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Que el estadio de La Juventud tiene un mantenimiento pésimo no es algo que pille a nadie por sorpresa, pero el estado de deterioro que sufre de un tiempo a esta parte comienza a ser preocupante. Las instalaciones deportivas municipales hacen literalmente aguas. No hay más que recorrerlo de una punta a la otra para comprobar las muchas deficiencias que presenta.

Comencemos el tour de La Juventud. El rectángulo de juego está rodeado de unas vallas cuyos anclajes estaban sueltos, aunque tras las quejas de los directivos del Jerez Industrial, el Ayuntamiento ha decidido reforzarlos esta misma semana. No es nada habitual, ya que rara es la ocasión en la que algún técnico municipal se pasa por La Juventud para arreglar desperfectos. Eso sí, también han comenzado a pintar parte de la grada que da a la avenida Blas Infante, aunque por el momento sólo la mitad.

Los banquillos no están mucho mejor. La chapa que los cubre está suelta y los días de viento se mueve a su antojo. Todo un peligro. Eso por no hablar del pequeño habitáculo que ocupa el delegado de campo, que presenta un estado lamentable: Oxidado, roto y con unos asientos que no invitan precisamente a sentarse. Entre los vestuarios y el terreno de juego hay unas vallas que impiden que los aficionados ocupen el túnel de vestuarios, petición del árbitro. Vallas de obra, concretamente. Todo muy rudimentario.

Los socios del Jerez Industrial, equipo que utiliza estas instalaciones (además del Xerez B, el Federico Mayo y el CD Zona Sur) se quejan de que "aquí nunca han hecho nada. El mantenimiento es nulo". Juan Rodríguez, uno de los simpatizantes del club industrialista apunta: "En la pradera de Chapín, donde entrena el Xerez DFC, se pasa hasta el rulo, pero aquí ni eso". 

Entrar en La Juventud en pleno invierno se convierte en poco menos que una odisea. El acceso principal, que da a la explanada donde se instala el mercadillo de la Zona Sur, se inunda con facilidad cuando llueve. Aunque no queda ahí la cosa, ya que justo enfrente de las taquillas hay dos contenedores y los escombros y basura amontonados hacen muy difícil el acceso. "Al fútbol vienen mujeres y niños, no hay derecho a que esto esté así", se queja Diego Piñero, socio del Industrial. La taquilla, un pequeño cuarto situado a la izquierda de esta entrada, fue construida por los propios socios del club industrialista, y en estos momentos no tienen luz, ya que hace unos meses que robaron los cables de la instalación y aún no han sido respuestos.

Sigamos con el tour. Al cruzar la puerta principal nos encontramos un barrizal. Varios ladrillos impiden que los aficionados se embarren los zapatos nada más entrar. Siguiendo hacia la grada hay una treintena de asientos amontonados, que se han roto por el paso del tiempo y el vandalismo. Los vestuarios, de las mejores zonas del estadio, están bien conservados, aunque en las paredes se puede ver alguna que otra grieta. El cuarto que hace las veces de lavandería tiene hasta tres cerraduras diferentes, ya que ha sido forzado en varias ocasiones.

"Es una pena, yo sé que no hay dinero, pero con que hubiera sólo una persona que fuera cuidando una cosita cada día, esto estaría mucho mejor", apunta Juan. Las cabinas de prensa, situadas en la parte superior de la grada principal, tampoco se salvan. Las goteras del techo de chapa hacen que los días de lluvia el pasillo se encharque. Las vigas que las sujetan están oxidadas y se caen a pedazos y el aglomerado de las mesas están cojas fruto de la humedad que han cogido. Aquí también han hecho acto de presencia los vándalos, ya que hay varios cristales rotos fruto de alguna pedrada.

En este punto concluye el tour del abandono, que desgraciadamente lleva muchos años abierto al público. Mientras tanto, los aficionados que acudan al estadio a ver algún partido de su equipo seguirán disfrutando del maravilloso estado que presenta. ¿Hasta cuándo?

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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