La organización Marea Violeta Jerez volvió a concentrarse en las calles de la ciudad para alertar sobre el alcance de la violencia contra las mujeres. El colectivo aseguró que, ante la violencia que “vivimos en los hogares, en las calles, en los trabajos, en los juzgados y desde los gobiernos, solo cabe una respuesta: ¡Feminismo y resistencia!”, en un mensaje que protagonizó la vigilia convocada en la plaza del Arenal.
Una vigilia marcada por los datos oficiales y las ausencias
Durante el acto, la organización recordó a las 39 mujeres asesinadas en lo que va de 2025 y a las 1.334 víctimas mortales desde 2003, subrayando que se trata de cifras oficiales que no reflejan la totalidad del impacto de la violencia machista. El colectivo afirmó que para muchas mujeres “los datos son incompletos”, insistiendo en la necesidad de visibilizar todas las formas de agresión que permanecen ocultas.
Marea Violeta Jerez destacó que “recordamos a las que ya no están: a las asesinadas, a las silenciadas, a las que el sistema no creyó, a las mujeres gitanas, migradas, menores, a las que fueron juzgadas antes de ser escuchadas por mentiras que sostienen un sistema cisheteropatriarcal, colonial y racista que considera nuestras vidas prescindibles”. También señalaron que el homenaje alcanza a quienes siguen vivas “pero rotas, esperando justicia, empleo o una cita médica”.
El colectivo hizo referencia a “Juana Rivas y a todas las madres protectoras perseguidas por un sistema judicial que ampara a los agresores”, así como a “Daniel y a todas las infancias víctimas de violencia vicaria”. Recordaron igualmente a “Teresa, trabajadora de ayuda a domicilio asesinada en O Porriño, y a todas las mujeres cis y trans que sostienen la vida desde la precariedad y el olvido”. Añadieron que persisten las víctimas “del maltrato institucional que se comete cada día desde los despachos”, reclamando atención ante la externalización, la privatización y los recortes que, aseguraron, “nos están matando”, junto a consignas como “¡Nuestros cuerpos no son archivos perdidos!” o “¡Nuestras vidas no son trámites pendientes!”.
En su manifiesto, también expresaron su solidaridad con “nuestras compañeras en Palestina, Sudán, la República Democrática del Congo y en todos los territorios donde la guerra se ceba con mujeres y niñas”. Denunciaron la situación de las víctimas del “racismo institucional, asesinadas en la frontera sur, maltratadas en los CIEs, deshumanizadas por discursos de odio que convierten la migración en delito”. Aseguraron que continuarán denunciando “todas las violencias machistas”, tanto las que matan “de un golpe” como las que operan “lentamente desde las instituciones”, incluidas las que “precarizan a quienes sostienen los cuidados” o las que se manifiestan como acoso en redes.
El mensaje final del acto insistió en que “el 25 de noviembre no es un ritual: es un grito de memoria y resistencia”, afirmando que “la violencia también viene de los gobiernos que nos abandonan”. Según expresaron, el compromiso del movimiento feminista seguirá siendo mantenerse “unidas, insumisas y combativas”, reforzando la idea de que la respuesta colectiva continúa siendo indispensable.
