La muerte del legendario rejoneador Álvaro Domecq Romero ha convertido noviembre en un mes negro en Jerez, que ha perdido en tan solo dos semanas a dos mitos del rejoneo y el toreo. Y es que el pasado 2 de noviembre, la ciudad también se vistió de luto tras el fallecimiento del torero Rafael de Paula. Ambos, convertidos ya en cartel eterno, protagonizaron durante décadas momentos inolvidables para los amantes del toreo a caballo y a pie.
Dos figuras unidas durante décadas
La foto de Álvaro Domecq saludando a Paula el día que el primero fue distinguido como Hijo Predilecto de Jerez, cobra hoy una dimensión especial. El diestro nacido en el barrio de Santiago no quiso perderse el acto, al que acudió en silla de ruedas.
El 18 de mayo, el día que Paula decidió cortarle la colecta en una decisión repentina tras no poder matar a ninguno de sus dos toros en una corrida de la Feria del Caballo de Jerez, Álvaro Domecq fue uno de los primeros que acudió a consolarlo en el coso jerezano.
En su día, los dos también tuvieron un distanciamiento tras no estar de acuerdo Paula con una propuesta de Domecq y Pedro Trapote, ganadero y empresario de espectáculos, para hacer una fiesta gitana en el centro de Jerez. El torero, refiriéndose a este asunto, comentó en su día: "Alvarito, soy gitano por los cuatro costados, me gusta el flamenco, pero no sé tocar una palma. Te agradezco todo, pero yo soy matador de toros y no me presto a que me hagan a mí en el centro de Jerez una juerga, ni que pongan una película en el Joy Eslava".
Aquel asunto, que fue muy cacareado en los círculos taurinos, quedó solucionado. El vínculo de décadas que mantuvieron estos dos mitos de Jerez del toreo y del rejoneo se mantuvo hasta el final de sus días, que han estado separados por tan solo dos semanas.





