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¿Qué sucede para que el concejal de C's en Jerez y abogado del turno de violencia de género pase de estar disfrutando de sus vacaciones a recibir una paliza y convertirse en posible agresor machista? 

Unos días perfectos de desconexión, de vacaciones en pareja. Para “perder el norte”, escribían en Facebook. Sevilla-Oviedo en Vueling. Un coche de alquiler. Fuente Dé, Potes, Gijón, Bilbao en fiestas… Sonrisas, gastronomía, cultura, vasos, besos, selfies de tornillo… Lo típico de un viaje dictado por esa química de los primeros compases del enamoramiento. Pero de repente ya no es eso. Maltrato en grandes titulares, paliza, hurto, pérdida de conocimiento, confusión, declaraciones judiciales, radiografía, grilletes, calabozo, pesadilla, desmentidos, móviles desconectados, más titulares, más comentarios morbosos… Aún así, selfies. Selfies para aparentar algo parecido a la normalidad robada.

¿Qué sucedió aquella madrugada de un miércoles de finales de agosto para que Mario Rosado, concejal de Ciudadanos en Jerez y abogado del turno de oficio de violencia de género, pasara de estar disfrutando de sus vacaciones a verse envuelto en un truculento caso que le ha valido una paliza y una acusación por presunta agresión machista? El relato que a continuación reconstruimos es fruto del testimonio de diferentes fuentes cercanas a la familia y al entorno más íntimo de Rosado, y del contenido del atestado de la Policía vasca, al que ha tenido acceso lavozdelsur.es.

Estamos en el marco de la Aste Nagusia —la fiesta grande de Bilbao—. Mario y Mariche, su pareja, compañera en Ciudadanos, se lo pasan bien. Han cenado y toman unas copas. Son más de las tres de la mañana. La gente, amontonada, salta, baila, ríe y canta. En el interior de una txosna —salvando las distancias, algo parecido a una caseta en las ferias andaluzas—, la mujer se percata de que le han robado la cartera. En ella está el DNI de Mario, las tarjetas de embarque… Con el sofoco, su reacción es lanzar un comentario altisonante sobre los vascos que llega a oídos de una cuadrilla de jóvenes próxima, pasados de copas. Ese es el relato que defiende sin fisura todo el entorno y la familia de Mario. El ambiente se caldea. Mario trata de llevarse a Mariche a empujones, con todos cada vez más alterados. La saca a empujones, “le fue jalando, estaba en el avispero, quería coger un taxi y salir hacia el hotel”. Alguien grita “déjala, déjala”. En cuestión de minutos, el edil de C’s recibe un empujón y cae al suelo, desde donde recibe una patada en la cara que le deja inconsciente unos 10-15 minutos. Tirado, le sisan la cartera.

"Nosotros no nos inventamos el atestado", aseguró el alcalde de Bilbao 

¿Dónde esta la Policía? En medio de la aglomeración, con una iluminación escasa, el atestado policial asegura, a unos 15 metros de donde suceden los hechos, entre las calles Esperanza y Sendeja, que Rosado "ha arrastrado por el suelo a la mujer, la ha golpeado dos veces en la cara y la ha empujado tres veces contra un escaparate". Luego, en las revisiones, no se aprecia la más mínima contusión. Mariche declara en tres ocasiones que no ha sufrido maltrato alguno, “pero nosotros no nos inventamos el atestado”, asegura en los medios el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto (PNV). La Policía no detiene ni a uno solo de los presuntos cinco agresores del concejal. Tras la denuncia de Rosado, solo identifican a uno: Beñat G. B. En el atestado también se asegura que hay “un tumulto” intentando agredir al supuesto maltratador, pero solo figuran como testigos seis personas: tres agentes y tres supuestos agresores de Mario.

“¿No hubo 200 que lo vieron todo, nadie vio nada, cuántas imágenes se grabaron de la pelea en la caseta del Cristo de la Viga en la Feria de Jerez, nadie hizo un vídeo con el móvil?”. Son preguntas que lanzan al aire familiares del edil jerezano. “El atestado dice lo que dice”, apuntan otros para inculpar al edil. La realidad es que casi un mes después no ha visto la luz ni una sola imagen del suceso y eso es extraño en esta sociedad que emite la vida en streaming. El propio Rosado ha solicitado al Ayuntamiento de Bilbao las imágenes de las cámaras instaladas en la vía pública pero no ha logrado hacerse con ellas. “O están borrosas, o no son contundentes, o directamente no reflejan lo que dice el atestado. ¿Por qué no las han enseñado? Ya habría dimitido si fuese verdad”.  ¿Cómo no pudieron detener también al agresor? ¿Por qué retuvieron unas doce horas en el calabozo a Mario, privado de libertad, cuando en estos casos no suelen pasar de las siete horas? Las preguntas se amontonan para dar paso a una teoría. “Mario estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado”, apuntan familiares, quienes no ocultan el sesgo político, en el contexto del bloqueo nacional y las elecciones vascas a la vuelta de la esquina, que se le ha dado a la historia.

El edil recobra el sentido, quiere salir de allí sin esperar a la ambulancia y es la propia Policía la que lo traslada al hospital. La mujer intenta convencer a los agentes, sin éxito, de que no ha habido agresión por su parte. Las radiografías a Rosado muestran las policontusiones pero, afortunadamente, no ha habido rotura del tabique nasal. Al salir, le ponen las esposas y lo llevan al calabozo. Se ha activado el protocolo de violencia de género en el Juzgado de Guardia de Bilbao. Los presuntos agresores lo convierten en presunto maltratador. De allí, al calabozo. Serán casi las cinco de la mañana. No saldrá hasta las cinco de la tarde del día siguiente. En las paredes del calabozo en la comisaría vizcaína, junto a la serpiente de la ETA grabada en un muro, hay una frase que reza: “El tiempo pasa pero diferente”. Afuera, su abogada de oficio, Elena Arrizabalaga, y Mariche aguardan a que Mario vuelva a ser puesto en libertad.

Cuando sale, llama en primer lugar a Carlos Pérez, portavoz del grupo municipal de C’s en Jerez, para contarle lo sucedido. Al tiempo, recibe la llamada de la cúpula del partido de Albert Rivera. El señor lobo, como conocen al secretario de Organización de C's, Fran Hervías, es taxativo a través del hilo telefónico: “Si hay imágenes en vídeo o te condenan, te cortamos la cabeza”. Han pasado 15 horas de pesadilla y Rosado y Mariche ponen rumbo a Jerez en coche, previa escala en Madrid para tratar de que los días vayan pasando y la tormenta mediático-política amaine. Enciende el móvil y ha recibido llamadas de toda la Corporación municipal salvo del PP jerezano. Muchos mensajes de apoyo y ánimo. Pero también muchas especulaciones y comentarios maledicentes.

"No es descartable que no se produzca juicio porque en los protocolos de violencia de género prevalece el testimonio de la víctima"

En Jerez remite por correo la denuncia por su agresión y tiene que lidiar con el silencio y el murmullo de los convecinos de este pueblo grande. El cotorreo, el chisme, la mala baba. Esa es ahora otra pesadilla. “Ella no lo ha denunciado para que no pierda el sueldo de concejal”, han llegado a decir ignorando que Mario carece de remuneración municipal al no tener exclusividad en su dedicación política. Su hermano se faja en las redes sociales para frenar las agresiones en forma de comentarios, las condenas populares sin margen para la presunción de inocencia. Judicialmente, a Rosado ahora le espera un juicio en Bilbao por un delito de lesiones, cuya acusación defenderá por videoconferencia y para el que ya se han incoado diligencias previas; y otro de violencia de género en Jerez en el que él es el acusado. "Esto puede ir para largo", aseguran fuentes judiciales consultadas, pero "el de Bilbao parece que se celebrará antes".

En Jerez, la instrucción no se ha iniciado, tendrán que declarar la pareja, los tres policías vascos y los tres presuntos agresores de Rosado. La Fiscalía también deberá decidir si formula acusación contra el edil. Pero en este caso hay dos condicionantes: no hay denuncia de la víctima y no hay lesiones. "No es descartable que incluso no se produzca ese juicio porque en los protocolos judiciales de violencia de género prevalece el testimonio de la víctima". El pasado 1 de septiembre, Mariche colgaba un selfie con Mario en su Facebook y tecleaba: "Visitando Fuente Dé, magníficas vistas y mejor compañía, me quedo con estos momentos del viaje que nada ni nadie nos va a hacer borrar".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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