"Esto es tercermundista"

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Los padres del CEIP Lomopardo piden actuaciones en el centro, al que se le desprendió parte de la cornisa en verano, tiene fuentes destrozadas y se le cae el techo el salón de actos.

“Esto es tercermundista”, dice la madre de un alumno del CEIP Lomopardo. El colegio lleva unos años arrastrando problemas de mantenimiento. El principal, el desprendimiento de una parte de la cornisa lateral. Fue en verano cuando se cayó parte del enfoscado y desde entonces estaba vallada la zona.

La convocatoria de la manifestación de este miércoles ha llevado al Ayuntamiento a mandar a personal municipal para revisar la cornisa. “Han venido hoy para callarnos la boca”, dice una de las madres.

La lista de desperfectos es larga. El techo del salón de actos se cae a pedazos –y encima es de uralita–, a la fuente del patio de Infantil le faltan trozos, las paredes de las clases cuentan con grietas, la pintura de la fachada está desconchada, las clases se mojan cuando llueve y los cuartos de baño tienen lozas rotas y uno, hasta una carretilla.

"La seguridad de nuestros hijos está en vuestras manos", pone en la pancarta que portan los padres y madres concentrados frente al centro. “Queremos estar tranquilos de que no le va a pasar nada a los niños”, dice Antonia Lechuga, presidenta de la AMPA.

“Vengo de Marbella y esto no lo he visto en ningún sitio”, dice otra madre, que se queja de que su hijo no pueda hacer gimnasia cuando llueve. “No tienen dónde”. Su hijo, que está en Primaria, se dio un golpe con una mesa de su aula hace poco y desde entonces tiene una cicatriz en la frente. “Su clase tiene por lo menos tres meses con las esquinas rotas y afiladas”, se queja.

“El salón de actos huele que te mueres”, dice otra madre. “Y en la fuente te puede entrar hasta sífilis”, añade. Y se pregunta: “¿Con los demás desperfectos qué pasa?” Hasta su hija, de nueve años, critica el estado del centro. ¿Qué es lo peor del colegio?, se le pregunta. “Estudiar”, responde inocentemente, aunque luego añade: “Las persianas estén rotas y, también, los cristales de los baños”. “No podemos salir al recreo”, dice la niña, que por pedir, pide hasta columpios. Eso va a estar más complicado.

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