"Lo primero que deberían haber hecho es preguntarnos a nosotras cómo nos sentimos"

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Las azafatas del GP hablan sobre la polémica suscitada por la petición del Ayuntamiento para que se elimine la "cosificación" que se hace de estas mujeres.

El despertador de Lidia Ruiz suena a las cinco y cuarto de la madrugada. A esa hora se levanta, desayuna, se maquilla y deja el hotel en el que se hospeda, en Cádiz, dirección al Circuito de Jerez, donde se celebra el Gran Premio de motociclismo. No es la primera vez que realiza este ritual, en 2017 cumple su sexto año trabajando en la prueba. Cuando llega al trazado jerezano, se cambia de ropa y empieza su labor, que va desde repartir pósters, pasear por el paddock o protagonizar vídeos promocionales, hasta posar para las fotos que les piden las personas que acuden al Circuito y, con suerte, estar en el podio durante la entrega de algún trofeo. Este año ha tenido ese “privilegio”. Ella, azafata, paragüera, o paddock girl, como se la quiera llamar, se ha convertido, sin quererlo, en una de las protagonistas de esta edición del Gran Premio por la petición del Ayuntamiento —a instancias de Ganemos— a Dorna, la organizadora del campeonato, para que “elimine la cosificación” a la que son sometidas estas mujeres, que son utilizadas como “adorno y reclamo sexual”. Pero, ¿cómo se sienten ellas? Lidia es de Puente Genil (Córdoba), lleva una década trabajando como modelo en otros eventos deportivos —como las Superbike o la Vuelta Ciclista a España— y es tajante al afirmar: “Me encanta formar parte de este show, para nada me siento cosificada, estoy aquí por voluntad propia. Lo primero que deberían haber hecho es preguntarnos a nosotras cómo nos sentimos y que respeten nuestra libertad de elección, dónde queremos estar y dónde queremos trabajar”.

La cordobesa señala: “Siempre me he sentido afortunada, porque consideran que puedo llegar a tener la belleza u otras cualidades necesarias para estar aquí, porque creo que no solo es belleza, también piden un carisma y un saber estar, transmitir la alegría que este evento conlleva”. La modelo asegura que es la marca quien elige la ropa, pero “jamás me he puesto un uniforme con el que considerara que estaba enseñando más de lo que pudiera enseñar un día de verano normal”. Con el que trabaja durante este GP está contenta —“voy vestida muy andaluza”, dice— y explica: “No voy excesivamente escotada, ni con una falda excesivamente corta, cualquier día de verano una mujer va enseñando más sus atributos. No es lo que muestres, es lo que la persona que mire esté pensando”. Ella dice que las azafatas son “una forma más de hacer publicidad” y que, en los vídeos promocionales que graban para Dorna, hacen lo que creen que “puede hacer que se nos vea más lindas, porque sabemos que es nuestra belleza lo que está llamando la atención”. Lidia es modelo los fines de semana y profesora de Lengua Castellana y Literatura de lunes a viernes. “A las 8:30 tengo que estar trabajando en el instituto, pero lo haré encantada, el fin de semana es agotador pero muy satisfactorio”.

Claudia Fernández la acompaña en el podio. Esta sevillana de 31 años, estudiante de Medicina, lleva casi catorce años trabajando como azafata en todo tipo de eventos, seis de ellos en el Gran Premio. “Nuestro trabajo es bastante sencillo y muy divertido, nos sentimos afortunadas. Nunca he tenido ningún problema, no me he sentido acosada. Al ser mujer es inevitable que haya algunos hombres que nos quieran ver como objeto, pero ya está en nosotras hacernos respetar... El problema está en los ojos del que mira, no en la mujer que se pone cierta vestimenta”, comenta. Claudia hace la siguiente comparación: “Somos una imagen, es como el que mira un cuadro, a nadie le amarga ver algo bello”. Ella asegura que antes de aceptar un trabajo pregunta qué uniforme le tocará llevar. “En el caso de que no me guste no trabajo”, dice, y explica que no son “cabezas huecas”, porque “el casting que pasamos es muy selectivo”, además de que “para estar en la entrega de premios nos exigen un nivel de inglés”. En el Gran Premio gana 150 euros diarios, a los que suma una serie de servicios como la comida, el transporte y el alojamiento, que costea la marca que patrocinan. “No me siento para nada cosificada, ni acosada, ni mujer florero, me siento encantada”, dice Claudia.

Una azafata que prefiere no dar su nombre cuenta que trabajó hace unos años durante un campeonato de Fórmula Uno, donde el ambiente es “diferente”. “El de moto implica mucha más movida. Me pusieron en la parte de fuera del Circuito y allí la gente va más pasada de alcohol y muchas veces te faltan el respeto”. Eso, dice, “hace que te sientas un poco incómoda”, y asegura: “Tenemos opción de ver a los pilotos de cerca y eso es un privilegio, pero no me sentía identificada con el uniforme y no he repetido por eso”. Ahora explica que sigue ejerciendo de azafata, pero es más “exclusiva” a la hora de aceptar encargos. “No hay ninguna contrariedad en que hagan este tipo de demandas, pero las personas necesitamos respetar, con que el uniforme sea digno lo veo perfecto”, remata.

Irene Gómez, enfermera, lleva 16 GP ejerciendo de azafata y responde esto al preguntarle por el asunto de las paragüeras: “Me lo tomo un poco a risa, me parece una polémica bastante absurda, en Jerez hay más asuntos importantes que tratar”. La modelo afirma que tanto como ella sus compañeras se sienten “muy cuidadas y protegidas”, aunque en alguna ocasión haya tenido que soportar alguna situación desagradable. “Siempre hay algún visitante que llega y quiere ponerte la mano en la cintura, pero es la azafata la que lo frena, siempre con una sonrisa, en plan: me hago la foto contigo, pero no me tienes que poner la mano encima”.

“Creo que si se controla un poco los uniformes que les ponen, no pasa nada”

¿Qué piensan los pilotos sobre esta polémica? "No tengo una opinión formada al respecto", asegura Jorge Lorenzo, que prefiere no mojarse. Marc Márquez sí lo hace: “Me parece bien que exista ese trabajo, azafata o azafato, pero que lo puedan hacer tanto mujeres como hombres y con un uniforme... no sé. Creo que si se controla un poco los uniformes que les ponen, no pasa nada". Otro corredor que se pronuncia es Maverick Viñales, quien dice que “se ha hecho toda la vida y es raro que cambie. Para mucha gente en el paddock, las azafatas son algo bonito, para los patrocinadores eso es importante. Creo que si se ha hecho toda la vida, puede seguir así".

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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