Ovejas contraincendios desde Jerez: "En los cotos de caza no quieren que entren los animales a limpiar, deberían obligar"

El mantenimiento del campo requiere de un equilibrio que a menudo se pierde. Solo unos pocos pastores siguen ejerciendo una función importante

Borreguitos y ovejas a las afueras de Jerez, este lunes.
25 de agosto de 2025 a las 22:54h

El truco para que cualquier dinámica funcione es que las partes implicadas ganen por encontrarse. Si hay libertad de acción y una de las partes es perjudicada, el acuerdo siempre está condenado a decaer. Por eso, cuando los propios bomberos de Infoca explicaban hace unos días en lavozdelsur.es que era importantísimo fomentar los aprovechamientos en el monte, la clave sigue estando en que el campo gane en vida. Cada vez hay más campos sin arar, o dedicado a lo recreacional. O abandonado, simple y llanamente. Eso es el combustible que explica la oleada de incendios en España -entre otros factores.

Este 25 de agosto, cuando parece que lo peor del riesgo de fuegos ha pasado en Andalucía -por lo menos por ahora-, unas 700 ovejas estaban sobre un trigal tras la última cosecha. Apenas quedan restos amarillentos de paja que apenas se mantiene sobre la tierra. 

Los animales, cerca de los centros comerciales de Jerez, junto a la A-4 por la ronda oeste. MANU GARCÍA

El dueño de los animales es Juan Pérez. Es el mismo que se suele poner al final del verano a desbrozar de forma natural el entorno de Picadueñas, pura zona urbana de Jerez, en la acera frente a la gasolinera de una de las dos entradas de Área Sur. En total, este vecino de El Cuervo asentado en Jerez tiene 1.500 animales. De un lado, las que han parido. De otro, en otro punto, las que aún no lo han hecho. 

"Para arar es más fácil, según dicen algunos agricultores. Otros no quieren que entremos en sus tierras, eso es respetable. Y en invierno entramos en la viña. Las ovejas se comen la mala hierba antes de que brote", explica.

Los perros guiando el ganado. MANU GARCÍA

La utilidad más evidente de las ovejas en el campo no tiene que ver con los incendios, sino que la maleza o los restos de paja que quedan de un año para otro, cuando llueve, forman agujeros porque la tierra no apelmaza y los tractores se quedan atascados. Si no quedan estos hierbajos, el campo se queda limpio. 

Luego está lo de los incendios, claro, que azotan al país en este terrible mes. "Tendrían que obligar a que entremos", dice Juan. Porque hay empresarios que no se quieren complicar. Y una de las razones que ofrece este empresario del sector primario es uno: "La cacería". 

Es una de las cuestiones. La cuestión es que la oveja y el pájaro comen lo mismo. Pero Juan replica: la oveja se come la espiga y el pájaro come el trigo. "Y el pájaro sabe buscarlo. Y la oveja come el trigo y lo caga entero. Y se lo come el pájaro también". Pero ha visto a gente "muy cerrada que no quieren ovejas en sus cotos", pensando, dice Juan, que así le irá mejor al animal al que luego habrá que cazar.

En pleno desbroce natural. MANU GARCÍA

En cualquier caso, cada cual tiene derecho a decidir quién entra en su campo en tanto no haya una norma que obligue a hacerlo. Algo que parece que tampoco cambiará porque, dice el dueño de las ovejas, ni siquiera las administraciones se preocupan de que en sus terrenos se lleve a cabo este desbroce natural. "¿Por qué nos vamos a los Montes de Propio de Jerez? Hay que preguntárselo". 

La idea es que mientras sobreviva el pastoreo, podrá sobrevivir esta posibilidad de limpiar el suelo forestal. Todavía sale a cuenta, viene a decir el pastor, aunque cada vez con más dificultades. Una, la lengua azul, una enfermedad que se extiende por días. Juan Pérez discrepa de todo: "¿Cómo saben que hay 25 cepas si no han entrado nada más que cuatro? Que me lo expliquen a mí. A mí se me han muerto más de 100 ovejas y 200 o 250 borregos. Ayer mismo uno al nacer". 

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Pablo Fdez. Quintanilla

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