“Os comunico que para el próximo curso pastoral seré el nuevo párroco de Virgen de los Dolores en Jerez”, ha informado en un mensaje el sacerdote Miguel Ángel Montero Jordi, fundador de la institución parroquial situada en la zona norte en el entorno de Pozo Albero. Desde el obispado no han confirmado esta decisión limitándose a informar que “a final de junio se publicarán los nombramientos”, coincidiendo, como es costumbre en el obispado jerezano, con la festividad de san Pedro y san Pablo el 29 de junio.
También adelanta quién es su sustituto en San Juan Bautista de la Salle y la Estrella: “Con inmensa alegría os hago saber que el próximo párroco de La Salle será David Belmonte”. Montero concluye este anuncio exclamando estar “siempre dispuestos a servir y muy contento por mi nuevo destino y por el nuevo párroco que os envían”.
Finalmente, señala que durante el verano se preparará “todo lo necesario y poner todo en orden para la llegada del nuevo párroco”. Miguel Ángel Montero Jordi, deán del Cabildo Catedral y vicario Judicial de la Diócesis, emprendió la aventura de levantar el nuevo templo después de años de ‘vivir’ en módulos prefabricados.
La puesta en marcha de la parroquia se hizo en un solar de unos 2.000 metros cuadrados, cedidos por el Ayuntamiento. Usando esos módulos, echó a andar la institución, conformándose el espacio para la iglesia y unas pequeñas dependencias parroquiales.

Seis años para levantar el actual templo
La primera piedra del nuevo edificio se colocó en el año 2006. Tras superar no pocas vicisitudes, sabe todo económicas para financiar la construcción, seis años después de aquel acto de inicio, en 2012 se llevó a cabo la apertura de la parroquia de San Juan Bautista de La Salle y Nuestra Señora de la Estrella por el entonces obispo José Mazuelo, en diciembre de 2012.
Se trata de un templo diseñado por tres arquitectos jerezanos de forma desinteresada con capacidad para unas 400 personas. Cuenta con la particularidad de contar con una guardería de niños para que pequeños y padres puedan seguir la misa sin molestar al resto de asistentes, al ser este un espacio insonorizado, con un gran ventanal para seguir la eucaristía, altavoces, e incluso aseo.