Los familiares de Antonia González cuentan que estuvo en Urgencias en tres ocasiones antes de ser hospitalizada y lamentan que no le practicasen una biopsia porque no lo consideraban "urgente".
Manuel Venegas no volverá a compartir alegrías ni penas con su mujer y compañera, Antonia González, después de casi 40 años de matrimonio. Ella les dejó el pasado 23 de julio de forma casi inesperada, y su familia no tiene consuelo. Durante meses acudió al médico de cabecera por inflamación y dolor en el vientre, pero descartó derivarla al especialista. Una vez ingresada en el Hospital de Jerez, y con los niveles tumorales altos, tampoco le realizaron un biopsia antes de su fallecimiento "porque no lo consideraban urgente". Pocas horas antes de morir, el personal médico achacaba el malestar de Antonia a la ansiedad que, según ellos, le provocaba la preocupación de sus familiares. Por todo ello, su esposo e hijos quieren hacer pública “la negligencia en la gestión y valoración de su gravedad para que esto se sepa y no vuelva a ocurrir”.
El 26 de junio cumplió 60 años. un día después acudió por primera vez a Urgencias del Hospital de Jerez, y luego en otras tres ocasiones más. Sufría fuertes dolores agudos en la zona abdominal, costal y retención de líquidos en abdomen y piernas. Según su hijo menor, José Venegas, le realizaron analíticas y radiografías sin “relevancia alguna” y le recomendaron reposo relativo en su domicilio. El pasado 7 de Julio fue ingresada cuando se cercioraron de que tenía líquido en el pulmón. En una ecografía, —que a juicio de sus familiares “al parecer en el hospital solo se hace en casos muy urgentes”— es cuando le son detectados ganglios de tamaño considerable. “Los índices tumorales los tenía altos, pero dijeron que la biopsia no era urgente y se murió sin que se la hicieran. No culpo al personal, la cuestión es que tienen tan pocos recursos que los pacientes tienen que estar muriéndose para que los atiendan”, explica Manuel, esposo de Antonia, quien sabe de lo que habla pues los últimos 35 años ha trabajado en una de las ambulancias del mismo centro sanitario.
La familia en ningún caso culpa de lo sucedido al personal del hospital sino a la falta de medios con los que trabajan. No obstante, sí lamentan el trato recibido durante la madrugada del fatal desenlace. “En todo momento la atendieron con desgana y relativizando la gravedad de su estado diciéndonos que ella estaba muy nerviosa y que los familiares estábamos siendo responsables de su estado porque mostrábamos demasiada preocupación, y no sabiendo nunca valorar la gravedad de los mismos”, recuerda su hijo. Según la familia, sólo tras una parada respiratoria y después de avisar de nuevo “a gritos” al personal auxiliar, se trasladó a la UCI en estado de coma. Falleció tres horas más tarde.
“Ha sido un palo. Nunca nos dijeron que estuviese grave”, espeta José. Actualmente, los familiares de Antonia intentan sobrellevar la pérdida, pero en ningún caso olvidar lo que ellos consideran “negligencia en la gestión”. Tanto es así, que a las dos reclamaciones interpuestas durante la enfermedad, han sumado una tercera en la que dejan constancia de lo sucedido durante esa última noche. “El médico de la UCI nos dijo que no pudo hacer nada, dio a entender que lo que le habían llevado era un cadáver”, explica Manuel. Por ello, realizaron una autopsia forense judicial. Los resultados de la misma desvelan que Antonia tenía expandido el cáncer por todo el cuerpo. Por una parte, su marido recuerda a las decenas de personas que ha trasladado en la ambulancia para recibir tratamiento por esta enfermedad “y les veo bien, años después”. “He cotizado 45 años y para una vez que mi mujer se pone mala, no ha servido de nada”, apostilla. Pero por otro lado, se consuela pensando en el sufrimiento que se ahorró, aunque reivindica una mejor atención a los pacientes y más medios para el Hospital de Jerez “para que esto no se repita”.
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