El flamenco de Jerez está de luto tras darse a conocer la noticia del fallecimiento de Alfonso Carpio Gallardo 'Mijita', cantaor profundamente vinculado a la tradición jonda de la ciudad y a su manera más auténtica de entender el cante.
Artista respetado dentro y fuera de Jerez por su conocimiento del cante clásico, su familia era la encargada de comunicar a través de las redes sociales a primera hora de la mañana la triste noticia del fallecimiento de un artista que estaba destinado a ser cantaor prácticamente desde el día de su nacimiento.
Hijo de Alfonso Carpio Montoya 'El Berenjeno' y María Gallardo 'La Chalá', desde su llegada al mundo en el Barrio de San Miguel en el año 1951, por su estirpe cantaora corría el torrente jondo Manuel Torre o Juanito Mojama como ancestros, además de ser nieto de Tío Chalao y sobrino nieto de Agujetas o Rubichi.
Una voz reconocible y sincera
Su forma personal de abordar los estilos más arraigados y su fidelidad a una escuela marcada por la transmisión oral, el respeto a los mayores y la vivencia cotidiana del flamenco hicieron su voz, reconocible y sincera, como reflejo de una forma de cantar sin artificios, anclada en la verdad y el compás.
A lo largo de su trayectoria fue habitual presencia en actos donde el flamenco se entiende como patrimonio vivo y no solo como espectáculo. Su figura representaba a una generación de cantaores jerezanos, conocida como de Cuarto de Cabales, sobre la que se ha sostenido el legado flamenco desde la cercanía, el conocimiento profundo y la entrega desinteresada.
Defensor de los estilos más tradicionales y ortodoxos del cante flamenco
Su figura estuvo especialmente ligada al flamenco de raíz, al cante aprendido en el entorno familiar y social, y a la defensa de los estilos tradicionales que han hecho de Jerez una referencia indiscutible en la historia del flamenco. Compañeros, aficionados y entidades culturales han comenzado a expresar públicamente su pesar por una pérdida que deja un vacío difícil de llenar.
La muerte de Alfonso Carpio Gallardo, Mijita, supone la despedida de una voz que formó parte del pulso íntimo del flamenco jerezano, de esos artistas que, lejos de los grandes focos, han sido esenciales para mantener viva la esencia de un arte universal. Su recuerdo quedará ligado para siempre a la memoria sonora y emocional de Jerez.