Pintadas, retirada de carteles y burlas crueles: esto es lo que está pasando una joven de Jerez que busca a su gato

Alejandra lleva más de cuatro meses intentando localizar el paradero de Bagheera, al que se le perdió el rastro en la barriada San José Obrero

Pintada en un cartel acusando a Alejandro de inventarse la desaparición de su gato.
24 de septiembre de 2025 a las 10:27h

Alejandra, una joven de Jerez, lleva más de cuatro meses buscando a su gato Bagheera, perdido el pasado 12 de mayo en la barriada San José Obrero. Pese al tiempo transcurrido, mantiene la esperanza de encontrarlo y, para lograrlo, ha colocado cientos de carteles en distintas zonas de la ciudad. Su esfuerzo, que no hace daño a nadie, se ha topado con un obstáculo inesperado: la falta de empatía de algunas personas.

En este sentido, Alejandra se ha visto obligada a enfrentar pintadas en sus carteles en las que se afirma que su pérdida es mentira, además de la retirada constante de los mismos. Por si fuera poco, ha denunciado que recibe llamadas anónimas en las que desconocidos se dedican a maullar cuando responde al teléfono que ha compartido para recibir información.

Llamadas de muy mal gusto

La joven expresó en redes sociales su indignación ante estos comportamientos. “Vaya… hay que ser bastante patético para llamar a alguien que busca a su gato y ponerse a hacer miau. ¿De verdad tu vida es tan triste que lo más emocionante que puedes hacer es molestar a alguien que lo está pasando verdaderamente mal? El vacío de tu vida habla por ti, qué pena me das. Qué fracaso de persona... qué ridículo, patético es poco”, escribió.

Tras su denuncia pública, otras personas se animaron a contar experiencias similares, evidenciando que no se trata de un caso aislado. Francisca, una vecina, compartió su apoyo asegurando: “Hay gente mala, ya les llegará el karma. Si te sirve de consuelo, no eres la única que recibe llamadas y mensajes de esa clase de gente tan miserable. Ya podían dedicarse a hacer algo de provecho”.

Marta, otra afectada, explicó que alimentar a gatos callejeros también le ha convertido en blanco de burlas. “Alimento gatos de la calle y hay gente que cuando me ven maúllan, incluidos ancianos, y vienen a mi puerta a maullar debajo de mi balcón. Lo último fue que salí a andar y, cuando iba ya lejos, pasó un coche y uno dio un maullido tremendo a toda velocidad. Era muy temprano, al amanecer, y me llevé un susto. Todos los del coche comenzaron a reírse”.

En medio de la frustración, Alejandra continúa buscando a Bagheera y pide que, en lugar de entorpecer, quienes sepan algo colaboren para dar con el paradero de su gato.

Sobre el autor

Rubén Guerrero

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