Luis Gonzalo González, fallecido el 26 de julio de 2022, recibirá a título póstumo la concesión de Hijo Predilecto de Jerez por decisión del Pleno del Ayuntamiento de Jerez, que lo aprobó por unanimidad.
Pintor, ante todo, y polifacético en otras ciencias y artes, Luis Gonzalo nació en Jerez en la barriada de la Plata sobre la que conservaba un enorme cariño, tanto es así que quiso materializar ese apego pintando el rostro de Cristo en el paño de la Verónica que lleva en el paso de misterio la cofradía de La Candelaria, la hermandad del barrio.
También fue el autor del cartel de la Semana Santa de Jerez del año 2003, en el que dejó patente su singular estilo y técnicas. Luis Gonzalo, para quienes lo trataron de cerca, era un hombre de enorme generosidad, de gran talento y una persona buena. Poseía una mente inquieta que siempre estaba en constante creatividad, viendo más allá en lo artístico y en campos tan variados como inverosímiles. No conocía las barreras.
Estudió en Jerez en el colegio La Salle y, más tarde, cursaría el Bachillerato en el colegio del Pilar. Su formación artística la inició en la Escuela de Artes y Oficios de Jerez. Marchó a Sevilla donde compaginó los estudios de Magisterio con los de Bellas Artes.
En la Universidad de Cádiz fue profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica y Diseño Industrial en la Escuela Superior de Ingeniería: “colaboró directamente en el diseño del grado de Ingeniería de Diseño Industrial y destacó siempre por su implicación en la enseñanza, en la investigación y también su relevancia como excelente innovador”, señalaba la UCA a modo de semblanza.
Durante muchos años estuvo vinculado a la Escuela de Arte de Cádiz. Fue catedrático de Dibujo y durante cinco años organizó el bachillerato artístico. Fue director de la Escuela durante 10 años, desde 2003 a 2012.
La innovación, el avance, el estudio… fueron objetivos vitales para Luis Gonzalo. Una muestra de ese constante inconformismo, búsqueda de la innovación y encontrar nuevos camino fue su trabajo con sedas naturales pigmentadas, según las propias investigaciones en estos materiales y basados en su tratado ‘Tapiz. Expresión Gráfica en la Ingeniería’, editado por la UCA. Basado en estas mismas técnicas es el mural que creó para el salón de plenos del Ayuntamiento de Jerez (Ya no están a la vista), que también posee en serigrafía mixta de 100 obras, numeradas y firmadas, sobre tauromaquia.
No le bastó una sino dos tesis doctorales. En 2012, leyó la segunda en la Facultad de Medicina, que realizó como un homenaje a su padre. “El arte no cura ni repara; lo que hace es restaurar la conexión con el alma”, dijo en una conferencia en la Academia de San Dionisio, de la que formaba parte.
En el contexto de lo que bautizó como la Arteterapia perfiló los beneficios de su práctica: “Estimula sentidos como el olfato, el oído, el gusto y el tacto para alcanzar que beneficios como facilitar la comunicación y las habilidades del lenguaje, favorecer la concentración, la autoestima y la autonomía, facilitar la interacción social, fomentar la estimulación de áreas cognitivas como la memoria, la creatividad y la imaginación, disminuir el estrés y la ansiedad, facilitar el pensamiento del aquí y el ahora, dar seguridad y disminuir la dependencia”.
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