y seguirá existiendo”, afirma.

El investigador defiende que a la Síndone jerezana “hay que darle el valor que merece, tanto en lo religioso como en lo histórico”.

Sobre el autor

Kiko Abuín

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