"Putean al de abajo con recortes porque los jefes ahorran para cobrar buenas productividades"

Denuncian el colapso de Urgencias por la política de ahorro del SAS. Podemos Andalucía ya criticó en verano que el Servicio Andaluz de Salud paga mayores sueldos a los médicos que más recortan.

Lleva 22 años trabajando en hospitales de Madrid, Sevilla y Cádiz, pero lo que ha visto en Jerez no lo ha visto en ningún sitio. M. es celadora de Urgencias y lo que lleva años soportando lo califica de “tercermundista”. La situación, además, se ha agravado ahora que la Junta de Andalucía no ha renovado la concesión a los hospitales Pascual, aunque considera que “desde antes el servicio ya era de pena, pero ahora está mucho peor”.

El problema, como siempre, se debe a los recortes, sobre todo en personal y material y M. lo dice claro: “La manera que tenemos de trabajar es una sinvergonzonería por el dinero, porque los altos cargos tienen que ahorrar para poder mantener sus buenas productividades”. Ya el pasado verano, Podemos Andalucía denunciaba que los médicos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) que más recortes aplican son los que más cobran a través de un plus variable de productividad en función de cumplir unos objetivos marcados a través de las unidades de gestión clínica (UGC), vinculados a la reducción del gasto. De esta manera, no es difícil comprobar, por ejemplo, cómo en centros de salud, los médicos recetan medicamentos genéricos –más baratos que los no génericos- para conseguir sus objetivos y ver incrementadas sus nóminas gracias a los complementos de productividad.

“El SAS no fija un criterio de calidad, sino numérico y economicista: cuanto menos se gaste, mejor”, señalaba en este sentido el Sindicato Médico de Andalucía el pasado agosto. Desde este sindicato, Mario Gil especifica que el máximo anual para los médicos se sitúa en torno a los 7.000 euros anuales -aunque se dan mayores-, si bien "de media no se suele sobrepasar la mitad de esa cantidad”. Desconoce por otra parte las productividades de los altos cargos. Entiende que debe estar muy por encima de esas cantidades, pero “las desconocemos, son datos que aunque hemos pedido, no nos las facilitan”.

M., por su parte, se muestra visiblemente indignada en declaraciones a lavozdelsur.es: “Para poder cobrar esas productividades tienen que ahorrar y reducir gastos. Ellos no hacen el sacrificio, putean al de abajo, quitan personal, material y eso hace que trabajemos como animales, con material hecho una mierda, sin camillas para los enfermos, con sillas de rueda sin apoyapiés en algunos casos, con camas cerradas… Los que pagan el pato son los pacientes”.

La celadora afirma que Urgencias se colapsa prácticamente a diario ante la falta de camas. “Antes éramos siete celadores, ahora cinco, pero hay días que también faltan dos o tres enfermeras. Es vergonzoso, pero demasiado bien sale el trabajo con lo que hay y el material que tenemos. Todo esto se debe gracias al personal, que es bastante competente. No pasa nada porque arrimamos el hombro, pero con el dinero que se va en productividades se podría contratar a más personal”. En este sentido, según denunciaba Podemos Andalucía este pasado verano, desde la implantación de las UGC se han perdido unos 9.000 profesionales sanitarios y se ha precarizado a los eventuales con contratos al 75 o 50 por ciento, mientras que el gasto sanitario por habitante ha caído al más bajo de toda España.

“Muchos compañeros preferiríamos que no hubiera productividades con tal de trabajar mejor. ¿Cómo se come que no haya una silla en Urgencias y tenga que buscarla por todo el hospital? A mí el hospital me tiene que facilitar el material, pero es que encima no se preocupan de arreglar nada y además trabajas en condiciones que te lesionas, eso sin contar las quejas que nos comemos los celadores, que estamos constantemente moviéndonos por los pasillos. Y ya no son sólo las quejas, es que te pegan, es que sufrimos lesiones, te agreden. Allí han estado guardias jurados de baja con collarines, porque ahí va gente de todo tipo y alguno con los nervios reacciona de esa manera”.

Por último, M. tampoco olvida la situación por la que pasan los médicos. “Llega un momento en que ellos tampoco pueden atender en condiciones, llevan un ritmo de trabajo frenético, porque es que a lo mejor atienden a 400 personas en ocho horas y es normal que no tenga la cabeza en su sitio”. 

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