“Dime que sientes lo mismo que yo, dime que me quieres, dímelo, cuando zarpa el amor”. Los altavoces retumban con un temazo de Camela. En un rincón de la Feria del Caballo se divisa un oasis de libertad. Sin soltar los abanicos para aliviar el calor sofocante, muchas personas sucumben al baile en la caseta de JereLesGay, la asociación del colectivo LGBTIQ+ en Jerez.
Carteles del Orgullo y una gran bandera Arcoiris presiden este espacio que reivindica la diversidad. Ya son 21 años los que cumple esta caseta en el Real. Los mismos que Susana Domínguez lleva presidiendo la asociación. Más de dos décadas –desde 2004– en las que ha vivido la evolución de la número 124, situada en la calle José Mercé y junto a una de las entradas desde la Avenida del Ejército.
“Aquí tenemos nuestra mini Chueca, con Pandora al lado. Nos conocemos y nos sirve para darnos apoyo y seguridad. Nos sentimos arropadas entre nosotras”, comenta la jerezana.
En este enclave asegura que estar cerca de la puerta y de la Policía hace que se sientan a gusto. “Nos sentimos seguros, creo que es algo que tiene que primar ante otras cosas”, expresa desde una caseta consolidada como un espacio de inclusión, diversión y convivencia.
Al ritmo de Camela bailan personas, de cualquier condición, sexo, religión o procedencia. Es una caseta para todos y todas. “Viene gente que se lo pasa muy bien, que ve que es una caseta segura y nosotros es lo que queremos, que la gente se sienta a gusto y disfrute”, comenta.
Una familia canta a pleno pulmón con su hija pequeña mientras representantes de entidades, asociaciones y del gobierno municipal se saludan al llegar. “Es todo un triunfo”, dice Susana, valorando positivamente el apoyo que cada año les dan los colectivos e instituciones en su tradicional Brindis Arcoiris.
Para JereLesGay, un evento “emblemático” que se celebra en esta ubicación desde hace aproximadamente una década. Inicialmente, la caseta se situaba en la zona llamada de juventud, pero acabó fuera de ella. “Reclamamos un cambio de ubicación tras una agresión a unos representantes de la federación estatal que vinieron de visita. El caso tuvo mucha repercusión. Lo que primaba era la seguridad de las personas de la comunidad LGTBI y el gobierno municipal lo entendió”, recuerda.
Actualmente, pese a que muchas casetas han sido reubicadas en la zona de juventud, esta resiste en su sitio. “Con el cambio de las ordenanzas municipales había que elegir o decantarse por una caseta tradicional o no tradicional. Nosotros no es que seamos una caseta tradicional, pero tampoco somos una caseta discoteca, sino un espacio de seguridad y nos hemos quedado aquí”, explica Susana.
Los presentes siguen moviendo el esqueleto entre buches de rebujito fresco. Todo el mundo está gozando con la pinchada del DJ. Sin embargo, sorprendentemente, todavía hay quienes se empeñan en estropear la fiesta. Según comparte la presidenta con lavozdelsur.es, sufrieron un acto vandálico a principios de semana. “Teníamos una bandera arcoiris en la puerta y alguien, de pronto, la arrancó. Le molestaban los colores y decidió quitarla”, lamenta.
A pesar de estos incidentes, Susana considera que la Feria de Jerez “se ha convertido en una feria muy inclusiva”, y aunque no se libra de la lgtfobia, su sensación es positiva. “La feria ha crecido para bien en el tema de la inclusión, gracias al trabajo de las distintas administraciones. Tenemos que estar contentos de que siga así”, añade.
Además, esta caseta no es solo música y diversión, JereLesGay la concibe como un lugar de sensibilización y reivindicación. “Para nosotros, es el espacio de mayor visibilidad durante todo el año, junto con el Orgullo, que ha cogido mucho empaque”, comenta la presidenta. Un ejemplo de ello es que, este viernes, La Puebla de Cazalla ha elegido la caseta para presentar su Orgullo 2025.
El casetero de JereLesGay
Sacar una caseta adelante es un gran reto, sobre todo, por la gran inversión que requiere. La asociación ha estado muchos años viviendo en sus carnes lo que conlleva esta gestión. El esfuerzo de los voluntarios era imprescindible para que todo funcionara. “Pero llegó un momento en que la envergadura de la caseta se nos escapaba de las manos. Era muy complicado, había veces que vendíamos una cerveza y habíamos invertido más de 10.000 euros”, recuerda Susana.
Por esta razón, desde 2022, es un socio quien se encarga de la gestión. “Yo siempre intento tratarla con mucho cariño”, dice Manu Morellana, el hostelero que hace posible el funcionamiento de la caseta. Este empresario, natural de La Puebla de Cazalla, pero afincado en El Puerto, lleva más de 15 años en la hostelería. Cada año se esfuerza por “que esto vaya a más” y lo hace con ilusión. Él entiende a la perfección el concepto de este espacio y sus objetivos.
“Yo soy gay, soy como soy y es lo que hay”, dice el sevillano, que busca ofrecer una programación amplia y diversa. “El fin es dar visibilidad”, comenta mientras explica que todo el mundo es bienvenido a este lugar.
“Aquí el que no lo es, es el que viene a meter la pata, a increpar o a reírse”, sostiene Manu, que, en lo que va de feria, no ha presenciado ninguna situación indeseada. Aunque sí que ha visto algunas que otras miradas desde la calle.
“Las drags están aquí y siempre está el típico que pasa y se ríe, o le da con el codo al compañero para que mire”, lamenta. Desde su punto de vista, nota que hay un avance y que, en la actualidad sienten el apoyo de la mayoría cuando se dan situaciones de lgtbifobia. “Ahora se ríen por lo bajini, no como antes, que había burlas abiertas”, dice el hostelero, que se implica en que la caseta reluzca en la que para él es una de las ferias más importantes de España.
Con los pies llenos de albero, Susana agradece a Manu su labor. “Estamos encantadas. Nos está subiendo la caseta para arriba”, sonríe. Ambos celebran, eso sí, sin bajar la guardia. “Tenemos que seguir avanzando”.
