Una noche de duende y compás para el segundo Viernes Flamenco en Jerez ante un público entregado

Los Claustros de Santo Domingo se convirtieron anoche en un auténtico santuario del flamenco con la celebración del segundo Viernes Flamenco de Jerez, organizado por la Peña Flamenca La Bulería. Con todas las entradas agotadas, el público respondió con entusiasmo a una propuesta que conjugó veteranía, juventud y emoción sobre las tablas.

Tras la misa flamenca inaugural celebrada en Santiago, el testigo pasaba a las manos de tres voces muy diferentes pero complementarias: Manuel Malena, Tamara Tañé y José ‘El Berenjeno’, en un cartel que también destacó por el baile vibrante de Saray García, quien convirtió el histórico claustro en un verdadero tablao.

El Berenjeno abre con ecos de la Plazuela

El encargado de inaugurar la velada fue José Montoya Carpio ‘El Berenjeno’, joven cantaor nacido en 1994 y escoltado por Antonio Malena hijo a la guitarra, acompañado por Ali de la Tota y Marcos Carpio al compás. Su repertorio viajaba por los ecos de Agujetas, Mairena, Sernita y Frijones, con una soleá por bulerías cargada de conocimiento y alma jonda.

En las seguiriyas de Paco La Luz y Viejo Agujetas, la ejecución fue impecable, con un toque medido y justo que sostuvo el cante en su dolor exacto. El cierre, con dos fandangos de estilo agujetero, reafirmó su filiación a la denominación de origen Plazuela, dejando claro que el relevo generacional del cante jerezano sigue en buenas manos.

Tamara Tañé brilla con luz propia

Desde el barrio de San Miguel llegó Tamara Tañé, quien asumió el escenario tras la exigente actuación anterior. Con una voz limpia, poderosa y profundamente flamenca, arrancó por serranas, donde hizo convivir la musicalidad con el sabor más clásico del cante.

La artista jerezana, acompañada por Juan Campallo al toque, hizo un recorrido por las alegrías y cantiñas de Cádiz y Córdoba, derrochando dominio y elegancia. En las bulerías, ofreció una versión personalísima con guiños a Parrita y Manuel Alejandro, manteniéndose arropada por un guitarrista que ha demostrado ser una garantía escénica.

El baile de Saray García, puro nervio y emoción

El momento del baile llegó con Saray García, en una noche muy especial para ella, dedicada a la memoria de Tío Pepe ‘El Zorri’. Arropada por Carmen Grilo, Joaquín Marín ‘El Quini’ y Fernando del Morao, la bailaora desplegó toda su fuerza con tangos y una soleá por bulerías plagada de matices, silencios bien medidos y remates en su sitio.

Tras un cambio de vestuario exprés, la artista reafirmó que el flamenco no se aprende, se lleva dentro. Su entrega fue total y recibió el respaldo unánime del público, que reconoció en ella una bailaora con alma, compás y futuro.

Malena cierra con sabor minero y alma jerezana

El broche de oro lo puso el veterano Manuel Malena, quien inició su actuación con tarantos del Tío Rufino y mineras de La Unión, mostrando el rostro más profundo y desgarrado del flamenco.

Con una voz rajada y una verdad sin fisuras, el cantaor interpretó una soleá con ecos de Alcalá, seguida por una seguiriya que encogió el alma del público. Los fandangos que el respetable pidió no faltaron, con evocaciones a Caracol antes de culminar con un fin de fiesta junto a sus compañeros.

Más allá del nivel artístico, uno de los grandes triunfos de la noche fue la respuesta del público, que acudió en masa a esta segunda cita del ciclo. Una demostración palpable de que el flamenco sigue vivo y latente en el corazón de Jerez, donde es identidad, presente y patrimonio compartido.