El pasado 23 de mayo, miles de escolares en España y otros países europeos salieron a las calles con un objetivo claro: exigir entornos escolares más seguros, calles pacificadas en los horarios de entrada y salida de los centros educativos y el derecho a jugar libremente en el espacio público. La movilización, impulsada por el movimiento europeo Clean Cities, reunió a más de 80 organizaciones sociales, ambientales y educativas bajo una misma consigna: recuperar las ciudades desde la mirada de la infancia.
La jornada, con un marcado carácter festivo y participativo, incluyó más de ochenta actos en todo el territorio español. Desde talleres hasta bicicletadas, las actividades sirvieron para reclamar un modelo de ciudad que priorice la movilidad activa, compartida y eléctrica y que elimine progresivamente los vehículos de combustión. “El objetivo es que las calles de nuestras ciudades sean seguras y accesibles para todos y todas, partiendo de la experiencia y el punto de vista de la infancia”, explicaron desde la coalición convocante.
Aire irrespirable en cuatro de cada cinco entornos escolares
El movimiento no es nuevo. En ciudades como Jerez, colectivos como Flampa, Ecologistas en Acción, Marea Verde o Jerez en Bici llevan años promoviendo iniciativas similares. Desde 2017, cuando se celebró el primer "Día Escolar sin Coches", ha aumentado la concienciación ciudadana. Varios centros educativos han restringido el tráfico a sus puertas, instalado aparcamientos para bicicletas o desarrollando proyectos como el bicibús, integrando la movilidad sostenible en su plan educativo.
Sin embargo, los retos siguen siendo enormes. Un estudio reciente de Ecologistas en Acción, realizado entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, revela que el 87 % de los entornos escolares analizados incumplen los límites de la nueva directiva sobre calidad del aire. En el 20 % de los casos, se registraron niveles de contaminación que cuadruplican los máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud. “Una alta contaminación del aire puede afectar al rendimiento escolar diario, exacerbar enfermedades respiratorias y provocar fatiga, absentismo y problemas de atención”, alertan los expertos.
Para estos colectivos, caminar o desplazarse en bici o patinete al colegio no solo mejora la salud física, también impacta positivamente en el bienestar emocional y académico del alumnado. “Ir a clase de esta manera mejora la autoestima, la autonomía de los niños y niñas y su salud individual”, subrayan. Frente al ruido del tráfico y el aire viciado, apuestan por devolver a los menores el derecho a desplazarse de forma segura, activa y autónoma.
Por ello, exigen al Ayuntamiento de Jerez actuaciones más decididas. No solo en la pacificación del tráfico frente a los colegios, también en la transformación de patios y edificios escolares, adaptándolos a los nuevos desafíos pedagógicos, sociales y ambientales. La infancia, coinciden los convocantes, debe situarse en el centro del diseño urbano si se quiere construir un futuro más habitable y justo.



