Primer 'sintecho' que muere en Cádiz este invierno: "Era un chico muy amable"

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Raúl falleció el lunes sin un techo en el que cobijarse debido a un infarto y es el primer indigente que muere en Cádiz este invierno.

Bajas temperaturas, muchas medicinas y poco que llevarse a la boca. La suma de estos tres factores puede llevar a una persona al fin de sus días creando un problema que se recrudece cada invierno que pasa y que se deja aparcado cuando el sol vuelve a calentar. Las estufas en las casas y los abrigos gruesos son un lujo para las personas sin hogar que habitan en las calles de Cádiz, las principales perjudicadas del frío que caracteriza el invierno.

Raúl, de 31 años, ha sido el primero de este año. Falleció el pasado lunes en la gaditana plaza de Macías Rete, junto a la puerta del albergue municipal, tras sufrir un infarto. Tomaba una gran cantidad de pastillas y su sobrepeso dificultaba una mejoría en su salud. Solía dormir en los bancos de la recién renombrada Avenida Cuatro de diciembre de 1977 y quienes lo conocían dicen de él que era un chico muy amable y algo tímido. Natural de Chiclana, visitaba cada mañana el local de la asociación Calor en la Noche.

Mari Carmen, voluntaria los martes y jueves en los desayunos, dice de él que "pedía mucha agua, al principio me extrañaba pero luego me dijeron que tomaba muchísimas pastillas". Explica, además, que "llevaba siempre consigo una mochila en la que llevaba toda la medicación" y cuenta que su aspecto "no era, desde luego, el mejor de allí". Educado y de buenas palabras, Raúl se ganó la simpatía de todos los que frecuentaban Calor en la Noche. "Llegaba de los primeros y siempre se quedaba rezagado para irse el último", relata la voluntaria.

Manuel Mení, presidente de la asociación, no tiene dudas al ser preguntado por él y afirma que "era un tío maravilloso, con mucha paciencia y adaptable". El viernes, de hecho, acudió a Calor en la Noche pidiendo ropa de abrigo para el invierno, una misión complicada debido a su peso. Mení, además, explica que "aunque ya llevaba tiempo yendo, llegó de los últimos y al ser tímido el trato con él no fue tan cercano como con el resto".

Encarna, la vicepresidenta, también lo conocía y una de las primeras cosas que le sorprendió fue saber su edad. "Parecía mucho más mayor, se le veía muy desmejorado y se notaba que estaba enfermo". Coincide, sin embargo, con el resto de integrantes de la asociación al describirlo como "una persona muy amable" y relata entre risas que "siempre pedía para desayunar tostadas con aceite, tomate y jamón", puesto que esa es la oferta de Calor en la Noche para los días festivos. Raúl, un sin techo que fallece en la capital gaditana, la misma que cuenta por miles sus casas vacías.