Con dos décadas a sus espaldas en el mundo de la hostelería feriante, el lebrijano Juan Gómez lidera uno de los servicios de catering más reconocidos de Andalucía. Este 2025 se encarga, por segundo año consecutivo, de la oferta gastronómica en la caseta de lavozdelsur.es (número 95 de la calle Manuel Soto Sordera) durante la Feria de Jerez, una labor que compagina con ferias simultáneas como la de Dos Hermanas, así como con celebraciones privadas propias de la temporada, como bodas y comuniones.
La campaña de ferias, que tradicionalmente va de abril a octubre, ha arrancado este año en mayo debido a una Semana Santa especialmente tardía. Durante medio año, Gómez y su equipo se transforman en un restaurante ambulante que recorre Andalucía de punta a punta. “Es como tener feria durante seis meses”, asegura el empresario, acostumbrado a los calendarios apretados y a jornadas maratonianas.
Temporada de ferias: un trabajo de medio año
Detrás de cada servicio hay una compleja maquinaria que implica tanto infraestructura como personal cualificado, dos elementos clave que no siempre están garantizados. “La hostelería vive una escasez de mano de obra, sobre todo en temporada alta”, explica. Las largas jornadas, el esfuerzo físico y la coincidencia de eventos complican la disponibilidad de equipos formados, lo que obliga a una planificación milimétrica.

La carta que ofrece Gómez en la caseta número 95 del recinto ferial jerezano apuesta por la cocina tradicional, pero con un punto de innovación. “Inventamos, pero manteniendo lo de siempre: tortilla de patata, pescado frito, revueltos, pimientos...”, afirma. A estos clásicos se suman propuestas más elaboradas como calamar de potera, huevos con chanquetes, revueltos con algas, chuletón o mariscos, todos preparados con un “toque especial” que realza la materia prima.
La cocina tradicional, pero innovando
Lebrija, su ciudad natal, es cuna de numerosos caterings que se especializan en eventos y ferias. “Todos competimos por calidad y servicio”, subraya Gómez, cuyo negocio nació precisamente de ese ecosistema hostelero que se ha consolidado como una fuente importante de empleo y riqueza para la localidad sevillana.
Uno de los objetivos constantes del empresario ha sido profesionalizar al máximo tanto la cocina como el servicio. “Cumplimos con todas las normativas, pero también vamos más allá”, afirma, defendiendo que los caterings que trabajan en ferias no pueden compararse con la hostelería fija. “Nosotros tenemos que esforzarnos el doble en todos los aspectos”, dice, consciente de que el cliente espera excelencia sin excusas.
Feria de Jerez, entre la tradición y las ‘nuevas formas’ de vivirla
Con una larga trayectoria en la Feria de Jerez, Gómez lamenta que parte de su esencia se esté perdiendo. “Muchas casetas se convierten en discotecas por la noche, con DJs y copas para ser rentables”, critica. Aunque reconoce que la copa larga es más rentable, prefiere mantener casetas con “buen ambiente y clientela fiel”, lejos de la guerra de precios que protagonizan algunos colegas de profesión.
“La feria ya no es lo mismo. Antes era albero, vino y alegría; ahora es también música y copas pasada la medianoche”. Aun así, considera que la Feria de Jerez sigue siendo rentable. Rechaza entrar en una competencia desleal por hacerse con las casetas más lucrativas: “Algunos regatean al máximo, pero nosotros no participamos en eso. La feria es cultura, es familia, es Jerez”.
Aunque vive la feria desde el esfuerzo diario, Gómez también es un observador atento de su evolución. Para él, Jerez sigue destacando por su elegancia: el paseo de caballos, los jinetes y enganches, los trajes típicos, el ambiente familiar. “Aquí no se viene solo a emborracharse”, defiende. Y concluye con una imagen que considera inalterable: “Ver esos caballos tan bien cuidados, con sus jinetes impecables… eso es lo más bonito y exclusivo que perdura”.



