La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, ha celebrado como una “muy buena noticia” para la ciudad y todo el Marco de Jerez la decisión de la Junta de Andalucía de impulsar la Indicación Geográfica Protegida (IGP) para los sherry casks. Un paso que, según destacó, supone un reconocimiento clave a un patrimonio material e inmaterial que forma parte inseparable de la identidad, la historia y la tradición jerezana.
Desde el Ayuntamiento subrayan que los sherry casks —las emblemáticas barricas de roble que han contenido vinos del Marco de Jerez— no son simples recipientes. Representan siglos de oficio artesanal, cultura local y legado histórico. Su uso comenzó con la expansión comercial del siglo XIX, cuando empezaron a utilizarse para exportaciones y, posteriormente, se convirtieron en piezas esenciales para la crianza del whisky escocés y otros destilados, dando origen a una tradición internacional que hoy continúa vigente.
García-Pelayo recuerda que estas barricas conectan dos pilares históricos de la ciudad: la tonelería y el envinado. Por ello, protegerlas mediante la figura de IGP no solo pone en valor la singularidad de este trabajo, sino que también garantiza su calidad y autenticidad, blindando la tradición frente a imitaciones y usos que no respeten su origen.
La regidora destaca que otorgar a los sherry casks la Indicación Geográfica Protegida permitirá diferenciar este producto en los mercados, reforzar su prestigio y defender las raíces jerezanas, preservando saberes transmitidos durante generaciones. Además, contribuirá a impulsar el empleo, el turismo de calidad y la visibilidad internacional de las empresas y tonelerías locales.
"Jerez, con su historia, su cultura vinícola y la excelencia de sus artesanos, encuentra en esta medida un instrumento de justicia histórica y reconocimiento", afirmó la alcaldesa.