Estaba en una ventana amplia, al sol, en una casa vacía. Varios vecinos alertaron a las autoridades. El animal estaba en peligro, habida cuenta de las altas temperaturas que está registrando la ciudad de Jerez en los últimos días. Alguien lo había dejado ahí, quizás consciente, quizás no, de que la vida del perro, un dogo, estaba en juego. Fue en una vivienda de la calle Granados, en el barrio de San Miguel.
Entonces, Policía Local y Bomberos se hicieron cargo de la situación. Lo primero, el jueves, darle asistencia. Agua, alimento, refrescar al pobre animal. Ayudaron también para que se resguardara en el interior de la casa y no se expusiera al intenso sol. La Policía Local comenzó un seguimiento. A la vista quedó que el animal estaba solo. Cuentan, aunque no está claro, que había también al menos un cachorro, y que alguien lo cogió a través de las rejas. El ejemplar de mayor tamaño no cabía por ahí, por lo que no fue posible.
El delegado de Bienestar Animal, Rubén Pérez, se hizo también cargo de la situación. La protectora Potencial Can, también se implicó. Este sábado por la mañana, en un vídeo grabado por el propio responsable político frente a la puerta, explicaba que con la asistencia prestada por agentes de Policía Local y Bomberos, por lo pronto la vida del animal no corría peligro. Pero la protección animal está recogida en la legislación española desde hace no demasiado tiempo. Eso da cobertura legal para realizar actuaciones. Es similar a casos como el de perros dentro de vehículos al sol durante horas. Los agentes tienen potestad para romper ventanas y poner a salvo a los animales.
Por fin, el dogo argentino tiene una solución. Gracias a la actuación de Bomberos y Policía Local, se encuentra ya a salvo. Por lo pronto, en cuarentena en el centro zoosanitario, oficialmente denominado Centro Municipal de Protección Animal. Esta cuarentena preventiva viene justificada por la posibilidad de que el animal porte enfermedades que no son detectables en un primer reconocimiento. En principio, tiene buena salud. Los próximos pasos serán la búsqueda de una familia que abra las puertas al perrito salvado. "No comprendo la falta de responsabilidades de algunas personas", lamenta Pérez.
El abandono de animales está penado con multas económicas. El maltrato, con penas de prisión, agravadas si se produce con ensañamiento o en presencia de menores. Esto incluye, en principio, la omisión, pues el Código Penal recoge una protección mayor para los considerados animales domésticos, como son perros y gatos. Además, cuando se trata con animales de un modo profesional, se puede imponer una pena de inhabilltación de hasta tres años. Las penas pueden sustituirse por voluntariados y formación en entorno de cuidado de animales.
Según recoge el Consejo General de la Abogacía, en su estudio sobre la última reforma de protección animal, las penas más graves "deberían haberse penado con tres años de prisión, como en países de nuestro entorno". Asimismo, lamentan que no existe inhabilitación para convivir con animales o sentencias de retirada de custodia del animal maltratado. En cualquier caso, es gracias a esta legislación como se ha podido actuar en esta ocasión. A su debido tiempo, indican fuentes municipales, se podría proceder a sanciones o apertura de procedimientos por los hechos.
