La Farmacia Central de Jerez, un museo que rememora 150 años de historia de la botica

El negocio en activo más antiguo de la calle Larga nació en el siglo XIX y fue la primera farmacia en abrir 24 horas en España. Su famosa balanza, "en la que se han pesado casi todos los jerezanos", vino de Estados Unidos

Manuel Carbajo junto a la famosa báscula "que ha pisado casi todo Jerez", en la Farmacia Central de Jerez.

En 1873 abría en plena calle Larga una farmacia con el nombre de su primer propietario Tomás Cafranga y Vega. Se sabe la fecha por los libros de recetario que aún se conservan. Eran tiempos difíciles para España con la pérdida de las colonias, crisis económica y política… en pocas palabras una época que no era la ideal para invertir, por lo que la instalación nació muy en precario.

El edificio donde se ubica fue proyectado en 1908 por el arquitecto jerezano Francisco Hernández-Rubio, en estilo modernista. En 1999 fue reformado adoptando su aspecto actual. Esta emblemática botica, el establecimiento más longevo de la arteria comercial principal de Jerez, está al filo de cumplir siglo y medio con sus puertas abiertas. Una auténtica celebración en estos tiempos de usar y cerrar.

Antes que farmacia, el local fue un negocio de lencería

Posiblemente sea la botica más antigua de Jerez tras el cierre hace años de dos emblemáticos establecimientos situados en calle Caballeros y otra en la misma calle Larga.

Esta farmacia museo, que así se denomina, conserva en una vitrina elementos que delatan cuál era el trabajo de entonces en las boticas: el botamen y el instrumental propio para la elaboración de formulas magistrales, así como recetarios centenarios, una vitrina que se ha ido llenando gracias a la aportación de personas que conservaban instrumentos diversos, fotos, jeringuillas, patilleros, viejas recetas y otros detalles que tenían en sus casas, explica Manuel Carbajo Espejo, doctor en Farmacia y copropietario del establecimiento desde 1987.

Había muchos más elementos que en parte han sido donados al Colegio de Farmacéuticos de Cádiz.

La primitivas estanterías que aun se conservan junto a la instalación más actual de los mostradores.    MANU GARCÍA

Esto es lo tangible. Sin embargo, hay un intangible que también forma parte del conjunto y del espíritu del negocio, contado en viejas fotografías en sepia. En la rebotica, a finales del siglo XIX, se llevaban a cabo tertulias promovidas por su entonces titular. A diario, personajes de la época compartían debates seguramente relacionados con la política.

La Farmacia Central está protegida patrimonialmente. De hecho, tanto la fachada como el interior conservan mucho de la época como las vidrieras de los escaparates, que son originales, cristales tallados en ‘La Veneciana’ en Zaragoza; las estanterías expositoras, que curiosamente fueron realizadas con retales de madera, dada la crisis que atravesaba el país, que se encontraban por la calle y pintadas para darles unidad cromática; el techo de escayola, las columnas interiores de hierro forjado y, como curiosidad, en las puertas de acceso se puede apreciar el tallado de dos escudos, los de Jerez y París. ¿Por qué? Resulta que en ese lugar ante que la farmacia hubo una tienda de lencería con ese nombre ‘París Jerez’.

El famoso peso tiene cien años y está fabricado en Estados Unidos

¿Quién no se ha pesado en la báscula situada en la entrada? José Manuel Carbajo asegura que casi “todo Jerez se ha subido a ese peso”, Pero ojo, si pesa más de 120 kilogramos no lo intente ya que llega hasta ahí, dado que tiene un fallo por la falta de un aceite especial.

Esta báscula es otro icono de la farmacia, una pieza con más de 100 años echa en la casa Scale Company de Ohio (Estados Unidos). “Una vez lo colocamos dentro porque se formaban colas que interrumpían el despacho de medicamentos; sin embargo la demanda de muchos y el hostigamiento en preguntas de dónde estaba el peso, nos llevó a devolverlo al sitio de siempre”, subraya Carbajo.