El teniente de alcaldesa Jaime Espinar, delegado de Servicios Públicos, Desarrollo Sostenible y Eficiencia Energética del Ayuntamiento de Jerez, ha participado en una visita guiada por varias calles emparradas del centro histórico. La actividad, organizada junto a la asociación ciudadana Los Emparrados, se enmarca en la Semana Europea de la Movilidad 2025 y tiene como objetivo mostrar cómo estas cubiertas vegetales pueden mejorar la salud y la habitabilidad urbana.
Espinar destacó que recurrir al emparrado es una forma de hacer las calles “más habitables” y, al mismo tiempo, mantener una solución tradicional que forma parte de la “seña de identidad” de Jerez.
Del centro histórico a un modelo de ciudad sostenible
La ruta comenzó en la calle Cadenas, la primera vía emparrada en 2025 por iniciativa vecinal, y continuó por zonas emblemáticas como Rincón Malillo, donde los vecinos cuidan sus propias parras. Estaba previsto culminar en la mítica calle Ciegos, en las Bodegas González Byass, reconocida mundialmente por su cubierta vegetal, aunque el calor obligó a acortar el recorrido.
Durante la visita, Espinar agradeció el trabajo de Los Emparrados y anunció que el Ayuntamiento instalará placas con códigos QR en las calles cubiertas para que vecinos y visitantes puedan identificar fácilmente estas iniciativas.
La idea nació de un grupo de jerezanos, muchos vinculados al mundo de las bodegas, que buscaban reforzar la candidatura de Jerez a Capital Europea de la Cultura 2031. “Esperamos que para 2031 Jerez esté emparrada, pero será mucho antes”, afirmó Juan Luis Vega, miembro del colectivo.
El apoyo institucional ha sido clave: el Ayuntamiento no solo ha autorizado los proyectos, sino que los ha incluido en su estrategia de sostenibilidad. Espinar y la alcaldesa María José García-Pelayo han destacado que el objetivo es “embellecer y reverdecer las calles del centro”, recuperando la esencia de “ciudad bodega”.
Beneficios para la salud y contra el calor extremo
El proyecto tiene un marcado componente ambiental. Expertos señalan que los emparrados reducen la temperatura hasta en 10 grados, filtran la radiación solar y permiten una mejor circulación del aire. Además, protegen las fachadas, reducen el consumo energético y transforman el aspecto de las calles, creando oasis urbanos en medio de olas de calor cada vez más frecuentes.
El plan a largo plazo es ambicioso: ya hay cuatro calles emparradas en el casco histórico y el objetivo es alcanzar una veintena en los próximos años, conectando parques y espacios verdes a través de corredores de sombra.
La repercusión del proyecto, ideado por el ex concejal del PP Antonio Saldaña en 2018 y que ahora ha visto la luz por empuje de un colectivo ciudadano, ha traspasado fronteras. Incluso medios internacionales como The Guardian se han hecho eco de esta iniciativa, lo que refuerza la imagen de Jerez como referente en adaptación climática y turismo sostenible.
