La quinta ‘mudanza’ de Alfonso X el Sabio en Jerez: busca lugar soleado y sin ‘selfies’

La restauradora municipal Carmen Martín Mochales se afana en dejar impoluto el maltrecho monumento que el 'Rey Sabio' tiene en una de las plazas que arrebató a los musulmanes hace ocho siglos. Una escultura del siglo XVIII, hasta ahora, siempre desubicada y presa del abandono

Carmen Martín Mochales, en plena labor de restauración de la escultura dedicada a Alfonso X el Sabio, en el Alcázar de Jerez, en días pasados.
Carmen Martín Mochales, en plena labor de restauración de la escultura dedicada a Alfonso X el Sabio, en el Alcázar de Jerez, en días pasados. JUAN CARLOS TORO

Si, digamos, el Sabio toledano no tuvo precisamente lo que se dice una vida muy estable, pues lo mismo andaba haciendo frente a una revuelta de mudéjares en Murcia que otro día se iba a conquistar el puerto de Rabat, no menos ajetreada ha sido la vida en piedra de la escultura que le dedica Jerez, ciudad que conquistó en su ofensiva contra los musulmanes un 9 de octubre de 1264 —otras fuentes hablan del 3 de octubre de 1266—. Año arriba, año abajo, lo que es seguro es que este 2021 se conmemoran los 800 años del nacimiento de Alfonso X de Castilla. Por tal motivo, una de las tierras que más quehacer bélico le reportó en vida, Jerez de la Frontera, le dedica este mes de noviembre no solo un ciclo extenso de actividades divulgativas sobre su figura, que incluye talleres infantiles para conocer, por ejemplo,cómo vestía el Rey Sabio en aquellos años tan convulsos, sino también la restauración de la histórica y valiosa escultura que le rinde tributo en la ciudad.

No iba desnudo el rey Alfonso, que era hijo de Fernando III el Santo y de Beatriz de Suabia, y hasta tiene un cráter a su nombre, pero sí se encuentra desguarnecido el monumento que le recuerda como primer jerezano tras la toma de la ciudad que hoy conocemos. Tras cuatro mudanzas, esta obra de arte del siglo XVIII de propiedad municipal, anónima hasta que los expertos digan lo contrario, con elementos postizos esculpidos por Ramón Chaveli o Francisco Pinto Berraquero —dos de los grandes imagineros en la historia artística de la ciudad—, encara ahora su quinto traslado.

Tras un nuevo proceso de deterioro fruto principalmente de la humedad y de los selfies por su último emplazamiento en el Alcázar de Jerez, es la restauradora municipal Carmen Martín Mochales la que se ocupa estos días de sanar los males que acechan otra vez a la estatua. Uno de ellos, casi crónico. Porque el brazo derecho que no le amputaron en tantas sangrientas batallas, no para de perderlo desde que lo esculpieron en piedra en Jerez hace ya más de 200 años. “La peana es muy bajita y muchos turistas se suben y se agarran del brazo para hacer fotos y selfies; esta vez ya hemos pegado el brazo hasta cuatro veces. Es la zona más vulnerable, por ser la más sobresaliente, y menos mal que el personal del Alcázar recuperó los fragmentos y se ha podido recomponer”, cuenta a lavozdelsur.es. No ocurrió así en el pasado.

De estar en los Claustros a 'mudarse' junto a la antigua N-IV, y de ahí a contemplar Porvera con Chancillería

En el Alcázar lleva el monumento dedicado al Sabio desde hace veinte años, pero antes estuvo de sitio en sitio buscando su lugar en la ciudad. Qué paradoja tratándose de quien se trataba. “Se situó en un sitio que a priori parecía estupendo, era la tercera vez que se colocaba junto a la muralla que lo identifica con el siglo XIII, siglo en el que conquistó Jerez. Se le situó junto a la Puerta del Campo y los bañes árabes del Alcázar, y de entrada el sitio era favorecedor”. Sin embargo, asegura Martín Mochales, “el tiempo ha demostrado que es el sitio más húmedo del recinto, lo que ha perjudicado bastante el estado de conservación de la escultura”. Aparte, como se ha dicho, de sufrir las consecuencias del turismo menos respetuoso.

La historia de la escultura es muy peculiar y Carmen Martín Mochales, una institución dentro de la institución del Museo Arqueológico de Jerez, al que llegó de la mano de Rosalía González en 1989, se la sabe de pe a pa. “Hice una restauración de la escultura en 1999, ya en el Museo, y ahí fue cuando la conocí a fondo. Se colocó en el siglo XVIII en la puerta de Santo Domingo por los frailes, como homenaje a su benefactor, pero con la desamortización se vendió el monasterio y, aunque estuvo un tiempo en los Claustros, la adquirió Salvador Díez para colocarla en el Patio de San Fernando. A finales de los años 20 del siglo pasado fue Chaveli el primero en rehabilitarla, esculpiendo incluso una nueva cabeza por haberla perdido entre tanta tribulación y mudanza.

"Cuando llegó al Alcázar ya había perdido la mano derecha la primera vez, que es la que tiene mala suerte porque la perderá más adelante varias veces más”, dice la restauradora, onubense de nacimiento, pero “jerezana de adopción total”. Abandonado el Alcázar, la escultura pasa a manos del Ayuntamiento, que decide colocarla al lado de la Torre Octogonal, en el lienzo exterior del Alcázar que da a la calle Puerto. 1964: es Pinto Berraquero quien se hace cargo. Rehizo la mano y la cabeza. El sitio no le vino bien al Sabio. Aquello entonces era plena antigua N-IV a su paso por Jerez y la polución dejó la escultura en un estado lamentable.

El Consistorio decide, ya en los años 80, y curiosamente tras volver a perder la mano con su cetro, un nuevo traslado. Esta vez, junto a un fragmento de lienzo de muralla en la esquina de Porvera con Chancillería. Es otra vez Francisco Pinto quien la limpia, le vuelve a colocar la mano “fatídica” y quien observa con pasmo cómo de nuevo volverá a degradarse el monumento. Alumnado del colegio público Alfonso X el Sabio escriben al Ayuntamiento pidiendo que la escultura presida el colegio en vista del abandono, pero hete aquí que al Consistorio se le remueve el alma y, por fin, entiende que esta pieza de Museo debe pasar a los profesionales del Arqueológico. Estos le encargan una nueva mano con cetro, ya a finales de los 90, a Pinto Berraquero y esa es la imagen completa que tenemos hoy, algo maltrecha pero no tanto.

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Estatua junto a la Torre Octogonal, años 60 del siglo pasado.   ANTHONY RAYMON

“Hemos hecho una limpieza muy respetuosa, sin abrasivos, con una especie de cataplasmas con agentes desinfectantes y limpiadores que, con agua destilada, retiran el biodeterioro de la piedra: musgo, líquenes…”, abunda la restauradora, que ha participado en los dos montajes expositivos del antiguo y nuevo Museo Arqueológico y que ahora, junto a otros expertos, pide una nueva mudanza para Alfonso X el Sabio, ojalá ya definitiva, para que “termine sus días en un punto dentro del Alcázar con más relieve, más protegido, con más sol y más alto”.

Actividades en honor al 'Rey Sabio'

De todo esto hablará la propia Carmen Martín Mochales en una conferencia que ofrecerá en la Sala Salvador Díez del Alcázar el próximo 24 de noviembre. Igualmente, se desarrollarán dentro de este ciclo dedicado a los 8 siglos del nacimiento del rey Sabio rutas patrimoniales guiadas, los sábados 13 y 27 de noviembre a las 10 y 17 horas, sobre aspectos como el rastro judío de Jerez, que guiará Miguel Ángel Borrego Soto (punto de encuentro Claustros de Santo Domingo); y el Jerez que encontró el Rey Sabio, a cargo de Laureano Aguilar (punto de encuentro el Alcázar). El ciclo se completará con actividades para toda la familia también los sábados 13 y 27 de noviembre, a las 12 horas, en el Museo Arqueológico. Una de estas actividades se titula ¿Cómo se vestía el Rey Sabio?, que consiste en un taller de costura y emblemas heráldicos para menores de 8 a 12 años, a cargo de la Unidad de Pedagogía del Museo. La otra se desarrollará bajo el título La Pequeña Juglaresa y Las Cantigas del Alcázar, a cargo del grupo Músicas con historia.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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