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El número de parados en el mes de octubre aumenta en 622 personas y ya son 33.614 los jerezanos que están desempleados. Tener empleo no es sinónimo de bonanza. Jubilados y pensionistas sacan adelante a las familias de sus hijos: “Las cajas de leche salen de mi casa, el azúcar sale de mi casa...". 

Para los más optimistas Jerez cuenta con 700 desempleados menos que hace un año. Para quienes lo sufren y lo padecen, para las 33.614 personas que no tienen trabajo en la ciudad, 622 más que el mes de septiembre (1,89%), es un verdadero drama, sobre todo teniendo en cuenta las fechas que se avecinan. Esta época sólo puede traer de nuevo trabajo precario y estacional, ese del que hoy día gozan muchos jerezanos y jerezanas, los mismos que pese a levantarse día a día para ir a trabajar no se salvan de recurrir a organizaciones benéficas como Cáritas o el Banco de Alimentos.

Los nuevos pobres, podrían llamarse. Aquellos a los que mes tras mes los responsables locales de los sindicatos hacen alusión dado el carácter precario y el sueldo ínfimo que cobran. Eso lo sabe bien Manuel, vecino de la Zona Sur, jubilado, padre de tres hijas. A todas, independientemente de que sus parejas tengan un trabajo, debe ayudarlas, como hacen otros tantos abuelos, abuelas, madres y padres de cuyas pagas depende en grandísima medida el sustento de la prole.

Para su fortuna, este hombre ha trabajado como administrativo a lo largo de 44 años y 6 meses. Se jubiló con 61 años. “Me compensaba que me penalizaran porque ya llevaba 24 meses en paro; cobro 1.075 euros", explica. Por suerte, en 2002 acabó de pagar la hipoteca, aunque poco tiempo de alivio económico ha tenido.

Puede presumir de la formación de sus tres hijas, la mayor y la pequeña licenciadas y la otra con dos grados formativos a sus espaldas. Sin embargo, ninguna trabaja. La pequeña no tiene familia, pero han de pagarle todos los gastos (vivienda, luz y agua). Las otras son madres y sus parejas trabajan. “Pero los empleos que tienen son precarios, apenas ganan 600 euros, los sueldos tampoco son para tirar cohetes”, cuenta. Con esa cantidad deben pagar la hipoteca, por eso asegura: “Tienen trabajo y no llegan, tengo que ayudar a mis hijas con la comida y con cosas para las nietas”.

Normalmente se alternan para comer en casa, no por placer sino por necesidad. “A veces nos reunimos todos pero como mínimo cada una de mis hijas con mis nietas vienen dos veces a la semana”. Solo ellas. Los yernos comen en casa de sus respectivos padres, quienes al igual que él intentan ayudar. “Se ahorran la compra de esa comida”. No obstante, señala tímidamente, “solemos comer un plato único y algo más si se puede”.

Defiende que intentan administrarse lo mejor posible: van a comprar a los supermercados más baratos y aprovechan las ofertas. “Pero las cajas de leche salen de mi casa, el azúcar sale de mi casa…”, reconoce. Durante un tiempo, dos de ellas han sido beneficiarias del Banco de Alimentos. “Ya no porque no es perpetuo, han pasado a otra lista”, explica este jerezano. “Me da rabia la situación de mi familia y la de muchas otras que lo están pasando muy mal, los hay como con pensiones mucho más pequeñas. Es una barbaridad”.

En los meses de septiembre y octubre han sido destruidos los 1.500 puestos de trabajo generados en los cuatro meses anteriores, 471 de ellos (el 75%) en el sector de la construcción. Estos datos corroboran lo que CCOO y UGT vienen denunciando desde que se anunciasen los brotes verdes: El trabajo generado es precario y estacional. Por sexos, en este caso, no hay una desigualdad notoria. El paro femenino aumentó en 313 mujeres mientras que en el masculino fueron 309 hombres más.

A pesar de las escalofriantes cifras de paro arrojadas este mes y el panorama que vive día tras día, Manuel quiere seguir adelante por todas ellas, pero el futuro no es muy halagüeño. A pesar de sus titulaciones, las hijas de Manuel envían el currículum a todo tipo de empresas aunque no estén relacionadas con su ámbito: hamburgueserías, pizzerías… Una de ellas, con 38 años, sabe dos idiomas –inglés y alemán– “y no encuentra trabajo en Jerez”, lamenta. Se indigna cuando oye a los políticos decir en los medios que se está creando empleo. “¿Qué empleo? Uno de mis yernos tiene un trabajo de cuatro horas pero trabaja el doble y no puedes ni protestar porque le echan”, concluye Manuel.

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María Luisa Parra

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