Originaria de América Central, la chumbera llegó a España hace cinco siglos.
Procedente de América Central, considerada como una especie exótica y foránea, tan ajena a estas latitudes, la chumbera se ha convertido ya, desde hace casi cinco siglos, en un elemento integrante de nuestros paisajes rurales desde hace varios siglos, donde ha llegado a naturalizarse. Se la conoce también como tuna, higuera chumba, nopal, nopalera, higuera de Indias, raqueta, higuera de pala… Muchos nombres para referirse a una misma planta: la humilde y rústica chumbera.
Lejos de ser una especie protegida, se la ha llegado a considerar como especie exótica invasora, si bien –y podríamos decir que afortunadamente- no figura entre los planes de control institucionales para reducir sus poblaciones como sucede con otras plantas. Y es que la chumbera –como pasa también con la pita o ágave- vino para quedarse y ya se ha integrado en la imagen de muchos rincones de la campiña.
Las chumberas son plantas fácilmente identificables por su porte singular y sus característicos tallos, aplanados y de formas ovales, que se ramifican con gran profusión a modo de paletas o raquetas en las que brotan las “hojas”, transformadas en espinas, que no hay que confundir con sus tallos verdes y carnosos. Los bordes de las “palas” que componen sus tallos se cubren de brotes de flores y, posteriormente, de frutos: los característicos higos chumbos que la hacen inconfundible.
Los frutos están protegidos por una piel gruesa provista de pequeñas pero abundantes espinas, que se desprenden con cierta facilidad cuando están maduros. Los recolectores experimentados tratan de coger los frutos de espaldas al viento ya que de lo contrario las espinas pueden acabar en la cara arrastradas por aquel. En su interior, los frutos encierran una baya de pulpa carnosa que guarda abundantes semillas: el higo chumbo.
Como nos recuerda Paz Martín Ferrero en su Diccionario Rural sobre el habla de la provincia de Cádiz, el higo chumbo es conocido, en nuestro entorno con diversos nombres: higo de tuna, chumbo, higo de Jerez (como los venden en Cádiz, al son de una cantinela), higo tuno (en Algar y otros lugares)… El higo chumbo “americano”, es como se denomina en algunos pueblos de la provincia al más común, de color verdoso, mientras que al más grande y rojizo, le conocen en diferentes lugares como higo “moscatel”.
¿Cómo llegaron las tunas, las higueras chumbas o nopales hasta nuestra tierra? Existen diferentes propuestas que justifican su introducción por la facilidad de adaptación de esta planta a terrenos incultos, para el aprovechamiento de sus frutos, para su utilización en vallados naturales… Sin embargo, la más extendida es la que liga su cultivo a la producción de la grana o colorante rojo que se obtenía de un insecto que parasitaba estas plantas: la cochinilla, Dactylopius coccus.
En este empeño de abrirse a nuevas especies con potencial agrícola se embarcó también la Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez de la Frontera. Ya en 1835 Francisco Basurto, su director, da cuenta del ensayo con éxito de los nuevos cultivos de arroz y patata. Pedro Riquelme, en su memoria de 1836 propone el fomento del cultivo de algodón, café y cacao. De la misma manera, en la memoria de 1857 se incluye la lista de expositores que concurrieron a la Exposición Agrícola e Industrial de 1856, promovida por Pedro Carlos Gordon, presidente de la Sociedad y que supuso un escaparate de cuanto se producía y experimentaba en nuestra tierra. Ente los muchos productos agrícolas que se exhiben aparecen, dentro del apartado de plantas exóticas, zumaque (para la obtención de taninos), lino, algodón, yute y nopal, esta última, “con vistas a la extracción de cochinilla, tal como hacía la Sociedad de Cádiz”. Por ahí estaban puestas, al parecer, las miras para la extensión del cultivo de las chumberas.
Para saber más:
- Cabral Chamorro, Antonio (1996): La colonización ilustrada y liberal en Jerez de la Frontera 1750-1850.B.U.C. Colección Premios Manuel Esteve, 1. Ayuntamiento de Jerez.
- Ruiz Lagos, Manuel (1974): Tareas de la Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez de la Frontera (1833-1860). C.E.H.J. Graficas del Exportador. Jerez.
- Martín Ferrero, Paz (1999): El habla de los pueblos de Cádiz. Diccionario Rural. Quorum Libros Editores. Cádiz.
- Oleg Polunin (1982): Guía de campo de las flores de Europa. Ed. Omega. Barcelona