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Después de casi 20 años entre piscinas y tener un horario muy controlado para conseguir ser olímpica, la nadadora jerezana Conchi Badillo aparta la competición de su camino para dedicarse a la enseñanza en el Club Natación Jerez.

Ha batido 16 récords desde que debutase en 1998. Los 50 y 100 metros braza son su especialidad. Con 23 voló del nido jerezano para mudarse a Barcelona, lugar en el que quería alcanzar su sueño de convertirse en olímpica. En su último curso ha estado en Madrid entrenando a niños pequeños en el colegio Gredos de San Diego. Entre tanta montaña se agobió, ya que al haber vivido en Jerez y en Barcelona tiene por costumbre estar cerca de la playa, oler el agua salada del mar y poder darse un chapuzón en cualquier momento. A sus 29 años vuelve a Jerez después de ganar 75 medallas y de haber pasado por la experiencia olímpica en 2012. Con otro rumbo ya fijado, la plusmarquista Conchi Badillo deja a un lado la competición para enrolarse como técnica y enseñar a sus alumnos –como un día ella lo fue– todas las experiencias que le han llevado a ser una nadadora profesional de tan alto nivel.

¿En qué proyecto está embarcada actualmente?

Estoy con la mente puesta en muchas cosas, pero lo más cercano es mi incorporación como técnico del Club Natación Jerez. Voy a ser segunda entrenadora del club y es una cosa que tenía muchas ganas de hacer. Llevo mucho tiempo fuera, fue en Jerez cuando empecé a nadar y a competir y me gusta mucho la idea de transmitir toda la experiencia que tengo como nadadora de alto rendimiento a nadadores, técnicos, directiva, padres y a todo el mundo que esté implicado en el club. Tengo muchas ganas de empezar ya.

"No es un hecho que yo haya dejado la natación porque no lo es, pero de momento estoy en stand by haciendo un descanso y a ver qué decide mi cuerpo"

Pero, ¿continúa con las competiciones?

Mi última competición fue en octubre del año pasado porque no me sentía motivada; me di cuenta de que no me hacía ilusión, que no estaba disfrutando y que mi cuerpo necesitaba un descanso. No es un hecho que yo haya dejado la natación porque no lo es, pero de momento estoy en stand by haciendo un descanso y a ver qué decide mi cuerpo y sobre todo mi mente, que es muy importante aquí.

¿Se ve en Río 2016?

Es muy complicado. Va a ser muy difícil porque llevo un año y medio parada y sin competir. Lo que me gustaría intentar es eso, recuperar la ilusión por competir yo misma y sobre todo entrenar y tener una estabilidad en el deporte. Dejé de competir porque no tenía ilusión. Me sentía más útil ayudando a los nadadores que estaban en la piscina que entrenar yo misma. Fue entonces por lo que hice el parón.

Aunque ahora mismo no esté motivada, el año pasado se apuntó a Patrocina un Deportista, ¿no?

Sí, Patrocina un Deportista es una empresa que se dedica a buscar el micropatrocinio para deportistas en un principio ya olímpicos que quieren seguir su camino a Río. Hacen eventos con empresas y con deportistas, mezclan un poco los negocios y el deporte. La verdad es que es un proyecto muy chulo. En el momento en que me vi más desanimada, lo hablé con ellos y me contrataron. Entonces este año he estado un poco en stand by, pero he estado trabajando con ellos buscando empresas, eventos y haciendo cositas con ellos.

¿Ha sufrido alguna otra lesión aparte de la que sufrió justo antes de los Juegos Olímpicos de Londres 2012?

No, lo que pasa es que esa lesión fue muy gorda. La recuperación fue muy complicada. He tenido sobrecargas leves y sobrecargas más graves que se arreglan con un buen fisioterapeuta... Pero lesiones así graves, la única ha sido la del brazo. La rehabilitación fue muy pesada, porque me encontré con médicos que no me apoyaban todo lo que debían. Tuve que buscarme médicos por mi cuenta, tomar la iniciativa, porque veía que podía recuperarme más de lo que me estaban diciendo. Ha sido complicado, de hecho he perdido grados de movilidad en el brazo, pero bueno…

A raíz de esa complicada lesión ¿cómo fue su experiencia en la villa olímpica?

Fue diferente a todas las demás, todo el mundo iba en sus mejores condiciones y yo no. Cuando una nadadora hace una mínima para los Juegos, nadie más puede nadar por ella, no puede tener una suplente. Entonces, si nadie podía nadar en mi lugar, yo en ningún momento pensé: Pues si no voy a ir en mis mejores condiciones no voy. Simplemente fui como estaba, aproveché la experiencia, viví los Juegos desde otro punto de vista y lo hice lo mejor que pude. Los Juegos son una pasada, cualquier cosa que diga va a ser diminuta, porque la villa olímpica ya era una pasada en sí, era como una residencia de lujo. Todo gratis y todo para ti. Y luego la gente… cada cuatro pasos que dabas te echabas una foto con alguien, porque era como: ¡Ostras este es un atleta, pues eres un héroe! Nosotros nos sentíamos un poco así.

"No podía dormir 45 minutos de siesta, yo tenía que dormir hasta 40, porque cinco minutos de más ya era malo. Son niveles muy altos de controlarlo todo"

Y con tan solo 29 años, si piensa en sus metas ¿cuál cree que es su mayor logro hasta ahora?

Mi mayor logro ha sido la clasificación para los Juegos. Y además para la que más he luchado y en lo que más he trabajado. Mi camino hacia los Juegos Olímpicos no empieza en Barcelona, empieza aquí en Jerez. Yo en 2004 ya estuve a punto de entrar en los Juegos de Atenas para relevos, lo que pasa es que llegó una chica que nadó más rápido que yo y fue ella. Mi camino empieza ahí. Yo llegué a un nivel de controlarlo todo, de controlar las comidas, el tiempo de descanso, el tiempo de siesta… No podía dormir 45 minutos de siesta, tenían que ser 40, porque cinco minutos de más ya era malo. Son niveles muy altos de controlarlo todo. Mi chuche preferida el año de los Juegos era un bol de cereales con muesli, fresas y yogurt, no cogía ni un caramelo, ni nada. Es el camino que tienes que llevar si quieres ese nivel.

¿Qué ha tenido que dejar de lado?

La espada y la pared es la vida diaria del deportista, la vida diaria de la toma de decisiones. ¿Qué hago? ¿Me voy al McDonald's con mis amigos o me voy a descansar porque me toca descansar? ¿Qué hago? De hecho, la decisión más gorda que he tomado ha sido la de irme a Barcelona. Antes de irme tuve que decidir si estudiaba un módulo superior, porque se solapaba con mi horario de entrenamiento. Tampoco pude hacer una carrera porque no podía compaginarlo con mis entrenamientos. Y después vino lo de Barcelona. Eso fue en plan: Papá, tengo 23 años, me voy a Barcelona. Claro, mi padre se echaba las manos a la cabeza, él pensaba que me iba a casar, a tener hijos y tal, y le dije: No, no, que yo me voy a Barcelona, que yo quiero ser olímpica. Me he perdido la infancia de mis primas, me he perdido cosas muy importantes en la familia como es la enfermedad de mi abuela, luego mi padre tuvo también un problema de salud y no me lo querían decir… Y luego cosas mías, como por ejemplo terminar mis estudios y hacer unas prácticas laborales, que no las he podido hacer hasta ahora. Pero bueno, el deporte de alto nivel es como un trabajo, no es un deporte de salud. El que quiere hacer deporte de alto rendimiento no hace deporte por querer cuidarse y estar en forma, es porque quiere ser el mejor.

"Mi padre se echaba las manos a la cabeza, él pensaba que me iba a casar, a tener hijos y tal, y le dije: No no, que yo me voy a Barcelona, que yo quiero ser olímpica"

¿Se ha sentido apoyada alguna vez por su ciudad?

Yo opino que el deporte no se debe mezclar con política, pero es verdad que con ciertos partidos me he sentido más apoyada y más arropada aquí en Jerez. Independientemente de lo que yo piense, el deporte no tiene que ser de izquierdas o de derechas, tiene que ser de todos los partidos.

Para terminar: ¿Qué solía hacer durante los campeonatos momentos antes de zambullirse en la piscina?

Respirar profundamente, coger mucho, mucho aire y soltar mucho, mucho aire. A partir de ahí ya era poner un pie encima del poyete y ya está, porque el día de la competición no se puede cambiar nada, ya está todo el trabajo hecho. 

Sobre el autor:

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Claudia González Romero

Periodista.

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