Un manifiesto, publicado en la plataforma change.org y que ya ha sido firmado por 170 personas, denuncia el impacto negativo que supondría la instalación del monumento a la Inmaculada en la plaza del Arroyo de Jerez, una pieza que en su proyecto original fue diseñada con una columna de doce metros -sumando la altura del pedestal de unos cuatro metros- sobre la que se sitúa la imagen de la Virgen de 3.5 metros.
En el escrito s subraya que este monumento se sitúa frente al palacio de Bertemati- “uno de los edificios más representativos del barroco andaluz del siglo XVIII”.
Los firmantes del manifiesto advierten de que esta intervención alteraría “de forma irreversible” el equilibrio visual y simbólico de un espacio de “excepcional valor arquitectónico”. Según defienden, “no se trata de un debate sobre símbolos o creencias religiosas, sino del derecho de la ciudadanía a conservar el legado histórico de Jerez sin transformaciones que comprometan su integridad”.
Un monumento que “dominaría, ocultaría y desbordaría”
El texto subraya que la Plaza del Arroyo fue diseñada para abrirse hacia sus elementos patrimoniales: la Catedral, el Palacio Bertemati y otras construcciones nobles. La propuesta de ubicar el monumento en el centro de la plaza rompe, a juicio de los firmantes, con esta lógica arquitectónica. “La nueva estructura no se integraría en el conjunto: lo dominaría, lo ocultaría, lo desbordaría”, advierten.
Además, recuerdan que el palacio de Bertemati, actual sede del Obispado de Jerez, está declarado BIC, y que su valor no puede entenderse sin la relación armónica con el espacio que lo rodea. En este sentido, el manifiesto sostiene que introducir un elemento vertical de gran escala en ese entorno “distorsiona la lectura histórica del conjunto y resta protagonismo a una arquitectura barroca que ha sido testigo de más de dos siglos de evolución urbana”.
Otro de los puntos que genera malestar, según el manifiesto, es la falta de transparencia en el proceso. Según denuncian, la decisión de levantar este monumento se ha tomado “sin un debate público transparente ni un proceso de consulta ciudadana”. Y subrayan que el espacio público “no es un lienzo en blanco”, sino un bien común cuya transformación debe hacerse desde el conocimiento técnico y el consenso social.
Llamamiento a la paralización inmediata y al diálogo colectivo
Ante esta situación, los impulsores del manifiesto —entre los que se encuentran profesionales del patrimonio, investigadores y organizaciones sociales— solicitan la paralización inmediata del proyecto. Además, exigen la apertura de un proceso de reflexión colectiva sobre el uso y la intervención en los espacios históricos de la ciudad.
“No negamos la posibilidad de rendir homenaje a símbolos religiosos si así lo desea la comunidad”, afirman, “pero reclamamos que ello se haga con rigor, sensibilidad y, sobre todo, sin sacrificar la armonía de un espacio que forma parte esencial del alma de Jerez”.
El escrito finaliza con un mensaje: “Jerez necesita mirar al futuro sin traicionar su pasado. Y eso pasa, necesariamente, por defender con firmeza y sentido común cada palmo de su patrimonio histórico”.
