Está claro que los tiempos han cambiado y la Feria del Caballo... también.
En lo gastronómico, las casetas se han convertido en restaurantes que ofrecen auténticas delicatessen.
La historia era totalmente diferente hace unas décadas. Por entonces, las familias se llevaban su propia comida (desde las tortillas a los filetes empanados) a la Feria.
Y en las casetas, que eran más bien despachos de vino y bebidas, se reunían para disfrutar de buenos momentos.
El jerezano Antonio García González ha compartido en una redes una imagen de cómo se disfrutaba de la Feria del Caballo en 1962, hace 60 años.
En la imagen, Antonio aparece junto a sus hermanos, su madre Lolita y su padre José García de Quirós, quien fuera maestro de tonelería y capataz de la bodega de Zoilo Ruiz-Mateos en la calle Asta.
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