El COAC 2018 llega a su fin en una larga noche con más emociones que risas. Las agrupaciones finalistas juegan sus últimas cartas, pero el verdadero premio, como cada año, lo dará lo público. 

No son todos los que están, ni están todos los que son. Así arranca la noche. No vino Andreíta, pero sí una gran patulea de la televisión andaluza que no pisaron el teatro en los 29 días anteriores. Caras conocidas más allá de Puerta Tierra. Desde Vanesa Martín hasta Jordi Évole. Ninguno quiso perderse la gran noche. Paco Alba presente en las coplas, la emoción en cada uno de los asistentes, el aplauso en la punta de los dedos y las ganas venciendo al reloj. 

Coro Don Tatarachín. Los últimos serán los primeros. O viceversa. Todo se verá. El coro de Julio Pardo y Antonio Rivas es el encargado de abrir la final de las finales, la más tensa, la más larga. En el primer tango cantan a los jóvenes, "te veo a ti y me veo a mí", dicen. ¿Un póster del Ché? Critican todas las posturas políticas y aconsejan a la juventud que invierta en formación, porque les robarán gobierne quien gobierne. Vamos, les viene a decir que no se fíen de los que prometen el cambio. A este coro nunca le han agradado los cambios. En la segunda letra reniegan del reconocimiento del Carnaval como Patrimonio de la Humanidad. "Esto es patrimonio de todo el que quiera escuchar". Otra letra poco comprometida. Y sumando. Una tanda de cuplés más que aceptable. Y guardaron para la final el popurrí dedicado a la comparsa, con la figura central de Paco Alba. Merecido homenaje al poeta.   

El primer cuarteto de la final es el de Ángel Gago, que repite la parodia de cuartos de final con algunos golpes nuevos y otros de semifinales. Los niños salen con otro sobre bajo el brazo... qué raro. Esta vez piden más materiales. "¿Qué van a hacer, un trabajo o el tercer puente?". Una parodia muy realista, no cabe duda. Lo único que no les queda claro es el disfraz de carnaval. El primer cuplé, para su hijo que es muy madridista y quiere ser como Cristiano Ronaldo. Le pide todos sus productos pero él solo le compra un puzzle de Lego que al niño no le gusta y lo tira por los aires. "Le gusta tanto Ronaldo que tiene ya también el Lego por las nubes". El segundo es para su perro, el frío que está haciendo y la cantidad de accesorios que hay que llevar para no ensuciar la calle. La tanda es buena y el público lo nota. El popurrí, al nivel de la parodia, y es que Ángel Gago ha ido de menos a más en el concurso. 

Pájaro que canta no espanta sus males, los de otro espanta. Los prisioneros siguen en su jaula, arrancándose las plumas y el alma en cada actuación. ¡Cómo suena esto, niño! Y como no podía ser menos, guardaban en un rinconcito de la jaula dos grandes letras a la altura de esta fase. "Esta mañana vuelvo pa ver la cara de un prisionero". Idas y venidas, de visitas para ver su cara, de larga espera e impaciencia por verle salir. Nueve meses en el vientre prisionero. Emotivo pasodoble que arranca la ovación y humedece algún que otro lagrimal. En el segundo, un hijo habla con su padre y pide perdón por estar en otro tiempo, por no ser el señor que él fue, en nombre de todos sus hermanos. En nombre de todas las comparsas se disculpa con su padre Don Paco Alba. Tremendo. No ha sido el año de los cuplés, pero volvemos a perdonarlo. Más pasodobles, por favor. Con diez pases más nos conformaríamos. O no. Final de popurrí apoteósico, en el que se salen de la jaula para rematar el guiño a Entre Rejas. Gran pase.

Los congoleños del Vera llevan un mes en Cádiz y sin pretensiones de regresar a África. Siguen teniendo ganas de carnaval. Casi tantas como nosotros. La primera letra la dedican al Teatro Pemán. "Ayuntamiento, o quien corresponda, que dé la cara que no se esconda, que da vergüenza verlo abandonado y que lo hayan convertido en una sucia selva". "La familia que gobierna en nuestro poblado son los más campechanos que hay en el Congo". Crítica irónica a la familia real en la segunda letra. "Viendo este panorama me dan gana de emigrar, porque estas cosas allí seguro no pasan jamás". Mucho mejor esta que la primera, sin lugar a dudas. Repiten el cuplé del perro y estrenan el segundo para las aplicaciones de las cámaras de los móviles. Público totalmente entregado en el popurrí. 

Y si el Vera no tiene pensado irse de Cádiz...Faly Pastrana tampoco tiene fecha para faltar a una final del Falla. Con la de este año ya son 20 consecutivas, en este caso con Los chimenea, que desde la presentación hacen gala de una potencia de voces que ningún otro coro del concurso posee. El primer tango se lo dedican a Celia Villalobos, que ya se ha llevado más de una crítica este año por sus polémicas declaraciones sobre la edad de jubilación. El segundo podría ser, perfectamente, el mejor tango del concurso: pintan a Cádiz como un baratillo en el que hay recuerdos de personajes históricos gaditanos que ya no están entre nosotros, como la Uchi, Carlo el Legionario, Fernando Quiñones y, por supuesto, Paco Alba. Los cuplés, bastante flojos y con escasa gracia, se lo dedican a una vecina extranjera que hace de todo y a Bertín Osborne con su programa de televisión. En el popurrí dicen que hay que "darle más vapor". Habrá que hacerlo... pero más volumen desde luego no. 

Los de la gran puñeta, contra todo pronóstico, vuelven a meterse en la final. El arcarde reaparece en escena a lomos de un burro. No son horas para tener a ese animal despierto. La primera parodia es un remix de las anteriores. Primer cuplé premonitorio. El segundo para una madre imprudente y un padre guarrón. Continúan repitiendo repertorio, la parodia de la procesión concretamente, aunque con algunas modificaciones. El público del Falla parece que no vio ninguno de los pases anteriores, porque se ríen como si fuera algo nuevo. De hecho, se ríen como si fuera algo nuevo y gracioso. Los misterios del concurso.  Para la gran noche, el Air Force Juan no podía tener mejor piloto. La chirigota Grupo de Guasa vuelve a cantar el pasodoble a Rajoy de semifinales. Puestos a repetir letra, buena elección. Crítica para la desigualdad con el tercer mundo y la falta de solidaridad en la segunda letra. Un pasodoble muy bien rematado, llevado a la pobreza nacional. También repiten con el cuplé de Terelu. El segundo para el Putin y su actividad física. Mejor el desarrollo que el final. Se nota que vienen relajados, lo que le permite interactuar un poco más con el público.  

Pasada la una de la madrugada se entrega la mercancía de la mafia. La comparsa de Juan Carlos Aragón llega con la chulería de un capo y la temeridad de quien ha mirado la muerte frente a frente... o eso desprende la cara de Sergio (¿para cuándo el Goya?). Buena tanda de pasodobles. El primero, a la ciudad de Cádiz, la "ideal para que se celebre aquí el Juicio Final y el Paraíso no coja tan lejos". El segundo para los fanatismos de la religión centrado en la católica. Muy combativo. Los cuplés, como los del resto de pases, del mejor Juan Carlos cupletero. Ayudan al jurado en el primero para que se deje de protestar por el Bizcocho y en el segundo narran una historia peculiar sobre un celador que se arrima mucho en el ascensor del hospital. Esta comparsa ha cantado durante el concurso, probablemente, los mejores cuplés de todas las modalidades en esta edición de 2018. Lástima el popurrí, que sigue sin convencer. 

Y desde este barrio mafiosos nos trasladamos a un burger típico americano de los años 50, con mucha comida y con una Rockola que tiene loco a todo aquel que lo visita. Como siempre, una presentación que despierta aunque no estés dormido y que te invita a bailar aunque no te apetezca. En los tangos, el primero se lo dedican al alzheimer (desarrollado como si se tratara de una niña pequeña en lugar de una abuela) y el segundo a las violaciones. En los cuplés se acuerdan de la fecha fija del carnaval y del VAR, que además de en el fútbol se implanta en el carnaval. Original el segundo por el desarrollo, aunque no termina de romper en el público. Pero si los cuplés te dejaran mala sensación, con el popurrí te vuelves a venir arriba. Un buen pase para un coro joven y en continuo crecimiento que se ha colado en el último día de concurso por segundo año consecutivo. 

El del Morera es el primer cuarteto de la noche que llega con una parodia íntegramente nueva. Y vaya parodias. Como era de esperar, Don Antonio tenía que estar presente. No sólo Carlos Meni se tiró al suelo, sino también el teatro entero. El público exclamó sorprendido en cuanto lo vio aparecer por la fiesta de cumpleaños que el Trinchera le había preparado. Y lo hizo bien (a Don Antonio se le da bien todo), incluso habla más en una parodia que Iván Romero en el resto de pases. La tanda de cuplés, como la parodia, inédita hasta el momento. Simpática y graciosa. Como el resto del cuarteto, también cayó en gracia. El tema libre, eso sí, repetido, pero el detalle de Carlos Meni quitándose la ropa (como El perro andalú) al final de la actuación lo convierte en memorable. Un gran pase en el regreso de Morera tras tres años de ausencia. 

Tic-tac, tic-tac. El reloj sigue devorando los minutos de esta larga noche. A las 3:45 comenzaba la comparsa de Tino su actuación. Abordan el maltrato en el primer pasodoble, tocado desde la idea del tiempo perdido junto a un "desgraciado". "También yo tengo bandera, tengo un país". Segunda letra para Andalucía. "Seguramente en el sur algún día una nación se levante, república de Andalucía". Un pasodoblón, de los mejores del concurso. Cuplés que siguen siendo de comparsa. Con el popurrí se despide, esta vez sí, del concurso. Esperamos que el descanso no sea largo y podamos volver a disfrutar pronto de sus comparsas.  Y a pesar del frío que hace en este teatro, el Canijo vuelve con ¡Qué caló!, la agrupación que ha logrado romper el gafe de Juan Ardentía con las finales, una fase en la que nunca había cantado hasta el momento. El primer pasodoble lo dedican a una pedida de mano a una mujer gitana y en el segundo, también a las mujeres gitanas, piden que vivan sus vidas libremente y que escojan su estilo de vida. Buena tanda, pero el público está dormido cuando se rondan las cinco de la mañana. Los cuplés, simpáticos, para la comida del restaurante Aponiente de Ángel León y para la hija de su vecina, que ha tenido varios romances con repartidores de comida extranjeros. El carnaval le dice al mundo como es él, pero el Canijo, desde luego, es un artista. 

El music.. El coro de Luis Rivero vuelve con su despliegue de voces, que no de letras. El primer tango para Andalucía, dando un rodeo por el patriotismo y el chovinismo. "Cuando yo miro a mis hijos veo que ahí está la única patria por la que yo doy la vida". Muchas ideas para una sola letra, tal vez. El segundo se lo dedican a la playa de Caleta, donde "muchos gaditanos vemos pasar nuestra vida". Primer cuplé efectista. ¿Le han hecho el tipo a Manu Sánchez sólo PA esto? El segundo para la familia real. Cuplé de coro. Popurrí como siempre: todo lo visual que tiene le falta de contenido. El trío, un cuarteto de tres. Al igual que el resto de la modalidad, excepto el Morera, hacen un refrito del las parodias ya traídas en los pases anteriores. Con algunas novedades, pero vuelven a reaparecer Carlos Duty y el Masluma. La parodia no, pero el pantalón del Masluma es nuevo. Dorado de gala, como la noche requiere. El tema libre también es repetido, pero la gogó del Corralón esta vez viene adornada. Pone el Falla en pie a las seis de la mañana, con los bailes habituales. 

La chirigota de Juanlu Cascana, la que más ha gustado en esta edición del concurso. En el primer pasodoble se acuerdan de los campeones juveniles, donde sale su hijo. Él es finalista porque ha llegado a la final con su padre. Repiten la segunda letra, la dedicada a la Uchi. En los cuplés, tras una breve interrupción por un incidente en el teatro que resuelve la Cruz Roja, aparece Guillermo Cano, a quien van a poner a vender libretos. El segundo, repetido, es para Andreíta y la censura a la que trató de someter el carnaval. El popurrí, a pesar de ser el cuarto pase, sigue causando el mismo efecto. Es la chirigota del concurso. 

La Gran Final la cierra la comparsa de Antonio Martínez Ares, El perro andalú pone al Falla en pie desde la presentación. Y es que este autor tiene algo distinto al resto, llega como ninguno y lo demuestra con sus pasodobles. En el primero narra la historia de un catalán de familia andaluza que clama por la independencia pero se olvida de sus raíces, y es que "se puede vivir sin cartera pero no sin corazón". Destaca mucho más el segundo. Homenaje a Paco Alba en el cien aniversario de su nacimiento. Va a inspirarse a La Caleta (donde está su busto) y el maestro pregunta por su paradero durante su ausencia. Un bello homenaje para el mejor coplero que ha parido Cádiz desde que nació la modalidad de comparsa. El primer cuplé relaciona a McDonalds con la religión. Cuplé de comparsa. En el segundo (sorpresa) aparece el Trinchera para cantar el final de la copla, por fin, con la comparsa de Don Antonio. El popurrí suena igual de bien que siempre. Probablemente, el mejor popurrí del concurso.

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Estefanía Escoriza

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