¿Se imaginan poder acceder en coche al Real de la Feria y aparcar en sus calles? La realidad es que así fue antes de que tomara un nuevo derrotero tanto el parque González Hontoria como la propia Feria del Caballo, que se parecía más a una verbena de segunda que a la gran fiesta de la ciudad.
La imagen que abre esta información, publicada en grupo de Facebook Cosas jerezanas que se han perdido con el tiempo, aportada por Juan Carlos Campoy, es del año 1979. Como se observa, los coches entraban y aparcaban en el interior del recinto sin impedimento alguno, se montaba una portada de dudoso gusto y calidad y tan solo había dos paseos, el de las Palmeras y el Real. El alumbrado, acorde con el conjunto, era el justo y necesario, sin alardes.
1985, el inicio del gran cambio
A todo se unía una laxa normativa de feria en casi todos sus aspectos –basta con recordar las lechugas metidas en un cubo que se vendían enteras con un puñado de sal y vinagre–, la privacidad absoluta de muchas casetas, especialmente las no efímeras, entre otras situaciones que a día de hoy resultan chocantes.
Restaban seis años para que el Ayuntamiento aprobara la profunda remodelación del recinto, que en diferentes fases y salvando no pocos inconvenientes y fuertes polémicas, pasados los años tuvo como consecuencia la imagen actual del Hontoria. Para esa gran reforma, que fue más allá de lo meramente urbanístico para alcanzar un nuevo concepto de la Feria del Caballo, se convocó un concurso para la ordenación del parque y sus alrededores.
Este proyecto contemplaba la construcción del actual palacio de congresos en un terreno en el que Álvaro Domecq ‘inventó’ el espectáculo Así Bailan los Caballos Andaluces. Aquellas obras comenzaron en 1989 y concluyeron en 1991. Las primeras actuaciones, que implicaron una gran polémica, incluyeron finalmente el derribo de todas las construcciones de mampostería, excepto los dos templetes, dado el interés histórico y artístico de los mismos. El rescate de una veintena de estas casetas costó 16 millones de pesetas, espacios que no solo se utilizaban durante la feria, sino también para otras celebraciones a lo largo del año
Dieciséis años de remodelaciones
El proceso de transformación duró diecisiete años, desde 1985 hasta 2002. Durante este período se reordenó y transformó el recinto además de ampliarse tras la elevación del trazado ferroviario, que permitió ubicar los ‘cacharritos’ en una nueva zona y reorganizar el espacio para las casetas, todo bajo la atenta mirada del exalcalde Pedro Pacheco, el auténtico impulsor de lo que hoy es la Feria de Jerez.
La Feria buscó antes una marca propia. El Ayuntamiento en 1955, siendo alcalde Miguel Primero de Rivera, dio un apellido a la gran fiesta de Jerez para destacar la importancia del caballo andaluz en la cultura y economía local.
Nace el parque González Hontoria
Antes, en 1902, la que entonces era una feria del ganado se cambió de ubicación por decisión alcalde Julio González Hontoria, que da nombre al actual parque. El terreno fue adquirido por el Consistorio, que era conocido como Campo de Instrucción. El parque se inauguró el 14 de septiembre del mismo año.
El recinto ferial fue diseñado por el arquitecto municipal Francisco Hernández Rubio con dos ejes principales, la Avenida de las Palmeras y la Calle Real. Ya estaba el icónico templete de hierro. Sin que conste documentalmente, se atribuye al francés Gustave Eiffel. Sin embargo, las investigaciones señalan que fue diseñado por el arquitecto municipal Francisco Hernández Rubio en 1903, coincidiendo con la inauguración del parque.
