Historia de las casas baratas en Jerez de la Frontera (1911-1938) (I)

Ahora que la vivienda se sigue manteniendo, encuesta tras encuesta, como el principal problema sentido por la ciudadanía, no está de más echar la vista atrás

Vista aérea del centro de Jerez, con San Miguel en primer plano.
Vista aérea del centro de Jerez, con San Miguel en primer plano. JUAN CARLOS TORO
20 de junio de 2025 a las 13:51h

Ahora que la vivienda se sigue manteniendo, encuesta tras encuesta, como el principal problema sentido por la ciudadanía, no está de más echar la vista atrás y conocer la historia de cómo se trató de solucionar en el siglo pasado este verdadero drama social -en muchos casos- con la construcción de «casas baratas», y la repercusión que tuvo en Jerez de la Frontera.

La conocida como «Primera Ley de Casas Baratas para obreros», se promulgó el 12 de junio de 1911 bajo el gobierno liberal de José Canalejas. Los medios de protección en que se inspiró esta ley fueron la concesión de amplias exenciones tributarias, no sólo en la adquisición de terrenos y compra de las casas, sino en la constitución de las Sociedades y la transmisión de la propiedad de los edificios y el fomento del crédito a las Sociedades cooperativas constructoras de casas baratas, cuyo fin era estimular preferentemente el desarrollo de la cooperación para estos fines, por considerarlo como la fuerza más grande de cohesión que podría intervenir en la resolución del problema. El desarrollo de la Ley no se inició hasta abril de 1912, cuando se aprobó el Reglamento de la misma.

En el caso de Jerez, esta Ley no tuvo ningún efecto ni provocó ninguna iniciativa, a pesar de que el diario El Guadalete la publicó íntegramente en primera plana durante cinco días. El 29 de julio de ese año, el Gobernador civil le escribía al Ayuntamiento, entonces presidido por González Hontoria, solicitando un informe sobre el Real Decreto de casas baratas, y el escrito pasó a la Comisión de Policía Urbana, cuyo dictamen se aprobó en el Pleno del 26 de agosto, y ahí quedó el asunto.

El 10 de diciembre de 1921, bajo el gobierno del conservador Eduardo Dato, y a propuesta del ministro de Trabajo, Carlos Cañal y Migolla, se aprobó una segunda ley de Casa Baratas, cuyo Reglamento fue firmado por el rey Alfonso XIII, a instancias del Consejo de Ministros, el 8 de julio de 1922. Esta segunda ley reconocía que las Cooperativas con pocos recursos nada podían hacer sin la colaboración de los Ayuntamientos, por lo que obligaba a éstos a favorecer e impulsar las Cooperativas cediendo terrenos, propiedad del Ayuntamiento, en venta económica a largos plazos, y facilitando la ayuda de los servicios municipales para favorecer en lo posible las edificaciones de casas baratas. Incluso obligaba a los Ayuntamientos a redactar un proyecto de construcción de Casas Baratas, cuya realización no podría exceder de 20 años. Aunque muchos no lo hicieron.

En Jerez, el ayuntamiento del alcalde José González Pineda, ante esta nueva Ley y su Reglamento, lo único que hizo en la sesión del Pleno municipal del 4 de agosto de 1922 fue convocar una Comisión especial encargada del proyecto de construcción de Casas baratas, y aún el 1 de septiembre volvía a convocar a esa Comisión especial «para estudiar un plan que aproveche las ventajas que la Ley de casas baratas concede». De esa Comisión especial ya no hay más noticias ni constancia de que se conformara ni funcionara.

1. La productora, cooperativa de casas baratas de Jerez (1922) 

El efecto real más inmediato de la segunda Ley de Casas Baratas en Jerez de la Frontera fue la creación en agosto de 1922 de una Sociedad para la construcción de casas baratas, llamada «La Constructora», integrada por «un grupo de individuos pertenecientes a los diferentes gremios de las artes de construir»1.

El 19 de noviembre de1922 se publicaba en la prensa que la Sociedad Cooperativa de Casas Baratas «La Constructora» había entregado al Secretario del Ayuntamiento tres ejemplares del Reglamento para que lo enviara al Ministerio de Trabajo para su aprobación. También se informaba que dicha Sociedad Cooperativa estaba compuesta por un grupo de 25 obreros pertenecientes al gremio de la construcción, y que se acogían al nuevo Reglamento publicado en la Gaceta de Madrid para conseguir las subvenciones que el Estado otorgaba.

El presidente y principal impulsor de la Cooperativa «La Constructora» era José Aranda Pérez (Jerez, 1863-Jerez, 1927), maestro carpintero, que en abril de 1910 fue concejal del Ayuntamiento por el Partido Republicano, junto a Manuel Moreno Mendoza y Antonio Roma Rubíes, y era presidente de la Sociedad obrera de «Constructores de coches, carros y maderas en blanco» de Jerez. Aranda Pérez fue concejal en varias legislaturas más, y en septiembre de 1919, después de montar una carpintería propia, se convirtió en el Presidente de la Sociedad de patronos carpinteros de Jerez.

Otro miembro de la Junta Directiva de la nueva Cooperativa fue Agustín Sánchez Muñoz, maestro cerrajero de la fábrica de botellas de Jerez, de ideas republicanas, muy próximo a Manuel Moreno Mendoza, que en 1934 formaba parte de la Directiva de la Sociedad de Vidrieros y Similares.

Esta Cooperativa jerezana quedó aletargada un tiempo, y casi dos años después, ya durante la Dictadura de Primo de Rivera (septiembre de 1923-enero de 1930), el 23 de julio de 1924, el entonces alcalde de Jerez, Federico Ysasi Dávila, le comunicaba al reportero de El Guadalete que había recibido un oficio de la Sociedad Cooperativa «La Constructora», -«compuesta por 25 obreros»-, solicitando al Ayuntamiento terreno gratuito para construir 25 casas baratas, una para cada uno de los socios, y que dicho escrito lo había derivado a la Comisión Permanente. Tres días más tarde, el 26 de julio, la Comisión de Policía Urbana del Ayuntamiento aceptaba la propuesta de la Cooperativa por considerarla de utilidad pública y la enviaba a la Comisión de Asuntos Jurídicos.

Así pasaron los meses. El 20 de diciembre de 1924, siendo alcalde Álvaro Dávila, Marqués de Villamarta, en la Comisión Permanente municipal, la Comisión de Asuntos Jurídicos manifestaba que había respondido a un escrito presentada por Aranda Pérez, representante de la Cooperativa obrera para construir 25 casas baratas, solicitando nuevamente terreno gratuito del Ayuntamiento, y lo hizo en el sentido de que antes de atender a su petición debía hacerse una relación de los terrenos municipales disponibles, «pasando el asunto a la Comisión correspondiente».

Dilaciones tras dilaciones, el Ayuntamiento nunca cedió terrenos a «La Productora» y la Cooperativa dejó de existir. Además, en 1927 fallecía en Jerez su gran impulsor y presidente durante todos esos años, José Aranda Pérez.

2. Dictadura de Primo de Rivera y la iniciativa de dos capitalistas jerezanos (1924)

Al año de instaurada la Dictadura de Primo de Rivera, se va a aprobar el Real Decreto Ley de 10 de octubre de 1924, considerado como la Tercera Ley de Casas Baratas, elaborado casi íntegramente por el entonces ministro de Trabajo, Eduardo Aunós Pérez. Entre los puntos de este Real Decreto se encontraba la obligación de los Ayuntamientos de ceder terrenos para construir grupos de Casas Baratas, alentando que ellos mismos construyeran, y ampliaban sus atribuciones para efectuar expropiaciones forzosas en caso de necesidad. Los Ayuntamientos podían y debían promover y construir viviendas de motu propio siempre que fueran capitales de provincia o poblaciones de más de 30.000 habitantes, como era el caso de Jerez de la Frontera 2.

En este Real Decreto se establecía toda una escala de viviendas subsidiadas y protegidas, que iban desde la «Casas ultrabaratas o Populares», construidas por los Ayuntamientos con la ayuda del Estado, las «Casas baratas», las «Casas económicas» pensadas para las clases medias, las «Casas para funcionarios» (solo en Madrid y Barcelona) y las «Casas para militares». Además, y esto es importante, la Dictadura quiso convertir a las Cooperativas de Casas baratas en el verdadero motor constructivo, reservando para ellas la cuarta parte de las ayudas económicas del Gobierno, sin olvidar a las clases medias, funcionarios y militares, legislando para estos colectivos en sucesivos Reales Decretos Leyes en los siguientes años.

En estos primeros meses de la Dictadura de Primo de Rivera, además de los intentos infructuosos de la Cooperativa «La Constructora» ya comentados, la prensa jerezana de julio de 1924 va a informar de dos proyectos de construcción de casas baratas, esta vez presentados por dos capitalistas locales. El primero fue el de Francisco Fontán Franco (Jerez, 1863-Jerez, 1934), rico vinatero de Jerez de la Frontera, que proyectó la construcción de un grupo de 18 casas baratas en el extenso solar de la calle Santo Domingo esquina a la de Nuño de Cañas (donde hoy está la finca en la que se asienta el Hotel «Soho Boutique Jerez»). Según la nota periodística, las casas serían independientes, con tres habitaciones, cocina, comedor, retrete y un pequeño trozo de tierra para jardín y lavadero3.

Tres días después, el mismo reportero daba la noticia de otro capitalista jerezano que proyectaba la construcción de 12 viviendas baratas: esta vez era Mateo Vergara Quesada (Jerez, 1871-Jerez, 1954), copropietario de las fábricas de Hielo y de Lápices, y el lugar elegido sería la «Huerta Pintada», en terrenos de su propiedad donde se encontraban dichas fábricas, dando seis viviendas a la calle Cartuja y otras seis a la antigua calle Colón, próxima a la actual estación de ferrocarril. Y preguntaba el periodista, ¿quién será el propietario que antes edificará la primera casa barata de Jerez y que recibirá de premio las 500 pesetas que ha consignado el Ayuntamiento en sus Presupuestos?

Ninguno de estos dos proyectos llegó a iniciarse, aún no se edificó la primera «casa barata» de Jerez,y no hubo premio que valga.

3. Primera iniciativa del Ayuntamiento de Jerez: Arturo Coco

A pesar de las leyes de Casas Baratas, el cuello de botella para comenzar su construcción estaba en la falta de presupuesto estatal y municipal para la construcción de esos grupos de casas, y en la incapacidad de los municipios de ceder terrenos con ese fin a las Cooperativas obreras.

Así ocurría con el Ayuntamiento de Jerez que seguía alegando que no tenía terrenos propios para ceder a quien quisiera construir y es sintomático lo ocurrido el 16 de septiembre de 1927, donde en la Sesión de la Comisión Permanente presidida por el alcalde Federico Ysasi Dávila, al que el rey Alfonso XIII le había otorgado el título de Vizconde el año anterior, se leyó un escrito de los presidentes de las Sociedades obreras jerezanas relativo a la construcción de casas baratas y saneamiento de viviendas, y entre las peticiones obreras sobresalía una: que el Ayuntamiento construyera casas baratas o que cediera solares para poder edificar. El alcalde contestó que este asunto pasaría a la Comisión de Hacienda, y el concejal de turno y empresario tonelero José Aparicio Vázquez agregó que el Ayuntamiento estaba dispuesto a dar todas las facilidades oportunas pero que las Sociedades obreras debían constituir sus propias Cooperativas de casas baratas «como en Sevilla», «donde van a edificar un importante grupo de casas». Es decir, el Ayuntamiento se quitaba esa responsabilidad de encima y se la pasaba a las sociedades obreras.

En junio de 1928 el general Primo de Rivera publicaba una Carta-programa de su partido, la Unión Patriótica, donde incluía entre sus puntos el «Fomento, por medio del cooperativismo y del ahorro, de la multiplicación de la Casas baratas y económicas». Quizás fuera este punto programático de la Dictadura el que estuvo detrás de la siguiente iniciativa.

El 27 de septiembre de 1928, el recién nombrado concejal del Ayuntamiento de Jerez, regido aún por Ysasi Dávila, llamado Arturo Coco Rodríguez (Valladolid, 1880; comandante de caballería del Regimiento de Lanceros de Villaviciosa, de guarnición en Jerez, y pronto destinado al Depósito de Recría y Doma), presentó un extenso escrito donde relataba la grave situación por la que atravesaba la vivienda obrera en Jerez y solicitando al Ayuntamiento que emprendiera con urgencia la construcción de casas baratas. Para ello se nombró una Comisión municipal, presidida por él mismo. En El Guadalete del 3 de octubre se publicaba el escrito de Coco en su totalidad. En la sesión del 5 de octubre se leyó en el pleno del Ayuntamiento un expuesto de Arturo Coco, como presidente de la Comisión, señalando los posibles terrenos que debían destinarse a la construcción de casas baratas: finales de las calles Marqués de Cádiz y Taxdirt, en la antigua pista de obstáculos del Cuartel de Caballería; los situados a finales de las calles Lechugas y Marqués de Cádiz; un terreno situado en la esquina de las calles Santo Domingo y Nuño de Cañas; y un solar situado entre el Hospital provincial y los jardines del Retiro.

A principios del mes de noviembre de 1928 se constituyó un nuevo Ayuntamiento siendo ahora alcalde Enrique Rivero Pastor, y Arturo Coco, de nuevo nombrado concejal, leyó el día 20 su anterior escrito sobre el proyecto de construcción de casas baratas, pero, a pesar de ser felicitado por su trabajo, no se aprobó, siendo trasladado a la Comisión de Hacienda e Índole social para su estudio. Era la burocracia, y como tal allí se perdió entre papeles y nunca más se supo de ese proyecto.

4. Francisco Díez y la segunda cooperativa jerezana

En el Archivo del Ministerio de Fomento se encuentra el expediente de casas baratas de Francisco Díez, de Jerez de la Frontera. Es uno de los tres que existen junto al del Ayuntamiento de Germá Alsina y el de los Empleados municipales y Dependientes de Comercio que a continuación comentaremos. En El Guadalete del 5 de agosto de 1928 se publicaba una carta al Director sobre la desesperada situación de la viviendas humildes en Jerez, y especialmente la de las casas de vecinos, donde muchas familias de varios miembros vivían en una sola habitación o a lo sumo dos, y pedía que se pusiera remedio a esa indignidad cuanto antes. Acto seguido el vecino escribía: «Porque salvo la honrísima excepción de un filántropo jerezano, el ilustre y siempre magnánimo D. Francisco Díez, que tiene en vías de ejecución el construir una barriada para clases modestas, no podemos elogiar otro rasgo o iniciativa semejante». La carta se refería al rico propietario Francisco Díez y Pérez de Muñoz, uno de los fundadores de la Asociación Jerezana de Caridad y conocido impulsor de los ferrocarriles de Jerez, especialmente de la línea Jerez-Almargen, junto a Amalio Sáiz de Bustamante. No existe en la prensa ninguna mención más a este proyecto de casas baratas, que tampoco llegó a materializarse.

En paralelo, los empleados municipales de Jerez, teniendo como ejemplo a los de Sevilla, comenzaron a proyectar constituirse en Sociedad Cooperativa para construir una barriada de casas baratas para sus afiliados. El 8 de diciembre de 1928 se publicaba en la prensa jerezana El Guadalete que el Gobernador civil había aprobado el Reglamento de dicha Cooperativa de Casas baratas de empleados municipales y dependientes de Comercio de Jerez. La composición de la Junta directiva se publicaba el día 11, presidida por el oficial letrado Modesto Marín Ruíz y como Secretario salió elegido el empleado municipal, ateneísta y colaborador de El Guadalete, Fernando Barrera Saborido. Esta Cooperativa quedó aletargada, no consiguió terrenos ni presentó proyecto alguno en el Ministerio de Fomento y solo en el verano de 1936 se reactivó. Eso se desprende de la nota aparecida en el diario jerezano Ayer del 18 de julio de 1936, donde dicha Cooperativa de empleados municipales y dependientes de Comercio de Jerez (Casas Baratas), en boca de su nuevo presidente José Orge Vergel, dependiente de escritorio, manifestaba que esa Cooperativa funcionaba legalmente pues sus Estatutos fueron aprobados el 1º de julio de 1936, contando en ese momento con 92 socios; que habían estado buscando infructuosamente estos pasados años una parcela de terreno para construir una casa para cada asociado, y que, por fin, al conocer de la nueva estación de ferrocarril que se iba a construir, y que el Ayuntamiento dispondría de los terrenos de la antigua estación de «pequeña velocidad» próximos a la fábrica de botellas, en ese mismo momento le pidió al Ayuntamiento que le cediera esos terrenos para construir sus 92 casas a lo largo de una nueva avenida que se llamaría Amalio Sáiz de Bustamante, «en honor del jerezano que tanto luchó por el ferrocarril Jerez-Almargen». El Ayuntamiento vio con agrado esa propuesta, pero quedaba a la espera de que realmente tomara posesión efectiva de esos terrenos ferroviarios. Finalmente, tras el golpe militar del día siguiente, esta Sociedad Cooperativa dejó de existir y nunca se pudo realizar su proyecto obra del arquitecto Juan L. Romero Aranda, que se había enviado al Ministerio de Fomento para su aprobación, ni existió la «amplia avenida» en honor de don Amalio.

5. Aparece por primera vez la Huerta de Terry para construir casas baratas (1929)

En los meses finales del año 1929 el Ayuntamiento del alcalde Enrique Rivero Pastor estuvo buscando terrenos para construir una barriada de casas baratas, y finalmente, en El Guadalete del 27 de diciembre de 1929 se publicaba que el alcalde y el arquitecto municipal habían examinado para edificar dicha barriada los terrenos del Recreo o Huerta de Terry.

En el siguiente pleno se ratificó el acuerdo de adquirir los terrenos del Recreo de Terry para la construcción de casas baratas, y el alcalde Rivero anunció en el del 14 de febrero de 1930, ya terminada la Dictadura de Primo de Rivera, que ya había firmado las escrituras de adquisición del Recreo de Terry por un valor de 120.000 pesetas, y que el proyecto de construcción de casas baratas estaba en borrador, aunque no le daría tiempo de presentarlo a este Ayuntamiento pues su mandato estaba a punto de agotarse y, según sus palabras, sería el siguiente el que tendría que acometerlo.

Pero el nuevo alcalde, Santiago Lozano Carralón, el primero del gobierno del general Dámaso Berenguer o «Dictablanda», no continuó la labor de Rivero y la editorial de El Guadalete del 9 de mayo de 1930 reflejaba el verdadero estado de opinión de los jerezanos, asemejando el proyecto de construir casas baratas en Jerez al «cuento de las monteras» de Sancho, es decir, que de la ilusión a la práctica había un trecho...

Todo ello quizás pueda explicarse porque en el verano de 1929 comenzó a manifestarse la gran debacle con la Real Orden del 31 de julio de 1929 en la que quedaba en suspenso toda la tramitación inherente a las Casas Baratas por falta de fondos, y solo se reanudaría con ciertas condiciones el 28 de enero de 1931, poco antes de la Segunda República tras la creación del Instituto de Pequeña Propiedad para la construcción de casas baratas.

6. La Segunda República y las casas baratas en Jerez. Concejal José Terrero Sánchez

El 14 de abril de 1931 llegó la Segunda República, y bajo la presidencia del alcalde republicano, Manuel Moreno Mendoza, comenzó una nueva etapa en la intención de construir casas baratas en Jerez de la Frontera. Fue a iniciativa del republicano radical, vicepresidente de la nueva Diputación Provincial de Cádiz y segundo teniente de alcalde José Terrero Sánchez (Huelva, 1896-1961), catedrático de Geografía e Historia en el Instituto de Jerez desde el curso 1927-1928, que en el pleno de 15 de mayo de 1931 anunciaba como Presidente de la Comisión de beneficencia, un Proyecto de construcción de casas baratas que iba a presentar en la siguiente sesión. Pero en la sesión municipal del día 22 no dio tiempo a su lectura. Y tampoco en la del día 29 porque un error hizo que no figurara en el Orden del día. Por eso, al terminar el Pleno, Terrero no esperó más y reunió a varios de los concejales para informarles de su ilusionante Proyecto.

Según el reportero de El Guadalete de seudónimo «Galete», Terrero le enseñó los planos ejecutados por el arquitecto municipal Rafael Esteve Fernández-Caballero y donde se podía ver que el proyecto incluía siete calles con 252 casas, «que se pretende construir en la Huerta de Terry, en los terrenos propiedad del Ayuntamiento, y aseguraba que «las casas son una preciosidad y constan de una planta baja con comedor, tres dormitorios, cocina, cuarto de baño y jardín o corral». El proyecto dibujado por el Sr. Esteve «era una verdadera preciosidad», según manifestaron cuantos allí presentes examinaron los planos4.

Sin embargo, este proyecto que debía ser personalista y no avalado por su Partido, quedó también en el olvido. La frenética situación política fue quizás la responsable. El 28 de junio de 1931 se celebraban unas Elecciones generales que debían ser Constituyentes, y José Terrero fue nombrado por Diego Martínez Barrios -líder en Andalucía del Partido Republicano Radical- como miembro de la Comisión Organizadora del Partido en Huelva, y candidato a diputado a Cortes por su ciudad natal. José Terrero fue elegido Diputado y además el 28 de julio de 1931 fue nombrado vocal de la Comisión Permanente de Instrucción Pública en las Cortes, viviendo en Madrid la mayor parte del tiempo, y su vida desde entonces se desligó por completo de Jerez de la Frontera. En la elecciones de noviembre de 1933 no salió reelegido, pero a los pocos meses, en abril de 1934 fue nombrado Gobernador civil de Valencia, cargo que ocupó hasta agosto de 1935, fecha en que volvió a la docencia al ser nombrado Catedrático de Geografía e Historia del Instituto Calderón de la Barca de Madrid.

El resultado final: esta barriada de casas baratas para obreros nunca se construyó. Más adelante, en parte de esos terrenos adquiridos por el Ayuntamiento para casas baratas, se construirá un grupo escolar con tres escuelas, que se inauguraba el 11 de febrero de 1932 como Colegio «Blasco Ibáñez» en la calle Clavel, y también comenzó la edificación de un Refugio de mendigos o de pobres, que aún se estaba construyendo en enero de 1936. Por último, también se proyectó un pequeño grupo de casas en el pequeño terreno vendido por el Ayuntamiento a la Asociación Jerezana de Caridad, como enseguida veremos.

7. El proyecto del alcalde republicano Francisco Germá Alsina 

Después de salir elegido diputado a Cortes José Terrero en junio de 1931, y hasta el 29 de diciembre de 1932, no se volvió a saber nada más de las Casas Baratas jerezanas. Ese día, el nuevo alcalde de la minoría radical desde diciembre del año anterior por dimisión de Manuel Moreno Mendoza, era Francisco Germá Alsina (Tarragona, 1887-Huelva, 1981), ingeniero industrial que llegó a Jerez en 1918 como representante de los productos químicos y maquinaria vitivinícola de la «Sociedad Enológica del Panedés». Pronto se convirtió en presidente de la Sección de Ciencias Exactas y Físico Químicas del Ateneo jerezano, en vicedirector de la Escuela de Comercio y en Profesor auxiliar de Ciencias del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Jerez, siendo elegido en las elecciones municipales de abril de 1931 concejal de Jerez por la candidatura gremial de derechas por pertenecer a la Cámara de Comercio e Industria, pero sin militancia política conocida en aquel momento. El domingo 26 de julio de 1931, 8 concejales de la Candidatura gremialista, declararon su intención de pasarse a la minoría republicana, y uno de ellos fue Germá Alsina, que al poco tiempo se convirtió en el presidente del Consejo local de la «Acción Republicana» de Azaña.

Pues bien, el alcalde republicano Germá Alsina, en unión del arquitecto municipal Rafael Esteve, el 29 de diciembre de 1932 realizaron una visita a los terrenos de la Huerta de Terry, propiedad del Ayuntamiento, para que el arquitecto realizase una antepresupuesto con el fin de iniciar la construcción de una barriada de casas baratas contando con la consignación de 100.000 pesetas establecida en el presupuesto municipal para 1933. Como le diría el alcalde a un reportero de El Guadalete, la barriada no sería de «casas baratas», sino de «casas económicas», según lo definía la Ley.

Parece que ahora el proyecto iba en serio, y el 10 de febrero de 1933 el alcalde Germá Alsina viajó a Sevilla en unión del subdelegado en Jerez de la Caja Colaboradora de Ahorros de Andalucía Occidental Andrés Fereán López, para entrevistarse con el director de dicha Caja Colaboradora del Instituto Nacional de Previsión para iniciar el trámite del préstamo de fondos para comenzar la construcción de la barriada de casas baratas. Además visitó la barriada de casas baratas construidas en Sevilla con fondos aportados por dicha entidad para poder aplicar en Jerez aspectos de esa fructífera experiencia.

El 24 de marzo, el propio alcalde leía un escrito suyo en el Pleno municipal sobre la barriada de «casas económicas» en los terrenos municipales de la Huerta de Terry, y el 25 de marzo el alcalde detallaba que el proyecto costaría unos dos millones de pesetas, consistiendo en 180 casas de un piso, 8 de dos pisos, alamedas, patio escolar, escuelas, gimnasio, campo de deportes, piscina y otras dependencias, y estimaba que dicha cantidad podría pagarse en doce años concertando un empréstito con el Instituto Nacional de Previsión. El pleno acordó que comenzaran las gestiones para conseguir dicho préstamo. Este proyecto del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera se envió al Ministerio de Fomento, y ahí se quedó, en el limbo burocrático de los bancos de créditos y despachos ministeriales. Nada se avanzó sobre dicho proyecto porque el 8 de abril de 1933 se asistió a otro cambio de ayuntamiento, por dimisión irrevocable de Germá Alsina al no sentirse apoyado por el Consistorio, presidiéndolo en su lugar el primer teniente de alcalde Juan Narváez Ortega, vicepresidente del Comité local del Centro Instructivo Obrero republicano, y concejal por la Candidatura Republicano-Socialista en abril de 1931.

El 26 de abril de 1933, Germán Alsina, ya ex-alcalde de Jerez, pronunciaba en el local de Acción Republicana una conferencia sobre su gestión municipal, y allí se refirió al «Proyecto de Barriada de Casas económicas en la Huerta de Terry»5, que él había presentado al Ayuntamiento y había sido aprobado por éste. Decía que el presupuesto ascendía a 2.500.000 de pesetas en números redondos, y en la Memoria del proyecto demostraba su viabilidad económica, «fundada en las conversaciones mantenidas con los directores del Instituto Nacional de Previsión y Caja Colaboradora de Andalucía Occidental, cuyas entidades concederían un préstamo inicial de 1.000.000 de pesetas y luego otro de 1.500.000 con garantía hipotecaria de lo construido y el valor del terreno». Francisco Germá afirmaba que la carga para el Municipio no sería elevada y que «las casas podrían cederse en alquiler-venta por una cantidad mensual de 54 pesetas, pagadas durante 30 años, al cabo de los cuales la vivienda quedaría en propiedad del beneficiario y resarcido el Ayuntamiento de las cantidades pagadas».

Francisco Germá terminaba este apartado de su conferencia confiando en que el nuevo Ayuntamiento no abandonara este Proyecto, como así ocurrió, y denunciando que la prensa jerezana le había hecho al Proyecto «el vacío más absoluto».

El 13 de agosto de 1933, siendo alcalde Narváez Ortega, al tratar el pleno municipal de la construcción de una piscina y que un buen sitio podría ser la Huerta de Terry, el concejal Germá intervino para recordar que existía un proyecto de construcción de casas baratas en la Huerta de Terry que, entre otras dependencias, incluía la construcción de una piscina, y que había que tenerlo en cuenta, finalizando: «Aunque el proyecto está ahora abandonado, algún día puede resucitar».

En el Pleno del 20 de enero de 1934, el concejal Germá Alsina preguntaba si se había avanzado en el proyecto de construcción de casas baratas que él había presentado el mes de marzo del año anterior, y el alcalde le contestó que no, pero que si el Pleno así lo acordaba podía comenzarse las gestiones para dicha construcción. No se sometió a votación y el proyecto se quedó en un cajón lo que restaba de Segunda República. En abril de 1934, Germá Alsina se convertía en dirigente local de la nueva Izquierda Republicana de Azaña, y en julio de 1934 el gobernador lo cesaba como concejal al aplicársele la Ley de Incompatibilidades.

Sobre el autor

Manuel Almisas.

Manuel Almisas Albéndiz

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