Andrea Diosdado, una joven jerezana de 23 años que trabaja como fisioterapeuta en París, ha denunciado haber sido víctima de una carga policial durante la manifestación del Día del Trabajador en la capital francesa, celebrada este pasado 1 de mayo. Según su testimonio, recibió varios golpes con porras por parte de agentes antidisturbios sin que mediara provocación alguna.
“Estábamos mi compañero de piso y yo en la manifestación, que en un principio se desarrollaba de manera tranquila”, relata Andrea. “Todo cambió cuando vimos cómo la policía comenzaba a organizarse y a cerrar el paso en nuestra zona. Sin previo aviso, comenzaron a cargar contra la multitud sin razón aparente”.
La joven cuenta que, en medio del caos, su compañero intentó ayudar a una manifestante que estaba siendo agredida, lo que desató una reacción violenta por parte de los agentes. “Cuando fui a ayudarlo, me golpearon también. Recibí dos porrazos, uno en la escápula y otro en el glúteo. En el momento, por la adrenalina, no sentía tanto dolor, pero al día siguiente no podía mover el brazo”, explica. Ha acudido al médico por las lesiones sufridas.
Andrea asegura que ni ella ni su acompañante portaban pancartas ni vestimenta que pudiera asociarse con ningún colectivo: “Íbamos vestidos de calle, de forma totalmente pacífica. No había motivos para que cargaran contra nosotros”.
Golpearon a personas mayores
La manifestación reunió a unas 32.000 personas solo en París —según datos del Ministerio del Interior— dentro de un contexto nacional que movilizó a más de 150.000 ciudadanos. Las autoridades habían desplegado más de 2.000 agentes en la capital ante el temor de altercados provocados por grupos extremistas, aunque, según Andrea, "la policía no hizo distinciones y golpeó a todo el mundo por igual, incluso a personas mayores".
La joven lamenta la cobertura parcial que, a su juicio, han ofrecido los medios franceses, centrando el foco únicamente en los incidentes violentos: “Intentan enmascarar que fue una carga indiscriminada, como si solo se hubiese actuado contra los violentos, y no fue así”.
Pese a lo vivido, Andrea asegura que no se dejará amedrentar: “Seguiré manifestándome. No pueden coartarnos un derecho fundamental. Lo que buscan es meter miedo, pero ahora más que nunca hay que estar presentes”.



