Un negocio de Jerez con más de 30 años 'vive' dentro de una obra de un nuevo hotel en el centro

Para acceder a las oficinas de Arte Sherry, junto a la Catedral, hay que pasar por un túnel destinado a los operarios y la maquinaria. "No sé si me están intentando aburrir", cuenta Antonio Ojeda, dueño del negocio

Un negocio de Jerez con más de 30 años ‘vive’ dentro de una obra de un nuevo hotel en el centro. La empleada de Arte Sherry en el túnel que da acceso a la oficina.
Un negocio de Jerez con más de 30 años ‘vive’ dentro de una obra de un nuevo hotel en el centro. La empleada de Arte Sherry en el túnel que da acceso a la oficina. MANU GARCÍA

La denominada turistificación de las ciudades es la cara más negativa del turismo. Ese que beneficia gracias a la llegada de inversores que llenan los centros históricos de apartamentos, hoteles y todo tipo de alojamientos destinados al visitante también sigue cobrándose víctimas. No solo en los habitantes que abandonan casas y edificios adquiridos para tales fines; también lo padecen negocios de toda la vida que se ven inmersos en esta vorágine edificadora ante la que muchos tienen que claudicar.

En 1990 nació la empresa Arte Sherry, que actualmente atraviesa una situación compleja ajena a su propia actividad de contratación y promoción de artistas. Su sede social se ubica en un local en el bajo del edificio anexo al reducto de la Catedral, casi pegada a la torre campanario. En 2019, la añeja casa fue adquirida para convertirla en un hotel y desde que se iniciaron las obras también comenzó el calvario para Arte Sherry, propiedad de Antonio Ojeda.

A día de hoy, para acceder a las oficinas hay que pasar por un túnel creado por la constructora con andamios que da acceso al interior del edificio; al fondo, dejan un hueco para entrar en las oficinas de la empresa. Pese a las continuas quejas, avisos, amenazas de demandas judiciales y todo a lo que ha podido recurrir Arte Sherry, su gerente no ha conseguido que la empresa responda a sus requerimientos.

Los escritorios y ordenadores cubiertos de plásticos para evitar que les caiga agua y polvo.   MANU GARCÍA
Los escritorios y ordenadores cubiertos de plásticos para evitar que les caiga agua y polvo.   MANU GARCÍA

Sufren la dinámica habitual y molesta de estar metidos en el corazón de la obra, con el ruido propio de los albañiles y maquinaria, además de haberse producidos algunos incidentes, el más grave, cuando volvieron a abrir las puertas tras la pandemia. Descubrieron “un salidero de agua en el edificio que durante mucho tiempo estuvo tirando agua; nos llegó una factura de 34.000 euros”, lo que lógicamente ha elevado al juzgado para que determine quién es el responsable de la avería, ya que la casa era propiedad del promotor.

“Me han metido en un túnel, ha perdido visibilidad mi negocio, la empleada que tengo y la gente que va allí para reuniones y demás llegan totalmente asustados” y se pregunta cuál es la empresa que lleva prevención de riesgos laborales: “¿Es consciente de dónde estamos y el peligro que corremos?, se pregunta Ojeda.

Uno de los efectos de la obra que llega a agujerear las paredes de la oficina.    MANU GARCÍA
Uno de los efectos de la obra que llega a agujerear las paredes de la oficina.    MANU GARCÍA 

En período de lluvias, el año pasado, los forjados de los techos no estaban terminados, “se caló el agua por todas partes, se nos inundó la oficina, todo el material de trabajo, ordenadores…” así como la gran cantidad de polvo y boquetes que por causa de la obra aparecen en diferentes espacios del local. El gerente subraya que se lanza a denunciarlo ante los medios de comunicación ya que le resulta imposible contactar con la empresa. Tampoco este periódico ha podido.

El complicado acceso a la empresa que con el material acumulado en el exterior, apenas de se ve.    MANU GARCÍA
El complicado acceso a la empresa que con el material acumulado en el exterior, apenas de se ve.    MANU GARCÍA   

Así las cosas, ha interpuesto una demanda contra la empresa promotora y cuenta que le ha remitido varios burofax: “La respuesta de ellos fue amenazarme con interponer una demanda por acoso contra mí”. Sin embargo, reconoce que están intentando llevar para delante el negocio “como se pueda”, pese a los ruidos “infernales” que padecemos.

Recurrió a un notario para que levantara acta de lo que la constructora tenía órdenes de hacer, poco más o menos que ningunearlo. “Nos sospecho nada sobre si me quieren echar de aquí; solo cuento que me intentaron comprar el local, a lo que me negué porque es mi negocio. Si me están tratando de aburrir, no lo sé a ciencia cierta”, manifiesta Antonio Ojeda que tiene claro que seguirán “aguantando estoicamente porque es mi medio de vida”.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

Periodista.

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