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Isabel Mateo explotaba, junto a su pareja y otros desempleados, un aparcamiento en un solar de la calle Circo hasta que el pasado junio el Ayuntamiento los retiró de allí por no tener licencia. Ahora reclaman un nuevo espacio donde ejercer de aparcachoches para poder salir adelante

Llevan más de un mes concentrándose a diario a las puertas del Ayuntamiento para reclamar una solución a su problema, cuenta Isabel Mateo, de la asociación de desempleados La Esperanza, que hasta el pasado mes de junio explotaba un aparcamiento en un solar junto a la plaza de Toros. El Ayuntamiento, ante la denuncia de la propietaria del suelo, Reyal Urbis, y de los parkings del centro, clausuró el aparcamiento ante la actividad ilegal que se llevaba a cabo. Así y todo, Isabel, pareja del que fuera promotor de la idea, Jesús Muñoz, afirma que “desde diciembre de 2013 estuvimos solicitando la licencia a Urbanismo, pero siempre nos faltaba documentación por entregar”. Igualmente, Isabel afirma que, en un principio, desde Reyal Urbis “no nos pusieron pegas. Hablamos con ellos, limpiamos la parcela, nos sacamos el seguro de responsabilidad civil y ya digo que luego quisimos sacarnos la licencia. Pero juegan con la ignorancia y la necesidad de las personas, y así estamos”.
Isabel Mateo, días atrás, en la calle Consistorio. Fotos: Pablo Uriel

Antes, gracias al aparcamiento, tanto ellos como el resto de desempleados que trabajaban allí se embolsaban diariamente entre 15 y 20 euros, “lo justo para comer y pagar con dificultad el alquiler del piso y los recibos”. Ahora la situación se ha vuelto muy complicada, y más con dos hijas, de cinco años y nueve meses, respectivamente. “No tenemos trabajo. No podemos pagar el alquiler del piso y no podemos aspirar a uno de protección oficial al no tener ingresos. Mi suegra, con su pensión de 400 euros, no puede ayudarnos y mi familia de vez en cuando nos manda algo, pero estamos mal. El otro día me pillaron en Mercadona por robar un paquete de pañales…” Ahora, entre visitas a Cáritas, a Bienestar Social y al Ayuntamiento, esperan que se les permita situarse en otro espacio para poder ejercer la actividad que hasta junio estaban llevando a cabo. “Agustín Muñoz –delegado de Urbanismo- nos comentó que lo mismo había posibilidad de que fuéramos al aparcamiento de la calle Taxdirt, al lado del zoo, pero no sabemos qué pasará al final”, explica Isabel, mientras, un día más, aguarda en la calle Consistorio a que se pueda encontrar una solución factible para todos.

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Jorge Miró

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