Milagros Padilla, víctima de un despido por "pedir las horas que le deben", irá a juicio después de ver que el dueño de la cafetería del equipamiento público le propone readmitirla con un contrato inferior.

Milagros Padilla, la empleada de la cafetería del Campus de Jerez que fue víctima de un despido "improcedente" el pasado 15 de julio, ha mantenido un encuentro con el propietario de la subcontrata que explota este servicio en el equipamiento público. En declaraciones a lavozdelsur.es, ha asegurado que en la reunión, a la que han acudido el primer regente y el actual dueño de la empresa, ha decidido permanecer al margen porque se encontraba muy nerviosa, si bien la resolución ha sido negativa. "No se ha solucionado nada, vamos a juicio", sentencia Mila, como todos la conocen, intranquila. Lleva un verano entero moviéndose con abogados, buscando que la readmitan con un contrato digno, pero aún no lo ha conseguido: "Quieren quitarme de fija. Quieren readmitirme con un contrato inferior, trabajando de manera discontinua, con bajas en verano, navidades y Semana Santa", señala la afectada, que lo tiene claro: va a ir a juicio para pelear por esas horas que le deben y que le devuelvan lo que es suyo. "A mí no me van a quitar de ahí, con la de horas que he echado gratis... No te haces una idea", expresa indignada.

Señala que en el negocio trabajan tres personas fijas, dos de ellas son hombres. Sus compañeros comienzan a trabajar cuando abre la cafetería en el Campus, ya que llegan de la cafetería que regentaba en Cádiz el empresario. A los tres meses de inaugurarse el establecimiento, se incorpora Mila. Dice que le ha costado lo suyo obtener el mismo contrato que tienen los otros empleados desde un principio: "A mí me hacen fija 6 años después", comparte, cuando trabajaba lo mismo que ellos. En 2010 es cuando la empresa le ofrece un contrato de 8 horas. Es el momento en el que se iguala a sus otros dos compañeros oficialmente, pero afirma que ella nunca llegó a cobrar lo mismo. "Yo tenía un contrato de 8 horas, pero trabajaba 10 horas o más", a lo que añade: "Ellos trabajaban con todos sus derechos, pero yo no por ser mujer ¿No puedo tener los mismos derechos que un hombre?"

"Ellos trabajaban con todos sus derechos, pero yo no por ser mujer"

La camarera cuenta que ha tenido un trato diferente en la empresa por ser mujer. Apunta que todas las desigualdades que ha vivido en la cafetería se debe a una actuación machista del primer dueño del negocio y que ha continuado el actual propietario. Después de verse cerca de 12 años "pisoteada" laboralmente con un sueldo precario que no se ajusta al contrato previamente firmado, Mila, desbordada, exige sus derechos a comienzos de este verano. A día de hoy, al no llegar a un acuerdo común, se encuentra en el paro, a la espera de que se lleve a cabo el juicio. Un proceso que puede tardar entre cinco o seis meses, según le han comunicado los mediadores. 

“¿Sabéis cuál es el delito que ha cometido ella? Pedir las horas que le deben", afirma Pepe Díaz, presidente del comité de empresa del personal del Campus, y principal líder de la manifestación que tuvo lugar a finales del pasado julio en el exterior de la cafetería donde trabajaba Mila. "Después de haber visto cómo se ha volcado el personal de la Universidad con ella, es una tomadura de pelo que se le oferte un contrato inferior con esas condiciones", indica ahora, después de enterarse de la conciliación previa a la demanda judicial. Las movilizaciones en el Campus para la readmisión de Milagros Padilla continuarán a la vuelta de las vacaciones, "desde principios de septiembre".

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Claudia González Romero

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