Emilio Guerrero Lozano siempre tuvo vocación de Policía, aunque oficiosamente se incorporó al cuerpo una Semana Santa de hace décadas, cuando el por entonces alcalde Álvaro Domecq le dio un billete de veinte duros por acompañar la cruz de guía de una hermandad. Ahí nació el cariñoso apelativo de ‘El Guardia’, por el que era realmente conocido en todo Jerez.
Los más mayores lo recordarán dirigiendo el tráfico en la Alameda Cristina, en los alrededores del estadio Domecq los días de partido o a la salida de los niños de los colegios, con mayor o menor fortuna. También cuando ponía multas de a peseta en los parabrisas de los coches mal estacionados, con papelitos que hacía él mismo. Los jóvenes lo recuerdan, sobre todo, acompañando a las cruces de guía de las hermandades en Semana Santa, vestido impecablemente de chaqueta, guantes blancos en las manos y mirando nervioso su reloj, como para hacer ver al nazareno diputado de cruz que se hacía tarde y que la hermandad no iba a cumplir con su horario de paso establecido. Emilio era un gran cofrade, del Nazareno para más señas.
Pero Emilio ya no pondrá más multas. Ni dirigirá el tráfico con su silbato. Ni se calzará esos guantes blancos para acompañar otra cruz de guía o asistir a un besamanos. Emilio ha muerto esta pasada madrugada de agosto y viento de Levante. Tenía 81 años.
Hacía ya tiempo que se conocía su delicado estado de salud. A Emilio ya no se le veía por el centro, en Cristina, en Larga, en Esteve o en La Moderna tomándose su Fanta de naranja. Las últimas semanas santas tampoco habían sido las mismas sin su presencia acompañando a las hermandades. Junto a él, cuidándolo hasta el último momento, como siempre, ha estado su hermana Luisa.
La dedicación, a su manera, que Emilio le dio al cuerpo de la Policía se lo devolvió, en parte, la Asociación Santo Ángel de la Policía Nacional en marzo de 2007, con un cariñoso homenaje. La Unión de Hermandades, por su parte, ya ha trasladado sus condolencias a la familia Gutiérrez Guerrero.
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