"Un servicio más a la Iglesia"
Párroco en Benamahoma, El Bosque y Ubrique, el sacerdote Roberto Romero Barello, actual archivero de la Diócesis de Asidonia-Jerez, es delegado de Recursos y, además, párroco en Rota. Ha sido elevado al cargo de Vicario General, una responsabilidad más que suma a lo anterior. Ciertamente, su agenda no da para más. Buscar un hueco para mantener esta conversación ha sido todo un reto. Lo cierto es que ahora es el ‘segundo al mando’, usando terminología castrense, aunque él prefiere usar otro lenguaje, como que presta "un servicio más a la Iglesia".
Sanluqueño de nacimiento, es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla. Tras estos estudios, entra en el Seminario Diocesano de Asidonia-Jerez en el año 2002, siendo ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 2008 en la Catedral por monseñor Juan del Río. En Roma, se doctora en Teología Patrística en el Instituto Patrístico Augustinianum. En cuanto a las tareas pastorales en la Diócesis, ejerce como párroco desde el 2012 al 2016 en las localidades de El Bosque y Benamahoma. Y desde 2013 hasta 2022 en la parroquia de la localidad de Ubrique.
En los años en Ubrique comienza su trabajo en la curia diocesana, siendo nombrado en 2020 director del Archivo Histórico Diocesano. Ya será en 2022 cuando es nombrado director de la Oficina de Recursos de la Diócesis. Asimismo, en ese mismo año, monseñor Rico Pavés le encomienda la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Rota.
Tras estas fechas, nos vamos hasta el comienzo del curso 2023/2024, donde además de realizar las tareas como director del Archivo, director de la Oficina de Recursos de la Diócesis y párroco de Nuestra Señora del Carmen de Rota, José Rico le encarga la tarea de ser Vicario General, de la cual tomó posesión el jueves 16 este mes.
Es el que ayuda al que tiene la responsabilidad, que es nuestro obispo don José. El vicario es el que en su nombre le ayuda en todas las funciones de su ministerio episcopal. Es una figura que está íntimamente unida al obispo para poder ayudarle. Y, por supuesto, en plena comunión con él.
Vamos a decir que es el que le ayuda más directamente, el que está más directamente unido a al señor obispo.
Por supuesto, conozco la Diócesis porque soy de Sanlúcar de Barrameda. He nacido junto a ella y en el momento en que se creó la Diócesis y desde pequeño he estado relacionado con la Iglesia. He visto toda la evolución de su creación, cómo han ido naciendo todas sus instituciones y todos sus organismos, cómo se ha ido consolidando. Llegamos a un momento en el que tenemos ya con nosotros al que es el cuarto obispo. Es una Iglesia que va caminando con esperanza, consolidándose con muchas ganas de poder anunciar al Señor y de poder también ofrecer a todas las personas el servicio religioso.
"La religiosidad popular está encauzada en el mundo de las hermandades, que tiene su importancia y es una riqueza para para nuestra Iglesia diocesana"
Nuestra Diócesis, gracias a Dios, tiene muchísimos carismas, muchísimo movimiento, muchísimas realidades, entre ellas las hermandades. Tenemos mucho que son la riqueza de cada diócesis, la riqueza de que cada uno de verdad pueda encontrar su forma de ser cristiano dentro de los distintos movimientos y realidades de nuestra Diócesis. Por supuesto, en nuestra Andalucía, la religiosidad popular está encauzada en el mundo de las hermandades, que tiene su importancia y es una riqueza para nuestra Iglesia diocesana.
Ningún hijo da dolor de cabeza a ningún padre y se le quiere exactamente igual. A todos los niños se les quiere por igual y hay que estar para las buenas y para las malas.
Intentaremos ayudar a toda la realidad diocesana, también al mundo de las hermandades. Ayudar a que puedan vivir su según su forma de ser cristiano; que lo puedan vivir de la manera más ordenada y mejor posible. A que puedan estar bien organizados, para que se puedan hacer las cosas bien y cumplir con la misión que tienen las hermandades dentro de la Iglesia, que es evangelizar a través de la religiosidad popular.
Lo que pasa es que es la única manera que tenemos en la sociedad de organizarlo todo. Que no haya malentendidos, que no haya polémica; que el cristiano mantenga la comunión.
En la Iglesia no hay ascensos, es prestar una serie de servicios, estar en lo que la Iglesia va necesitando. A uno se lo piden y tenemos que estar disponibles. En el seminario sabía que tenía que estar disponible para lo que la Iglesia necesitara. Es la responsabilidad con la que uno tiene que asumir todo esto. Es la misma disponibilidad que en cualquiera de las cosas que me encargó la Iglesia desde cualquier sitio en el que he estado.
Pues muy sencillo, porque yo cuando estaba en el instituto cogí letras. Tuve un buen profesor de Historia del Arte en el antiguo COU. Me gustó muchísimo esa asignatura y siempre me había gustado mucho la historia. Esa pasión me llevó a estudiar la licenciatura de Historia del Arte.
Es una parte de nuestra diócesis, al igual que la del litoral, la campiña y la ciudad. Nuestra sierra es un sitio precioso, de gente buenísima, de gente cristiana, con muchas ganas de vivir su cristianismo. Son grandes recuerdos y un regalo de Dios haber podido servir allí a esta comunidad cristiana.
"Ser archivero es una función muy relacionada con mi familia"
Al gustarme tanto la historia estaba encantado. Es una función muy relacionada con mi familia. Mi tío ha sido archivero también, especializado en todo este mundo de los archivos. Y también por mi padre, que le gusta muchísimo todo el tema de la biblioteca. Él ha sido profesor de literatura. La verdad que lo he vivido siempre con mucha cercanía. Cuando don José Mazuelos, antes de irse de aquí de la Diócesis, me propuso el archivo, me pareció algo estupendo y lo llevo con mucha alegría.
Bueno, de momento tengo que seguir como director del Archivo. A ver cómo lo compagino. Vamos a intentarlo e iremos viendo cómo transcurre. Pero ahora vamos a ir dando pasos y nos iremos organizando.
La Iglesia tiene siempre que aportar a nuestra sociedad. Tiene un patrimonio tanto espiritual como cultural y humano que aportar. Tenemos que hacerlo también en este momento. Habrá personas que nos entenderán mal o que no entenderán, o que nos serán más favorables o que no lo serán. Nosotros tenemos que seguir dando testimonio. Es una institución que tiene ya 21 siglos y tenemos que seguir anunciando el Evangelio. Lo haremos a tiempo y a destiempo y con el deseo de aportar y de ofrecer a la sociedad lo mejor que tenemos, que no es otra cosa que Jesucristo.
En primer lugar, lo que tenemos es que pedir perdón por si algún miembro de la Iglesia ha estado involucrado en alguna de estas situaciones, porque evidentemente es contrario a la doctrina del Evangelio y por supuesto a lo que tiene que ser la Iglesia. Por tanto, nosotros los sacerdotes tenemos que dar un mayor ejemplo y estar vigilantes a todo esto, para que desde la Iglesia no se produzca ninguno de estos casos. Acogemos y acompañamos a las personas que hayan podido sufrir algún tipo de abuso o de alguna cuestión como esta. Intentar solucionar y poner los medios para que no vuelva a ocurrir. Es algo que está en la sociedad en general, no solamente en la Iglesia, sino que por desgracia ha manchado a nuestra sociedad en tantas ocasiones que tenemos que desterrar y que tenemos que, también desde la Iglesia, hacer un esfuerzo para mantener que esta sea un sitio seguro donde las personas puedan estar sin ningún tipo de problema. Tenemos que dar un mayor testimonio y dar un mayor ejemplo.
"Tenemos que pedir perdón por si algún miembro de la Iglesia ha estado involucrado en alguna de estas situaciones"
Lo que quiero es ser de ayuda a don José, que es la función de un Vicario General. Ayudarle en todo lo que necesite y después ayudar a todos los cristianos, tanto el clero como los laicos y a todas las realidades, para que podamos ir adelante en la misión de evangelizar porque hay muchas personas o que no lo conocen o que se han olvidado del Evangelio o que simplemente lo rechazan. Pues por eso mismo nosotros tenemos que dar ese testimonio y tenemos que ofrecerle, como he dicho antes, lo mejor que tenemos.
No se puede ser de otra manera. La Iglesia siempre tiene las puertas abiertas. Lo que sí es que a lo mejor habrá cosas a las que no pueda llegar por falta de tiempo. Pero todo lo que esté en mi mano, por supuesto que podremos afrontarlo. Y que todo el que lo necesite me va a encontrar.
Comentarios