Desde la garita meteorológica del aeropuerto de Jerez, Pepe Torres lleva más de 30 años observando el cielo. Pero su vocación ha desbordado las paredes de Aemet y se ha extendido hacia aulas, patios escolares y foros ciudadanos. Porque para él, observar el clima no es solo medir la temperatura o la humedad: es sembrar conciencia.
“Mi nómina viene de la oficina meteorológica del aeropuerto”, dice con ironía, “pero trabajo en otras cosas”. Esas “otras cosas” se traduce en una entrega incansable por acercar la meteorología —y sobre todo el cambio climático— a la sociedad, especialmente a los más jóvenes.
Uno de sus proyectos más notables es la Estación Meteorológica Escolar del CEIP Antonio Machado, en Jerez. Allí, con alumnado de Primaria, ha logrado instalar una pequeña estación de observación atmosférica, acompañada de un ambicioso plan educativo. Los niños no solo aprenden a manejar un termómetro o un pluviómetro; convierten esos datos en gráficos estadísticos, desarrollan habilidades matemáticas y sobre todo, comprenden en primera persona cómo cambia el mundo que los rodea.
El germen de esta iniciativa vino en 2019 de una propuesta de Rocío López, dentro de un proyecto de patios escolares coeducativos y sostenibles. Él lo convirtió en un proyecto de vida.
“Se trata de crear una experiencia educativa vivencial”, explica. El proyecto ha crecido tanto que AEMET lo incluyó en su publicación oficial Calendario Meteorológico 2024, junto a los datos de las estaciones profesionales.
Además, Pepe forma parte activa del grupo Medina-Aemet, un equipo estatal de divulgación científica que desde 2019 trabaja para acercar la ciencia meteorológica a la ciudadanía. Medina ha organizado en 2024 más de 270 visitas a sedes de Aemet por todo el país, ha participado en eventos como la Feria de la Ciencia, la Noche de los Investigadores o el Congreso Internacional contra el Cambio Climático celebrado en Jerez.
A eso se suma su nuevo rol como Embajador del Pacto Europeo por el Clima, una iniciativa de la Comisión Europea para promover la acción ciudadana frente al calentamiento global. “Cuando me lo propusieron tras una charla en el Congreso, lo vi claro. Era una forma de conectar con más personas comprometidas como yo”, cuenta. Desde entonces, ha participado en encuentros nacionales, charlas y congresos, incluso en eventos internacionales como la Feria del Libro de Barcelona, donde presentó su experiencia.
Conciencia desde lo local
Pepe no pretende sustituir la portavocía oficial de Aemet, pero su voz se ha hecho reconocible en la ciudad. Es quien responde con paciencia en los grupos de WhatsApp del colegio cuando saltan las alarmas por alertas falsas. “La información meteorológica preocupa cada vez más. Por eso hay que acudir a fuentes fiables, contrastadas”, dice con convicción.
Como observador aeronáutico, sabe bien lo que supone un dato mal interpretado. Como divulgador, sabe aún más lo que implica una conciencia mal formada. Por eso, prefiere hablar de educación ambiental más que de predicciones catastrofistas. “El cambio climático no es una amenaza futura. Es una realidad presente que ya está afectando a nuestro día a día”.
Y cuando le preguntan si lo peor está por venir, responde con cautela: “Lo importante no es lo que viene, sino lo que decidamos hacer hoy. Cada acción cuenta”. Mientras tanto, sigue preparando nuevas charlas en institutos, visitas al zoo de Jerez o colaboraciones con otros embajadores europeos. Y cada mañana, cuando toma nota del tiempo en el aeropuerto, sabe que también está ayudando a sembrar algo más importante que datos: esperanza.
