Rosa es una vecina de Jerez que la pasada semana vivió una situación nada agradable cuando fue a pedir un taxi para llevar a su perro, un pastor alemán, al veterinario.
A las ocho de la mañana llamó a la centralita para realizar una reserva para las 9.45, especificando en todo momento que era para llevar a un pastor alemán. "Me dicen desde la centralita que no hay problema. A las 9.30 me bajo por si llega el taxi, no me tenga que esperar. Llegan las diez, las diez y cuarto, y el taxi no viene. Llamo a centralita y me dicen que estaba en petición", cuenta esta ciudadana a lavozdelsur.es.
El taxi acaba llegando a las 10.27 y Rosa llama en ese momento al veterinario para avisar de que ya va para allá. "Al llegar el taxi, el hombre empieza a rajar diciendo que el perro era muy grande y que él no montaba a ese tipo de perros, diciéndome que los taxis eran para las personas y no para los perros. Vuelvo a llamar a la centralita y me dicen que es el taxi 155 y que me tiene que montar porque tiene puesto que puede llevar mascotas".
Una corta carrera que fue una pesadilla
La carrera se convirtió en una auténtica pesadilla para Rosa. "Me monto en el taxi y se lleva todo el camino insultándome e increpando, diciendo que no tenía vergüenza y que no respetaba a las personas. Que yo era la peor persona del mundo por haber montado a mi perro para llevarlo al veterinario. Yo iba todo el camino callada porque llevaba a mi perra sobre mí. No quería ponerme nerviosa para que mi perra viera mis nervios y se pusiera nerviosa.
El trayecto fue desde La Cartuja a la puerta de urgencia de Asisa, donde le esperaba el veterinario junto a otro empleado de la clínica. "Cuando llegamos, le digo al taxista que me espere, que le doy el perro al veterinario y que me vuelvo. Yo quería tener con ese hombre unas palabras para decirle que no podía faltar el respeto a las personas. No me dio opción. Me dijo que le pagara y que me bajase del coche. La carrera fue de cinco euros, mínimo. Entonces, me dijo que me fuese andando, que 'vaya tía más guarra ésta'. Después de que todo el camino estuvo diciéndome cosa. Me quedé destrozada", detalla Rosa.
Al bajarse del vehículo, Rosa volvió a llamar a la centralita para poner una reclamación. Lejos de unas disculpas, la opción que le propusieron era la de coger otro taxi para la vuelta. Ahora esta ciudadana tiene previsto poner una reclamación a Movilidad. "Iba con mi perro al veterinario, no porque quisiera darme un paseo".
¿Qué dice la Ley de Bienestar Animal sobre el transporte de mascotas?
Tras lo sucedido a Rosa llega una pregunta, ¿pueden viajar los perros o gatos en transportes públicos como un taxi? En este sentido, la nueva Ley de Bienestar Animal no ofrece dudas y recoge que las mascotas pueden subir, tanto en transporte público como privado, siempre que "no constituyan un riesgo para las personas, otros animales y las cosas, sin perjuicio de lo dispuesto en la normativa sobre salud pública, en las ordenanzas municipales o normativa específica".
Además, especifica que los conductores del servicio público del taxi o de vehículos con conductor deben facilitar la entrada de animales de compañía en sus vehículos, salvo que haya circunstancias debidamente justificadas.




