En 2008, el camerunés Kameni acababa de llegar a Jerez tras cruzar la valla de Melilla. Vendedor de pañuelos en los semáforos, se juntaba los fines de semana con otros emigrantes africanos para olvidar sus miserias echando un partido de fútbol en la pradera de Chapín; En 2012, Juan Miguel del Castillo, un realizador del barrio de La Granja, semidesconocido para el gran público salvo por su exitoso ‘Curso de andalú’, barruntaba el proyecto de una película que reflejara el drama de una madre soltera en paro. En 2013, Miguel y Ana, una pareja jerezana, especialista en Salud Ambiental, ella, y licenciado en Magisterio de Educación Física, luchaba contra el paro echando multitud de currículums. En 2015, Virginia y Raquel, dos hermanas de La Constancia aficionadas a la cocina, decidían participar en un casting del famoso concurso televisivo Master Chef con la esperanza, al menos, de pasar las primeras audiciones.

Ocho años después de aquella dura aventura; cuatro años después de aquel proyecto convertido en multi premiada realidad; tres años después de empezar a fabricar cerveza de manera artesanal en la cocina de su casa; y un año después de pasar no solo aquellas audiciones, sino de entrar en los hogares de millones de familias españolas gracias a su simpatía y buenas maneras tras los fogones, Kameni, Juan Miguel, Ana, Miguel, Raquel y Virginia son el reflejo de la superación y el esfuerzo, que se ha visto recompensado en los premios Ciudad de Jerez. Ellos representaban la juventud, el Jerez del mañana, en unos galardones que han querido premiar también a los que ya han dado buena parte de su vida por la ciudad, veteranos como el arquitecto Fernando de la Quintana; el empresario Joaquín Rivero, fallecido hace escasas semanas y cuyo premio, a título póstumo, ha recogido su hija Helena; y la peña flamenca Los Cernícalos, la más antigua no solo de Jerez, sino de toda la provincia.

En una mañana radiante, la ceremonia de entrega de estas distinciones repetía escenario, por segunda vez, en los Claustros de Santo Domingo. El acto, que duró una hora y media, se caracterizó por su agilidad, algo motivado por los discursos de los premiados, bastante más breves que los de la edición de 2015. Arrancaba la gala con el piano y los sones de Eloísa Junquera, alumna de la Escuela Municipal de Música para, a continuación, recibir Miguel Moncayo y Ana Isabel Triano su premio Ciudad de Jerez al Emprendimiento. Los creadores de la cerveza Xela, que ha recibido en los últimos meses importantes distinciones, recordaban que “hace cinco años estábamos echando currículums. Afortunadamente nadie nos llamó”. La pareja jerezana dedicó su premio “a todos los emprendedores” y pidió que “apostemos por ellos, que se la juegan por el bien de la ciudad”.

Sin solución de continuidad se otorgó el segundo premio de la mañana, a la asociación deportiva Alma de África, premio a la Igualdad e Integración por ser el primer equipo federado integrado exclusivamente por inmigrantes. La delegada de Acción Social, Carmen Collado, entregaba la reproducción del célebre casco griego que se exhibe en el Museo Arqueológico al presidente del club, Alejandro Benítez, que señaló lo importante que es para los jugadores del equipo que “africanos puedan jugar de igual a igual con equipos jerezanos” y recordó que, desde que se empezó a dar a conocer, el club ha sido protagonista en un centenar de reportajes de medios de casi todos los continentes. “Tan solo en Oceanía no han oído hablar de Alma de África”. Por último, Benítez se congratuló de que “entre tantas noticias tristes sobre inmigración, haya una en la que se hable de ilusión y alegría”.

El realizador Juan del Castillo fue el siguiente en recibir su galardón, en este lugar a la Creación. El director de Techo y Comida se vio superado por la emoción en varios momentos. “Le dije a la alcaldesa que vendría a recoger el premio y ahora me arrepiento”, bromeó después de que se le hiciera un nudo la garganta al recordar que “desde niño siempre había tenido ganas de hacer cine y que mi ciudad me lo reconozca es todo un honor”. Del Castillo, que supo retratar en su film el drama de la crisis de la mano de una madre soltera, quiso dedicarle el premio “a todas las personas que hacen cola en los comedores, a los que no pueden pagar la luz y a esos padres que no pueden comprarle unos zapatos nuevos a sus hijos”. “El mundo sería mejor si reinase la humildad y la igualdad”, culminó antes de despedirse con la ya famosa coletilla de “techo y comida para todos”.

También emocionada recogía Helena Rivero el premio Ciudad de Jerez a la Excelencia. Lo hizo en lugar de su padre, el empresario Joaquín Rivero, fallecido hace apenas unos días, impulsor y fundador de Bodegas Tradición. “Mantener el vínculo con su tierra y su familia es algo que mis padres llevaron hasta el extremo y eso fue parte de su éxito de vida”, señaló Rivero, que apuntó que su padre siempre llevaba a Jerez consigo. “Eso es una lección que recogemos como parte de un legado inmenso”, dijo antes de culminar afirmando que “no tengo duda de la visión que tenía mi padre como empresario de que Jerez era el futuro”.

El siguiente premio de la mañana lo recibía Fernando de la Quintana, el relativo a la Conservación. El arquitecto, apasionado de la conservación del patrimonio, sacó a la luz la que hoy es su casa en el número 3 de la plaza de San Lucas, que conjuga arquitectura de los siglos XV y XVI. De la Cuadra afirmó que el Ayuntamiento comete una “pequeña locura” otorgándole el premio, “la misma que hice yo en su día”, y dijo que “Jerez tiene que volver a sus orígenes como ciudad abierta al mundo. Hay que apostar por Jerez y sacarlo a la calle”.

Para Raquel y Virginia Naranjo fue el penúltimo premio de la mañana, el de la Promoción. Las hermanas, que durante su paso por Master Chef llevaron a gala ser de Jerez incluso a la hora de confeccionar sus platos, afirmaron que “ojalá podamos devolverle a Jerez todo lo que nos ha dado”, y confían en que su proyecto de catering “Gemelas al Jerez” pueda servir para dar empleo en la ciudad. Virginia, ganadora del concurso, culminó su intervención diciendo que “es un orgullo decir fuera de nuestra ciudad que soy de Jerez de la Frontera”.

Cerró la gala la Peña Los Cernícalos, que recibió el Premio Especial Ciudad de Jerez por ser “patrimonio del flamenco de Jerez”. La peña flamenca, fundada en 1969, la más antigua de las de este tipo de la provincia, estuvo representada por cuatro de sus 14 miembros fundadores y por su actual presidente, Jesús Manuel Atienza, que recogía el premio junto a Antonio Benítez, casi 30 años dirigiendo la peña. Atienza, que tuvo palabras para los veteranos del colectivo que preside, ya que “gracias a ellos es como nos hemos aficionado y hemos aprendido de flamenco”, hizo un alegato a favor de este arte universal e inmaterial que ya ha sido incluso reconocido por la Unesco, pidiendo sobre todo a las instituciones que doblen esfuerzos por divulgarlo.

Por último, y antes de que cerrara el acto el piano de Rosario Gallardo, la alcaldesa, Mamen Sánchez, defendió el proyecto que su gobierno –en tiempos difíciles- tiene para Jerez: “Hay mucho camino por recorrer, y estamos dispuestos a completar ese trayecto pasito a pasito, desde el consenso, desde la colaboración, contando con el tejido social y económico de la ciudad, con los grupos municipales y rentabilizando cada recurso para sacar el máximo partido a cada oportunidad que se nos plantee por delante. Por supuesto, lo vamos a hacer con la ilusión, con la fuerza, y con el empuje que transmitís todos los premios Ciudad de Jerez, auténticos forjadores de un modelo de ciudad que avanza con tesón, con esfuerzo y con la confianza de que tenemos el futuro en nuestras manos”. Y finalizó parafraseando a su compañero de partido Ángel Gabilondo: “El pesimismo es un lujo que solo se pueden permitir los que no quieren transformar la realidad”.

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Jorge Miró

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