Los localismos, los piques de campanario y el rechazo entre localidades vecinas suelen funcionar en el peor fútbol, en las versiones más mezquinas de la política partidista y en los momentos más cargantes de las reuniones de amigos.
Más allá sería un absurdo que habla mal del propietario de los prejuicios que sean, en cualquier lugar. La prueba de que esas limitaciones autoimpuestas son un estorbo es que desaparecen cuando la idea es disfrutar.
Cuando de pasarlo bien se trata, las imaginarias fronteras cercanas se diluyen y los muros de papel se caen solos para dejar ver portadas de feria, romerías, carnavales, tradiciones, fiestas de todo tipo y escaleras que dan a las mejores playas.
Los obstáculos incultos apenas son pequeños escalones que subir con curiosidad y ganas. Sobre todo cuando se tienen menos años que este siglo.
Los jóvenes de Cádiz, la única localidad grande o pequeña de Andalucía sin feria, siempre lo supieron. Como no tienen, en estos tiempos de movimiento universal y constante, adoptan otras.
Esas limitaciones pueblerinas están para reírse de ellas. La chavalería de la capital (administrativa, vamos a llevarnos bien) de la provincia siempre fue amante de la Feria de Jerez de forma muy mayoritaria. Entre otras muchas de Andalucía y la provincia pero especialmente de la jerezana.
Es una visita festera ineludible desde los años 90, cuando los movimientos de población para cada celebración empezaron a ser masivos.
35 años después, cuando el traslado para el ocio es una religión de rito semanal en cada lugar de medio mundo, la tendencia sólo puede crecer con nuevos hábitos, ligados a distintas formas de consumo que se suceden.
Ahora pueden ser menos coches, las nuevas generaciones no han heredado la prisa por el carné de conducir, o menos trenes y más llenos. Aparece la fórmula recuperada del autobús concertado.
En todos los casos, el resultado es que los jóvenes gaditanos tienen la Feria del Caballo de Jerez como destino fijo anual, al menos un día con su noche, o una velada con su madrugada.
Más autobús, menos tren
"Es que los trenes de Cercanías no ponen refuerzos, otros años hemos ido en tren pero esta vez hemos preferido autobús. Una cosa o la otra. O me lleva y me recoge mi padre, pero la Feria de Jerez no me la pierdo", afirma Paula ex alumna de Salesianas Cádiz y actual estudiante de Historia en la Universidad.
Los alumnos de Bachillerato (17 y 18 años) de los grandes colegios concertados de los Extramuros de Cádiz (Salesianos, Salesianas, San Felipe Neri...) parecen formar un gran grupo entre estos expedicionarios anuales.
Serían entre un tercio y la mitad del total. El resto ya está en la enseñanza superior, con más de 19 años, en campus de toda la provincia o en Sevilla.
"El autobús cuesta 15 euros, ida y vuelta, incluye una especie de entrada para una caseta, La Espuela, que nos gusta mucho". Cuentan que salen muchos, algunas decenas, especialmente en el primer fin de semana. Algo menos en los días laborables entre el inicio y el cierre.
"No es que haga falta entrada porque ya se sabe que en Jerez te dejan entrar en todas pero es como un acuerdo, con las consumiciones más baratas y sabes que vas a estar rodeado de la gente que conoces, la de Cádiz", asegura Sandra, de 21 años, gaditana que estudia en Sevilla.
"Vamos con una entrada para una caseta, ya se sabe que no hace falta pero es como un acuerdo: consumiciones más baratas y estás con la gente que conoces"
Los organizadores son grupos de hostelería, u hosteleros por libre, con algún interés o contacto en el real del González Hontoria. Ellos son los que pactan el recorrido y el horario. Por supuesto, todo se anuncia por redes sociales.
Lucas S. M. aún es menor de edad, 17 años, y sin embargo acumula dos ferias de experiencia. La de 2025 es la segunda. "Los autobuses están muy bien. Tienen muchas paradas en Cádiz, puedes coger la que te convenga, tienes hora de salida y vuelta fija. Buen rollo".
En esta modalidad que ha conocido, la salida de Cádiz suele estar fijada a las 20 horas. El regreso, según empresas y grupos, el acuerdo al que hayan llegado, entre las 4 y las 5 de la madrugada.
"Con nuestra edad, 17 años, es un botellón y dar una vuelta, ir a los cacharritos. Ya con 19, 20 años, disfrutaremos la Feria como tiene que ser"
Admite que algún numerito ha visto a bordo del vehículo, santificado sea el conductor: "La gente suele comportarse aunque siempre hay algún tonto suelto que se fuma un canuto, alguien que vomita o, el año pasado, dos que se pelearon a piñas y hubo que parar. Pero el 90% de la gente es muy correcta".
Luis, compañero de curso del anterior, con 17 por tanto, admite que quizás no son los mejores años para ir a la Feria del Caballo pero anuncia que insistirá.
"Ahora, con nuestra edad, es un botellón y dar una vuelta, ir a los cacharritos. Bebas más o menos, incluso nada, es parecido a salir un fin de semana normal y al final piensas que igual no merece la pena pero el año que viene será mejor".
Pese a sus dudas, tiene pensado repetir: "Claro, ya con 19, con 20, con nuestro grupo, iremos a casetas a comer algo, a bailar, a estar en la Feria como tiene que ser, no como un botellón de cualquier fin de semana, eso es un rollo".
"Lo suyo es ir con amigas a comer algo, beber algo y bailar, mucho bailar. Te encuentras a medio Cádiz allí. De mi edad, quiero decir"
Los mayores, ya universitarios, parecen conocer mejor los métodos y los códigos de disfrute de una fiesta tan atractiva como la de Jerez.
"Lo suyo es ir con amigas a comer algo, beber algo y bailar, mucho bailar. Al final, te encuentras a medio Cádiz. Bueno, de mi edad, quiero decir", relata Nuria con una sonrisa que delata su apego por la tradición. "Me encanta, es preciosa, es la mejor, la feria que más me gusta", sentencia.
"Varios locales de Cádiz, bares de tapas a los que vamos mucho o sitios de copas, tienen acuerdos con casetas y nos recomiendan ir allí cuando nos bajamos del autobús", añade Marta Fernández, también universitaria de 21 años.
Hablan de locales a los que van en Cádiz de forma regular durante todo el año, los fines de semana, y que ahora tienen "a gente trabajando allí. Mucha gente de la hostelería de Cádiz trabaja en la Feria de Jerez y organizan el autobús o, simplemente, te piden que pases a saludarlos, a ver su caseta".