La memoria del barrio que no aparece en los libros

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Matilde nació hace 90 años en una casa de vecinos de la calle Molinos de Viento del Barrio San Miguel, una casa con más de 200 años en la que han vivido sus abuelos, sus padres y hasta cinco generaciones. Ha sido voluntaria en Cáritas por más de 50 años. Caminar con ella por el barrio es pararse cada pocos pasos a saludar a alguien: vecinos de todas las edades, colores y acentos, que la quieren como a una abuela: “Es lo que pasa cuando vives tanto tiempo”, dice ella con una sonrisa.

Matilde recuerda el San Miguel de los patios de vecinos y la vida en comunidad, donde los niños eran criados por todos los vecinos y la vida discurría entre los patios donde las mujeres lavaban y blanqueaban la ropa, los bebés nacían en las casas y los ancianos contaban cuentos a la hora de dormir: “La gente antes no dejaba sus casas, se iban cuando morían, y a los ancianos los cuidábamos todos, porque los vecinos éramos como una gran familia”.

“Oigo hablar a mis nietas y creen que lo saben todo, me dicen que son otros tiempos, pero se equivocan: el tiempo siempre es el mismo”

Hablar con ella es empaparse de historia y de recuerdos: “La parroquia de San Miguel tiene más de 500 años y algunas casas más de 200. La Parroquia de Los Descalzos es una de las más antiguas, también estaba la ermita de San Telmo, que la llamaban la ermita de los barqueros porque la playa llegaba hasta ahí hace 400 años”.

Matilde recuerda que “el barrio San Miguel era muy extenso, pero era acogedor. Había muchos tabancos y los vinos los vendían en botas. Pero la convivencia en aquella época la protagonizaban los hombres en los tabancos, las mujeres no estaban integradas en la vida social. ¡Tenía yo 40 o 50 años y aún no podíamos ni firmar en el banco!”.

Matilde siente que “antes todo estaba cerca, y no es que Jerez fuera un pueblo pequeño, por el contrario era muy grande, con una campiña muy extensa, grandes cortijos y bodegas”.

Del vino vivía prácticamente toda la industria: la fábrica del corcho para los tapones de las botellas, la fábrica de vidrios, la imprenta para hacer los etiquetados del vino... Antiguamente el vino se enviaba en las botas en los barcos: Domecq, González Byass... mi marido trabajó 45 años en una de las bodegas más antiguas de Jerez: Rivero, del siglo XVII, que estaba en el barrio San Miguel, en mi misma calle.

“A mis 90 años sigo aprendiendo cosas nuevas cada día”

De pequeña iba a un colegio cerca de la calle San Agustín: “entraba por la mañana y salía a las 7 de la tarde, mi madre me preparaba una maleta con mi comida y los libros... Tenía yo 9 años cuando empezó la guerra civil y los niños del barrio estuvimos tres años sin poder ir al colegio, porque eran de monjas y los cerraron. A las monjas las echaron y las mataron a casi todas. Las que sobrevivieron se tuvieron que vestir de particulares y meterse en casas”.

Pese a todo, Matilde considera que ha tenido mucha suerte en la vida, y se siente afortunada: “Yo a mis 90 años disfruto de seguir aprendiendo. El mejor consejo que he recibido me lo dio mi padre, un día cuando era pequeña le dije que estaba aburrida y me contestó: ‘hija, nunca más digas eso’, y desde entonces no he dejado de hacer cosas, nunca me aburro”.

¿Sabías que en el barrio San Miguel conviven más de 60 nacionalidades diferentes? Esta es una de las historias de vida que recopila la exposición San Miguel Diverso, un trabajo que combina imágenes y entrevistas a personas de diferentes edades, procedencias, profesiones… que tienen como nexo común la vida en el barrio y en Jerez durante años. Ha sido realizado por la periodista Yolanda Rosado para la ONG CEAin dentro del Proyecto “Kay Pacha”, financiado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social y el Fondo de Asilo, Inmigración e Integración de la Unión Europea.

Este proyecto tiene como objetivo poner en valor la diversidad y reforzar los lazos de convivencia mediante el camino más sencillo: conocernos, huyendo de prejuicios y etiquetas. La ONG CEAin (federada en Andalucía Acoge) lleva más de 25 años luchando en Jerez por la convivencia y la inclusión social, especialmente de las personas migrantes. La exposición San Miguel Diverso se puede visitar en la Asociación Cultural Ateneo Jerez hasta el 23 de febrero y a partir del 21 de marzo se presentará en la Sala Paúl coincidiendo con el Día Internacional contra la discriminación racial.

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