Casi 200 hermanos forman la nómina de voluntarios para trabajar la caseta en la Feria de Jerez. La Hermandad de las Viñas (número 170) lleva en su ADN que cada mes de mayo llega la semana “más dura del año”, como dice su hermano mayor, Manuel Tristán. Un empeño cuyos beneficios financian gran parte del patrimonio de la cofradía.
Los de La Exaltación lo tienen meridianamente claro, la Feria de Jerez es la principal fuente de ingresos para acometer los proyectos, ahora el del paso de palio. Antes, gracias a la caseta, se remató el paso y toda su imaginería. “Huele a pimientos fritos”, llegó decir un anterior hermano mayor al referirse al impresionante misterio de la cofradía, una metáfora que señala la importancia de la caseta para lograr objetivos como este.
“Cada mes de mayo llega la semana más dura del año”
Pese a los años que han transcurrido, Tristán no deja de reconocer y valorar el compromiso de los hermanos y cómo estos son conscientes de la trascendencia que tiene este trabajo: “Este año tenemos a casi 190 hermanos”, señala. “Los hermanos, lo que trabajan o no, saben que la sede se traslada a la Feria; es otra forma de hacer hermandad”. Desde tres semanas antes de la Semana Santa “estábamos ya preparando la feria, sin ella no salen los proyectos”.
“Hay que estar muy pendiente de todo. No somos profesionales dando un servicio de hostelería. Esto nos obliga a poner más empeño y ciertamente después de tanto tiempo hemos llegado a un nivel más que aceptable”, resume el hermano mayor, quien reconoce que gracias a la Feria de Jerez “la cofradía tiene el misterio, la imaginería, el paso de palio… en definitiva, el 70 por ciento de lo que es el patrimonio de la hermandad”.
La Feria se prepara desde tres semanas antes de la Semana Santa
El éxito que acumula año tras año la caseta de Las Viñas, “es contar con tantos hermanos que dan lo mejor de sí para ofrecerlo a la clientela y a los vecinos de la barriada, que vienen y que cada año son más, lo que nos demuestran la fidelidad de nuestra gente”.
Comer en esta caseta a mesa y mantel es complicado, “hay que tener mucha paciencia”. La cocina es clave, junto al “esfuerzo de hacer que nadie note que no somos profesionales”. Si se hiciera una encuesta de satisfacción, seguramente lo más valorado sería la rapidez en el servicio, “para que eso sea posible tenemos hacer de todo y reconozco que lo más ingrato es recoger las mesas y fregar”
.Entramos en la cocina. Lo primero que nos llama la atención es cómo está equipada. No falta de nada: electrodomésticos profesionales, neveras de aluminio, freidoras de última generación, limpieza… En resumen, como dice el hermano mayor, “invertir en la cocina ha sido una prioridad desde siempre hasta que nos hemos hecho con una infraestructura de primera”. Tanto es así que afirma que las inspecciones incluso le dan la enhorabuena por cómo está montada.
La trabajadera y el Titanic
Del ‘alma’ de la caseta, salen algunos de los platos estrella como la carrillá en salsa o en montaditos. Pero hay dos propuestas sumamente originales y sustanciosas: la primera es la trabajadera, un “flamenquín de tamaño sobrenatural”, con cinco pimientos fritos que simulan la colocación de los costaleros en el palo: dos costeros, dos fiadores y el corriente.
Cinco pimientos fritos simulan la colocación de los costaleros en la trabajadera
El Titanic, nombre que se usa por el tamaño de la bandeja y por los ‘pasajeros’ que contiene, es un mix de tortilla, chocos, adobo, tortilla de camarones y pimientos fritos. “Estos son los pilares de nuestra carta”, asevera Manuel Tristán.
Por ir cerrando este paseo por la casa de Las Viñas en la Feria, el hermano mayor fía los beneficios de este año a rematar el paso de palio “y otros proyectos que presentaremos en breve a los hermanos”. Por lo pronto, en cuanto a previsiones en las cuentas, asegura que la de 2024 “tocamos techo”, pero en lo que va de esta de 2025, “va mejor”.
El gordo Picazo, Ferrer, Reyes, Alex Luna, Esperanza, Ángeles Garrido, Verónica, Gloria, Calleja, Herminio e Inma... son algunos de los que están de turno este día. No hay caras de cansancio o hastío. Al contrario, transmiten la sensación de que están más que a gusto con su gente, pese a lo que les queda por delante.
